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Recesión en puerta

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Por: Héctor Barragán.-

Los sabios de la economía, que así se consideran por lo menos, vaticinan algo terrible, mucho más que la inflación que parecen ignorar de dónde llega y menos aún cómo se contrarresta.

La recesión es cuando el sistema económico se detiene y comienza a moverse hacia atrás, a involucionar, con lo que desempleo, tan pavorosa solamente se recuerda durante la crisis de 1929-33 que afectó negativamente al mundo entero.

Entonces encontraron se los poderosos llenos de dinero y de mercancías que nadie podía comprar. Estos por falta de empleo y de ingresos.

La situación actual es peligrosa, grave, pero con tendencia a lo peor. Comandada por los productores de petróleo, auxiliadas por la guerra y secundadas por los productores en masa de alimentos, son empujados al abismo por el grueso del comercio, que, ante el alza de precios, sube los suyos un tanto más de lo debido. lo razonable, lo estrictamente necesario y justo. Sus ingresos suben, pero su riqueza deja de crecer, porque la avalancha de la inflación los envuelve.

Los consumidores son presa de la tendencia, por la amenaza de aumentos en precios y de que su dinero siga perdiendo poder de compra. Compran un poco de más y los licores se engolosina y siguen acumulando y los empresarios produciendo, acercando la ruina y el caos.

Cuidar un poco el gasto servirá al consumidor para procurar otros seis factores, porque a ninguno se le ocurrirá guardar un dinero que valdrá menos con el curso del tiempo.

Cuidar el gasto debe moderar el mercado y las ofertas de inversionistas y limitará el atesoramiento especulativo de mercancías frente a la creciente elevación de precios y la ilusoria de ganancias.

Evitar la recesión solamente la podrán lograr les grandes productores y grandes distribuidores y almacenistas, respaldados por comercio al menudeo más racional y moderado.

Loable la intención y trabajos presidenciales del Ejecutivo mexicano, el pacto de distribuidores de productos de la canasta básica, pero lamentablemente muy poco tiempo se comportaron como es debido. Quizá porque sus costos también subieron o por tenor, pero bien pronto contribuyeron a nulificar los esfuerzos en contrario para estimular la producción y la riqueza en el país. Se beneficiaron bajo sus acciones, precisamente los encargados de aumentar inversiones y producción, sacando utilidades del alza de precios y no del aumento de mercancías y servicios expandidos.

Aprovechando la pandemia, los despidos y reducción de empleados, los sustituyeron con personal menos remunerado. La ocupación ya aumentó, pero la masa de salarios y sueldos es menor, con lo que solamente su pequeño grupo gana con los aumentos de producción, los pocos que se han producido.

Si el famoso pastel de los economistas se reparte entre más personas, son más las que pueden comer, sin desperdiciar nada y dejando material disponible para que se elabore por lo menos otro pastel.

Bajo este criterio, mejor distribución de los ingresos, es factible dominar cualquier inflación y ni que pensar siquiera en una recesión. Pero dejando el criterio negativo de lado, que no trabaja en que no quiere, que no se puede convidar de la riqueza en manos de unos cuantos para dar a tres porque no son trabajadores, porque se acabaría la riqueza del país. Es falso, pensar en salarios justos que deben traducirse en alta productividad; no sustituir personas por máquinas, porque estas no son consumidores y por tanto agente efectivo de la riqueza por producir (sin que se fortalezca o enriquezca el mercado).

Más sin olvidar que México se la globalizado, es decir, no produce lo que consume, sino que tiene que comprar parte al extranjero, en tanto la mayor parte de su producción no tiene mercado en el país, sino debe colocarse en el extranjero, principalmente en países desarrollados y en reñida competencia con los países niños favorecidos con la industrialización y el desarrollo a lo moderno.

Sabiendo esto, deberán desplegarse grandes esfuerzos, ideas y recursos económicos, para promover la producción de lo que de urgencia requiere en país, específica, entre los de más demanda contra la inflación.

Acelerar a como dé lugar las fuerzas del orden y su eficiencia, para estimular a los pequeños productores y comerciantes, a quienes disuaden de su actividad o les merman su ingresos y posibles beneficios los maleantes.

Agilizar los trámites para autorizar miles de actividades incipientes, aligerándolas de esos trámites y costos para que operen desde ya en beneficio de sus Emprendedores.

Tecnificar con personal adecuado las explotaciones forestales para volver las permanentes y altamente productoras de ingresos y bienes.

Impulsar los trabajos de mantenimiento en distritos de riego, en caminos rurales, para elevar la producción y el rendimiento, así sin tecnificar a lo debido el uso del agua de riego, para obtener siempre que se puede la masa de una cosecha.

Y cien posibilidades más.

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