Campañas de Odio

BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

El apellido Moreira es uno de gran tradición, si no en todo el estado de Coahuila, sí en la capital. La familia Moreira es una de las más acendradas en el gremio magisterial por prácticamente cien años, si no es que más, de eso podrán dar cuenta quienes son saltillenses de toda la vida, y quienes no forman parte de ese selecto grupo poblacional, pero pasaron por alguna escuela pública, o sus familiares, o sus conocidos, sabían de los profesores Moreira.

No que fueran particularmente ricos, claro que no, pero tenían una vida social amplia y activa, relacionada con su actividad profesional y el mero gusto de convivir, por ello eran bastante apreciados en distintos círculos sociales saltillenses, que como sabemos, no son que digamos de lo más abiertos del mundo, pero su espacio estaba más que bien ganado.

Luego en la generación actual los hermanos Moreira entraron en política, haciendo talacha desde abajo hasta llegar a donde nadie los hubiera pensado capaces, pero eso no es lo importante. Lo que sí lo es, es que tienen, como cualquier otra persona y cualquier otra familia, el derecho de vivir y convivir con la gente de su generación.

Por eso es por lo que nos parece más que fuera de lugar la actitud asumida por Ricardo Mejía Berdeja, subsecretario de seguridad pública del gobierno federal y aspirante a la gubernatura del estado de Coahuila, de declarar y hasta amenazar con “sacar a los Moreira de Coahuila”, como parte de su oferta política.

En uno de tantos videos que ha circulado Mejía Berdeja por redes sociales, el aspirante se llena la boca para responder a un entrevistador a modo, sin parar a pensar que cada cosa que diga, es objeto de examen, en algún momento se podrán utilizar en denuncias por actos anticipados de campaña, o ser pasados por alto, depende de la estrategia de los otros partidos, pero de que queda para conocer al que pretende regir los destinos de los coahuilenses, allí está.

Mejía Berdeja es abogado, más dedicado a la burocracia y a la grilla, que al derecho y a la litigada, en teoría debería tener perfectamente claro lo que se puede y lo que no se puede, conforme a la ley, y de las cosas que no se pueden, es expulsar a ningún ciudadano de una jurisdicción dada, de la que sea gobernante, por ninguna razón, así de simple, o así de complicado.

Cualquier político puede decir cualquier cosa, es lo que se espera de ellos, lo espera su partido, sus simpatizantes, la población que se divierte con las sandeces que suelen soltar sin ton ni son, sin embargo hay límites, ¿cuáles?, hay muchos, y podríamos decir que cada vez más. Por ejemplo no se puede uno meter ahora con asuntos de misoginia, tampoco los que pretendan atentar ni de pensamiento ni de palabra, contra la equidad de género, contra la libertad de elegir sus preferencias sexuales, creencias, raza, y muchas más, pero una que considerábamos superada, es más, una que ya ni nos cabría en la cabeza que alguien pudiera utilizar para efectos de atraer simpatizantes y eventualmente sufragios, es la de arrogarse el derecho de lanzar una “limpieza” con carácter que ni siquiera es étnico, religioso, del color de la piel, sino centrado en el apellido.

¿A quiénes correría Ricardo Mejía Berdeja?, sin entrar a hacer un recorrido por todos los que portan el apellido, por estricto respeto a la familia, porque no sabemos ni es de nuestra incumbencia, y también para no darle ideas: ¿a Humberto, a Rubén, a Carlos, a Álvaro?

No vamos a negar de que hay gente que no quiere a los Moreira, a alguno de ellos, pero también es cierto que hay gente que es incondicional de ellos, y no por la cosa política o de gobierno, o del gremio magisterial, sino porque tienen la cualidad de no ser fáciles de pasar por alto. Pero ese no es el punto, ni con los Moreira ni con nadie, ningún apellido, ninguna familia de Saltillo, de Coahuila o de cualquier parte de México, lo que sí lo es, es que ninguna persona, con pretensiones de gobernar, puede basar su propuesta política en el odio que tiene, en lo personal, lo político o lo que sea.