BAILE Y COCHINO

Por: Horacio Cárdenas.-
Ah, qué alharaca se ha armado con el anuncio que hizo la directora de la Academia Interamericana de Derechos Humanos de que estaban pensando muy seriamente abrir el programa de licenciatura en derecho, por supuesto, con acentuación en derechos humanos, que es lo que se supone que es lo suyo. Lo que quedó de manifiesto es que la funcionaria de la Academia, con todos los años que tiene cobrando en la nómina de la Universidad Autónoma de Coahuila y antes en la Facultad de Jurisprudencia, conoce poco de la forma en la que funciona el subsector de educación superior, ahora sí que dependiente del sector y sistema educativo nacional, pero tampoco conoce bien a bien la operación de la UAdeC, y ni siquiera de la Facultad a la que llegó a laborar recién desembarcada de Italia.
Tampoco vamos a pensar que sea una idea original de Irene Spigno, que como todo el mundo sabe, hace lo que le ordena quien la importó de Europa, quien la colocó en la Facultad de Jurisprudencia y quien la elevó a la dirección de la AIDH cuando él, Luis Efrén Ríos, fue promovido al puesto de magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Coahuila, en un ejercicio de músculo político del exgobernador Rubén Moreira, su protector a ultranza, para quien fabricó la Academia Interamericana, dándole un carácter, una protección presupuestal y una permanencia legal muy superior a cualquier otra dependencia gubernamental, dentro o fuera de la Universidad Autónoma de Coahuila, a la que solo se le colgó para que le sirviera de parapeto académico, y creándole incómodos problemas internos, sobre todo de dinero.
Total que entre Irene y Luis Efrén hay que ubicar el origen de la gran idea de crear una nueva oferta educativa en la rama del derecho, lo cual no encontraría ninguna objeción, después de todo es de las carreras “de cajón”, cuando alguien quiere abrir una universidad, acude a las seguras, la administración, la contabilidad y el derecho. Lo que mete ruido es que no lo quieran hacer como un negocio particular sobre lo que no habría nada que decir, sino colgarlo del otro negocio particular que ya tienen, la Academia Interamericana, que al estar orgánica y presupuestalmente integrada a la Universidad Autónoma de Coahuila, necesariamente tendría que articularse con la oferta que ya tiene esta institución, y es allí donde saltan chispas, pues no es tan fácil como pedir tres deseos.
No hay que buscarle mucho, el magistrado Ríos sigue ardido, y queriendo sacarse la espina de haber sido literalmente expulsado de la Facultad de Jurisprudencia de la Unidad Saltillo, luego de que se examinara su actuación, sobre todo en el tema financiero, y el consejo directivo determinada que no podía continuar siendo director. Eso no lo ha perdonado, pese a que Rubén Moreira lo cobijó más que a la gran mayoría de sus colaboradores, creándole la AIDH y legitimándola por vía del congreso del estado.
Pues aun con todo lo logrado después, añora “la academia”, dar clases, formar licenciados en derecho, en lo que además es un deseo de venganza de la institución en la que se formó él mismo, de la que fue director, pese a lo cual jamás logró ser aceptado por el panteón de los viejos maestros, que presentándose la ocasión le dieron la puntilla.
Pero todo esto es chisme, la pregunta relevante es ¿hace falta una tercera carrera de derecho en la Universidad Autónoma de Coahuila?, la respuesta tiene muchas aristas. Por principio de cuentas, con y sin autonomía universitaria, la UAdeC responde a criterios de oferta educativa sometidos a consideración y autorizados por la Secretaría de Educación Pública, que es la que entrega los recursos económicos para la apertura de nuevos grupos, la contratación de más maestros, para su funcionamiento pues, dentro del convenio que tiene firmado desde su origen, con el gobierno estatal.
