BAILE Y COCHINO…
Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

Primero andaban desbocados, descocados casi podríamos decir, promocionándose por aquí y por allá, haciéndose los aparecidos en todos los municipios, déjese los municipios, en todas las comunidades donde pudieran reunir a algunas decenas de personas, o aunque fuera solamente una de estas, para llevar su mensaje de esperanza para el estado de Coahuila.
Parte de esa promoción fueron los enojosamente célebres espectaculares donde según fueron, iban a ser, hubieran sido o serían, entrevistados por periodistas de esta o aquella prestigiosa revista de alcances nacionales, especializada en cosas de política, temas de economía o simplemente de actualidad.
Las tales revistas nunca las vimos impresas, y si acaso lo fueron, son de esas que sospechosamente solo tienen una edición al año, cuando mucho dos, pues aquellas con que llevaban en portada la cara de Ricardo Mejía Berdeja, y también hubo unas de Luis Fernando Salazar, si no nos acordamos mal, nunca fueron sustituidas por anuncios de las siguientes ediciones.
Todavía nos acordamos que, antes de que lo prohibiera Jericó, el periódico Zócalo imprimía lonas con las portadas de su edición de Saltillo y la de Calibre 57 chorreando sangre, que ponían en los puestos y en los camellones para invitar a los ciudadanos a comprarlos, y eso todos los días, de lunes a domingo, ¿y nos van a salir con el cuento (¿dónde he oído yo eso?) de que una prominente revista nacional de los más altos vuelos se imprime una vez al año?
El caso es que espectacular pagado ni Dios lo quita, y a los involucrados, más bien a uno solo, le valieron sombrilla los exhortos, las conminaciones, las órdenes del Instituto Electoral de Coahuila, de que retirara su propaganda política, so pena de abrírsele proceso por actos anticipados de campaña y lo que es peor, de gastos excesivos durante la fase previa a la precampaña, cuente o no cuente como tal.
Y bueno, eso fue en la desbocada y descocada primera parte de la temporada electoral que tendrá su culminación el día 4 de junio en las urnas. Pero oficialmente el calendario electoral se inauguró el primer día de enero de este año, con los hechos de todos conocidos: la conformación de dos alianzas ante la autoridad electoral estatal, el lastimoso deschongamiento entre los aspirantes a la nominación de MORENA como candidato a la gubernatura, que condujo a la lamentable escisión de este partido en lo que nunca debió ser y mucho menos verse, que a estas alturas de la vida política del país, sigue México y Coahuila siendo un lugar de caudillismos, donde los que no están conmigo están contra mí, y que no me los encuentre en un callejón oscuro y sin testigos, porque las van a pagar todas juntas.
Total, siguiendo los ordenamientos vigentes, pero no vigentes, pero sí vigentes, dieron inicio las precampañas en aquellos partidos en los que hubiera más de un aspirante. Obvio, la precampaña es previa para la selección de candidato, si no es por esto, carecen de sentido, o al menos esa es la lógica de los que inventaron este sistema un tanto mafufo.
Los partidos con algo más de colmillo, y para no caer en algún señalamiento de que estaban violando la ley haciendo promoción fuera de tiempo, se inventaron uno o dos patiños, para hacer la piña de que hay competencia, y que esta culminará con un proceso interno, del que saldrá el candidato ya oficial, fortalecido por el intercambio de ideas, debates, giras, la enchilada completa, como dicen los norteamericanos que ni enchiladas comen.
Los otros partidos, que ni a dientes de leche llegan dijeron no, yo no voy a hacer precampaña ¿para qué si ya tengo el triunfo en la bolsa y las prerrogativas depositadas en el banco?, locos si las gastan.
Por eso es que a unos aspirantes sí los vemos en precampaña, gastando suela cuando andan a pie, y herradura cuando se trepan al caballo, llanta cuando saludan desde arriba de la troca como si fueran la mamá de El Chapo, haciendo promoción política por todos lados donde les organizan una recepción, y les ponen un templete para que lancen su discurso.
Algunos de quienes andan… no deberían hacerlo, pues andan en cuaco de hacienda, hablamos en concreto de Armando Guadiana Tijerina, quien no solo tiene el nombramiento de defensor de la cuarta transformación en el estado de Coahuila, sino también la designación de candidato único a la gubernatura, de lo cual los antecedentes son más bien obscuros, y quien sabe si emanan o no de la encuesta que dicen que se realizó, pero que fue para lo primero, lo de defensor, no para lo segundo.
Pero bueno, lo último con lo que nos sorprendieron los empresarios de este espectáculo circense en que está convertido el proceso electoral Coahuila 2023, es que no, que no había problema, que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación había validado dejar sin efecto la prohibición para que los candidatos únicos, perdón los precandidatos únicos, hagan campaña, perdón otra vez, precampaña, dizque porque esta autorización que antes no existía y ahora sí, contribuye a garantizar la equidad en la contienda.
¿Qué raro, no le parece?, antes estaba prohibido porque no había otro competidor, y ahora que sigue sin haberlo, resulta que sirve para los altos fines de la democracia, el mismo hecho con dos interpretaciones.
Pero lo que llama la atención es que ¿cuándo emitió la sentencia el Tribunal electoral estatal?, ni sabemos, pero ya el federal ya estuvo de acuerdo con ello, y para adelante. Si lo que parecería es que estaban esperando que les cayera en las manos para resolver de inmediato.
Pero ahora lo de veras extraño, ya que cuentan con la autorización para lanzarse como tigre hambriento sobre un rebaño de indefensas, pero suculentamente gordas ovejas, no, se lo toman con una calma que hasta parece sospechosa, incluso da cuerpo a la hablada que lanzó Armando Guadiana hace pocos días, que Ricardo Mejía estaba a punto de abandonar una contienda que todavía ni siquiera empieza.
Lo más sospechoso es que, durante todo el tiempo previo, Mejía Berdeja obvió las leyes y ordenamientos electorales como si no existieran, claro estaba cobijado por un puesto como pocos en la administración federal, cosa que ahora no tiene, pero por lo mismo era para que se agarrara al proverbial clavo ardiente de la candidatura que negoció con el Partido del Trabajo, arriesgándose ambos a incurrir en la ira presidencial.
Ahora que ya no hay la prohibición, tampoco habría la necesidad de seguir usando el palero que armaron para una precampaña en la persona de Juan Pablo Rodríguez, personaje mucho más presente en la grilla local y estatal, y con mayor presencia en la escena de la izquierda militante y actuante. Nada más faltaría que por su propia inercia, Juan Pablo le gane a Mejía, quien por estos días anda presumiendo de tigre, pero andando con pesadísimos pies de plomo, vaya usted saber debido a qué.
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