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A GRANDES MALES

BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas.-

Las noticias fluyen de todos los frentes, del centro del país llegan algunas que merecen el calificativo de terribles u otros más subidos de tono que no intentamos usar porque nos censuran por malhablados, de distintas partes del estado de Coahuila llegan otras que son todo lo contrario, y en medio de la avalancha de información, los ciudadanos vamos, no por gusto ciertamente sino a fuerzas, formándonos un criterio de cómo son las cosas en realidad.

El Presupuesto de Egresos de la Federación se aprobó finalmente al gusto del presidente Andrés Manuel López Obrador, la mayoría de MORENA, su partido, más sus satélites políticos en la Cámara de Diputados, hicieron caso omiso a más de mil observaciones que se le habían hecho al paquete de lo que será el gasto gubernamental a partir del primero de enero del año 2021.

Al final de cuentas se modificó no más de un uno por ciento de lo que constituía la propuesta del poder ejecutivo, y eso que entre los grupos afectados por los recortes en la asignación de recursos, hay muchos que se consideraban a sí mismos morenistas, parte del proyecto de nación de la Cuarta Transformación, o parte de los contingentes de personas vulnerables de los cuales el mandatario ha hecho bandera política y popular, pero ni por esa simpatía de aquí para allá, merecieron ninguna reconsideración de allá para acá, el año entrante o se verán con la disponibilidad de recursos sumamente mermada, o en algunos casos, no pocos, totalmente extinta.

Lo han comentado muchos analistas, el actual sexenio privilegia esencialmente dos rubros, el primero el de los calificados como proyectos faraónicos de la administración lopezobradorista, el consabido aeropuerto internacional de Tecámac, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, habiendo tantas, tantísimas opciones mejores para aplicar el dinero en proyectos de desarrollo con márgenes de seguridad de éxito y recuperación de la inversión, no, el presidente se ha empeñado en proyectos riesgosos: el aeropuerto corre el riesgo de no ser declarado seguro por las agencias internacionales de aviación, el tren maya no garantiza ni el movimiento de pasaje ni el movimiento de mercancías como para amortizar el dinero gastado, y bueno, el predio donde están construyendo la refinería parece que es un imán para las inundaciones, sin pecar de pesimistas ni cargarle la mano a un gobierno que es en el fondo bien intencionado, en el peor escenario las tres magnas obras podrían resultar inservibles, ni siquiera mereciendo el mote de elefante blanco, que mínimamente allí está, sino dejadas al abandono.

La otra vertiente de gasto contemplada en el presupuesto de egresos de la federación es el gasto social, becas, pensiones, apoyos, dádivas, que sí, pueden obtener el agradecimiento de la población beneficiada, pero definitivamente no sacan ni a la gente de la pobreza, ni fortalecen la capacidad de desarrollo económico del país, allí se va un mundo de dinero que pudo tener mejor destino, el propiciar que la gente se ganara su dinero a través de su trabajo, en vez de vivir con la mano estirada a ver qué le cae.

Ah y hay una tercera gran área de gasto, la seguridad, o más bien, el incremento presupuestal al ejército y las fuerzas armadas, cayendo en el mismo esquema de gobiernos anteriores: en vez de mejorar las condiciones de vida de la gente para que viva y guste de vivir en paz… aumentan la capacidad de represión del gobierno, para el caso en que el pueblo, harto y hambriento, se levante en una revuelta.

Eso es lo que llega de allá. Acá el clima es radicalmente distinto. En días pasados el gobierno del estado decidió tomar el toro por los cuernos, hablando del caso específico de la reactivación económica de la Región Carbonífera, y ante la falta de interés del gobierno de la República, planteó la creación de un plan de rescate para aquella abandonada zona.

Todavía resuenan las palabras, en los oídos de los periodistas, no de sus subordinados, del presidente López Obrador, cuando ordenó, así al aire, que se hicieran las “obras que se necesitaran” en Nueva Rosita, que sí, el casco urbano del municipio es parte de, pero de ninguna manera es toda la Región Carbonífera, como para pensar, él y todos los coahuilenses, que con que se haga quien sabe qué obra, hidráulica, de pavimentación, de infraestructura, se pueda dar por hecho un cambio de cara de toda el área geográfica y de su población.

Lo que pedía la gente, compra de carbón en cantidad suficiente y de acuerdo a un programa efectivo, eso no lo concedió ni el presidente ni su gobierno. Así que había que entrarle con medidas mucho más amplias y profundas tendientes a la diversificación de la actividad económica, no es función del gobierno estatal, pero ante la irresponsable falta de acción, había que entrarle.

Luego se dio a conocer que la administración estatal iba a entrarle además en otro frente, el de los pueblos mágicos, programa que es a la vez económico en cuanto a la atracción turística y la derrama de dinero hacia esos sitios, pero también de bienestar social, pues, cosas de la vida, a la gente le da gusto vivir en lugares bonitos.

Ni que decir que el programa de pueblos mágicos, una responsabilidad de la administración pública federal, había sido totalmente abandonado por parte del gobierno de López Obrador. Con el cuento de que es una fuente de corrupción en el manejo de recursos públicos, y la soterrada acusación de que era un esquema elitista para favorecer a los poblados que no estaban tan de a tiro feos, la idea gubernamental es dejarlos a su suerte, si se sostienen que sea con sus recursos, y si terminan como el resto de los horribles poblachos que encuentra uno en cualquier estado, pues que así sea, ya vendrán a rogarle a la cuarta transformación que los apoye con algo para sus necesidades primarias, y es que el problema es ese, que el gobierno actual quisiera ver a todos en el mismo plano de fregadez en todos los sentidos del concepto,  para luego magnánimamente, concederle unos mendrugos de pan duro.

Sí, hay diferencias diametrales en el tratamiento de los problemas: para la federación no importa cancelar el fondo minero, el fondo metropolitano, el de desastres naturales, el de seguridad, y otras diez decenas, las necesidades que atendían para ellos son inexistentes. Para el gobierno estatal es al revés: hay que evitar por todos los medios que decaiga la Carbonífera, pero también los pueblos mágicos, es más, que no se caiga nadie.

A la 4T le sobramos todos, en cambio para los coahuilenses no podemos ni queremos permitir que nos falte nadie, así las cosas, al gran mal del abandono, se plantean los remedios a nuestro alcance, ojalá fueran más grandes, pero tenga por seguro que bastarán.

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