Como que a la SEP no le caería nada bien la propuesta de una tercera carrera de derecho, y menos una que pretendieran competir, habrase visto, con la que tiene una facultad de las fundadoras de la UAdeC, a lo mejor si la hubieran propuesto para la Unidad Norte… ¿pero quien quiere irse a presumir sus títulos y diplomas, su guardarropa, a Monclova, Sabinas o Piedras Negras?
Sobre esto hay otro detalle, desde hace algo así como veinte años, las universidades públicas estatales comenzaron un proceso de racionalización a instancias de la Secretaría de Educación Pública, que veía que estas instituciones se habían salido de control, obedeciendo más a las presiones e intereses de grupos de poder que a la necesidad de formación de profesionales. En el caso de la UAdeC, se hicieron grandes esfuerzos para conciliar a los cuerpos académicos, compaginar la oferta educativa de las distintas facultades, con el gran objetivo de fortalecer la enseñanza y el aprendizaje. Fue cuando se hicieron compatibles los programas de las dos facultades de medicina, los de las cinco o seis facultades de administración y contaduría, y lo que son las cosas, el caso más difícil fue precisamente el de las facultades de Derecho de Torreón y Jurisprudencia de Saltillo, pero en algún feliz momento se llegó a reportar que la oferta educativa era, si no igual, sí equiparable entre las distintas escuelas, útil sobre todo para efectos de movilidad de los alumnos, y para decirle a la SEP que se había cumplido.
En segundo lugar, el argumento ese esgrimido por Irene Spigno que se trata de romper con los esquemas anquilosados de formación de abogados… eso es patear el pesebre, ¿Por qué cuando fue de las favoritas en la facultad y Luis Efrén era director, no le dieron el “giro” de derechos humanos al programa, si tan importante lo consideraban?, ah no, es ahora que la Academia se comienza a quedar sin interesados en sus posgrados, que quieren crear una élite de 50 alumnitos de licenciatura que compitan con los varios cientos de abogados tradicionales que egresan anualmente de Juris, y que se los comerían vivos… ni más ni menos que como los santones se merendaron a Luis Efrén y su camarilla sin decir agua va, y llevándose entre las patas a toda la estructura de poder del sexenio pasado.
En tercer lugar ¿qué le hace pensar a Spigno que lo que hace la Academia Interamericana es lo único que hace la UAdeC en materia de derechos humanos?, eso para cuando viven en una burbuja, alejados del resto de la actividad académica y también administrativa, de la institución de la que solo forman parte nominalmente. La Universidad desde hace ya varios años que se empeñó en un esfuerzo, complejo, difícil, para incorporar los conceptos de derechos humanos, agenda de género y sustentabilidad, no en un solo programa de estudios… sino en todos y cada uno de ellos. Ahora sí que los únicos que no se habían enterado de esta su gran idea, son los que ahora lo exhiben como novedad, mientras que desde hace por lo menos cinco años hay una intención formal de que todo alumno de la UAdeC cuente con ese bagaje cultural, y no solamente a nivel de materia cursada, sino como parte de sus actitudes y sus aptitudes profesionales.
Regresando a la cuestión original, es una lástima que gente externa a la Universidad Autónoma de Coahuila pretenda intervenir en los asuntos internos de la institución, y la llamamos externa, porque fue la comunidad de la Facultad de Jurisprudencia, la que determinó en su momento que Luis Efrén Ríos Vega dejara de ser director de la misma, y obvio ¿cómo se iba a quedar como mero maestrito de la escuela que lo había despreciado de tan fea forma?, aunque la oportunidad se le ofreció. Las escuelas, las facultades, los institutos, los centros de investigación, y los pegotes como la Academia Interamericana de Derechos Humanos no pueden estar al servicio de los odios viscerales de nadie, y menos de quien quiera destruir a la entidad que lo formó.
¿Qué está en juego aquí?, nada debería estarlo porque no es un juego, más bien es una lucha de poder, de quienes lo han tenido siempre y están siendo amenazados por alguien que no quiso aceptar las reglas… que finalmente eso es el derecho ¿no?, apegarse a las reglas.
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