ESPEJO CÓNCAVO
Por: Roberto Adrián Morales.-

El Presidente Andrés Manuel López Obrador festejó hoy, ante miles y miles de acarreados que apenas alcanzaron a llenar El Zócalo de la Ciudad de México, el quinto aniversario de su triunfo en la elección presidencial de 2018.
Son cinco años de un gobierno plagado de errores, de confrontaciones, de violencia y crímenes ocasionados por la política de abrazos no balazos por un lado y de equivocaciones mortales en las medidas de salud.
Sin embargo, en el llamado “AMLOFest” la nueva secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde y la gobernadora electa del Estado de México Delfina Gómez vieron otro país, no el que a diario se vive en todos los rincones del país. No el del medio millón de muertos de Gatell, no el de los 160 mil hombres y mujeres acribillados por las balas de los cárteles, no el de miles de personas que fallecen porque no hay medicamentos en clínicas y hospitales. No. Solo vieron un gobierno “bondadoso”, que antepone las dádivas a los pobres sobre cualquier cosa.
Ahí, desde el templete colocado en la plancha del Zócalo, rodeado de sus corcholatas, de gobernadores afines y sus diputados y senadores incondicionales, un sonriente López Obrador habló a la multitud: “Amigas, amigos; compañeras, compañeros; hermanas, hermanos (…) hoy, con fundada alegría celebramos el 5to aniversario del triunfo de la elección presidencial del 2018”.
Cual si fuera una más de sus mañaneras, el Presidente pareció desconocer la realidad del país en todos los ámbitos para hablar del México de sus sueños: “Es un orgullo, poder decir a los cuatro vientos que nuestro movimiento está más fuerte que nunca, que existe una amplia mayoría apoyando a la cuarta transformación de la vida pública de México”.
Y luego habló de un pacto entre el pueblo y su gobierno que funcionó y se ha sellado bajo el principio de entender y respetar a todos. (frase que muchos trataron de comprender).
Más temprano, incluso desde ayer por la tarde noche, empezaron a llegar cientos de autobuses de transporte de pasajeros, muchos como cuota de los gobernadores de Morena, otros pagados desde las delegaciones del Bienestar en el país y otros más por el propio partido Morena. Fueron miles y miles de acarreados que llegaron a la Ciudad de México con el único convencimiento de que gritarían Es un honor estar con Obrador”, a cambio de la transportación de sus lugares de origen para conocer la Ciudad de los Palacios y mil pesos que les fueron entregados al terminar el auto festejo presidencial.
En el Zócalo, entre falsos aplausos López Obrador se dirigió a quienes aún forman parte de su bandera, la misma que utilizará para intentar imponer a una de sus corcholatas como su sucesor: los pobres. “Siempre la ayuda a los pobres y necesitados, es oportuno repetir que este fraterno ideal lo hemos podido convertir en realidad como es notorio. Actualmente llegan de manera directa a 30,000 hogares cuando menos un programa de bienestar o una porción por pequeña que sea del dinero del gobierno federal”.
Recalcó que “se han podido hacer negocios lícitos con ganancias favorables en su mandato, no se ha aumentado el precio del gas y tampoco se ha aumentado el precio de la luz, ni se han incrementado ni creado impuestos y algo que es muy bueno. Hay justicia y se avanza en la erradicación de la injusticia, algo que vamos a lograr todos”.
Ya en el Zócalo vacío, algunos asistentes comentaron las palabras dichas por el jefe de la nación. ¿En verdad es cierto todo lo que dijo? ¿O los mexicanos estamos mirando un país diferente, inundado por ríos de sangre, con una economía que amenaza con enterrar a todos; un sistema de salud en el olvido, sin medicamentos, sin atención médica, con un puñado de cubanos que se dicen doctores y no son mas que activistas de Morena y de la izquierda radical.
En fin, desde esta plaza de piedra se pudieron conocer, todas juntas las mentiras de un presidente que aun goza del apoyo de sus incondicionales que no así del “pueblo bueno y sabio” que se olvidó hoy de abarrotar la plaza y las calles aledañas a la humilde residencia de López Obrador: Palacio Nacional.
Pero ahí, en ese lugar, las corcholatas empezaron a deslindarse del Presidente para buscar por su cuenta, primero la candidatura de Morena, después de tratar de alcanzar un triunfo electoral que, cada día, se ve más distante.
Ya son cinco años de Cuarta Transformación y la puerta del patio trasero de Palacio Nacional ya está abierta.
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