BAILE Y COCHINO…
Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

La nota parecía chascarrillo, la alcaldesa del norteño municipio de Sacramento, Andrea Ovalle, ordenó a la policía municipal procediera a la detención de su hermana, Silvia Ovalle, y a su marido, Antonio Velasco, quienes supuestamente habían sido vistos vendiendo cerveza a menores de edad en un balneario que es de su propiedad, denominado Granja Agrícola Sacramento.
Es raro, claro que es raro, que un político, un gobernante, utilice la fuerza pública en contra de sus familiares, lo normal es lo contrario, que cuando las autoridades, sea la policía, los inspectores de la tesorería, o quien sea que se de cuenta de la violación a este o aquel ordenamiento municipal, de inmediato avisen al alcalde, de quien reciben las instrucciones del caso: no hacer nada, taparlo todo, y poner a sus parientes a resguardo, donde nadie pueda cuestionarlos de lo que estaban haciendo.
En Sacramento no pasó así, y para colmo de la comidilla, tanto Silvia Ovalle como su esposo, Antonio Velasco, ambos fueron en su oportunidad presidentes municipales de aquella población, con lo que el asunto del probable pleito familiar escala al terreno político, independientemente de las violaciones a los bandos de policía y buen gobierno.
Ni siquiera es asunto partidista, que ahora con la polarización impulsada desde la presidencia de la república por Andrés Manuel López Obrador, los pleitos en todos los niveles son el pan de cada día, pero la familia Ovalle está llevando aquel viejo refrán de pueblo chico infierno grande, a terrenos desconocidos, porque donde ya intervino la fuerza pública, y hubo denuncias, y quedaron fichados, y eso pueda afectar su posterior carrera política, por aquello de los antecedentes penales, no son ofensas que se perdonen en uno o dos meses, más bien diríamos que son de las que en nuestro estado llegan a durar generaciones, y terminan con hechos de sangre.

Eso en el bucólico y tranquilo pueblo de Sacramento, que hasta un nombre de origen religioso lleva, todo debería se concordia y paz entre habitantes y políticos, pero nada. Las cosas son peores en otros municipios del estado de Coahuila, allí tiene sin ir más lejos a Múzquiz, donde la alcaldesa Tania “La reina del carbón” Flores, se ha distanciado por momentos del partido que le dio su primera oportunidad, también por momentos del que la hizo alcaldesa, y hasta de su familia, pues su hermano Tony “el rey del carbón”, la andaba jugando con Ricardo Mejía Berdeja mientras este fue candidato a gobernador por el Partido del Trabajo, y todavía después de que este le retirara el registro, llegó a ocupar una diputación plurinominal por este partido, del que ahora hace todo lo posible por demarcarse, no vaya a ser que esto afecte su privilegiado espacio como el principal beneficiario de los contratos de compra de carbón por parte de la Comisión Federal de Electricidad para alimentar, supuestamente, las plantas carboeléctricas de Nava, y decimos supuestamente porque hasta donde se sabe, el mineral de Tony no tiene las características para ser quemado en las plantas de la CFE, así que si lo están quemando, quién sabe qué daño le esté haciendo al sistema.

Total que la familia más querida de la cuarta transformación en el estado de Coahuila, anda del chongo. Tania lo mismo le hace ojitos al gobernador Riquelme y al gobernador electo Manolo cuando era funcionario de la administración estatal y aun candidato, mientras que Tony la anda moviendo por otro lado. Quien sabe si el pleito sea solo apariencia, para mantener el morbo y la atención de la gente del pueblo, o si algo haya detrás, pero esas cosas solo las sabe la propia familia, y como a nadie le gusta andar en boca de todos, seguro los tienen sentenciados.
Pero ya que andamos haciendo un recuento, vale la pena traer a la memoria el caso del asesinato de la que fuera alcaldesa de Juárez, otro pequeño municipio norteño de Coahuila, Gabriela Kobel Lara, por allá en diciembre de 2018. La alcaldesa estaba en funciones, y el móvil del crimen se ventiló que fue el haber querido cobrarle a un empresario los adeudos que tenía con el ayuntamiento, lo que habría provocado que este la secuestrara, la torturara y la matara.
Todavía años antes, en 2011, fue asesinado el presidente municipal de Zaragoza, Saúl Vara Rivera, quien fuera secuestrado luego de haber acudido a un evento oficial en Saltillo, convocado por el gobierno del estado. Total que el cuerpo del alcalde lo fueron a encontrar con un balazo en la cabeza en una brecha en el municipio de Galeana Nuevo León, presumiéndose que fue una ajuste de cuentas del crimen organizado, que lo siguió desde Zaragoza hasta la capital, donde lo levantaron.
De mayor perfil, el asesinato de Fernando Purón Johnston, en junio del 2018, él había sido presidente municipal de Piedras Negras, y la jugaba como candidato del Partido Revolucionario Institucional para diputado federal por el primer distrito electoral, cuando saliendo de un debate, de todos lados, del auditorio de la Universidad Autónoma de Coahuila, fue victimado de un balazo en la cabeza. El caso, pese a la detención de varios supuestos participantes, nunca quedó resuelto del todo.
Mención aparte merece el fallecimiento del alcalde de Piedras Negras, José Manuel Maldonado, en septiembre de 2015, quien viajaba en una avioneta con el que era secretario de obras públicas del estado, Horacio del Bosque Dávila y otras tres personas. Las explicaciones que se dieron nunca fueron satisfactorias, ni de que anduvieran checando el nivel de la presa La Fragua, ni de que no se tratara de un incidente relacionado con el crimen organizado.
¿Y qué decir del más folclórico presidente municipal de la actual camada coahuilense, Mario López Gámez, alcalde de Morena en San Juan Sabinas quien, cuando no regala dinero en sus fiestas de cumpleaños hace desfiguros en los rallies y eventos, sin que haya quedado claro, y pareciera que tampoco a nadie le importa demasiado, de dónde sale tanto dinero.
¿A dónde queremos llegar con este breve recuento de los incidentes, escándalos y crímenes de los presidentes municipales de Coahuila?, pues a que allí donde quiera ver uno a sus funcionarios electos como blancas palomitas, como lo mejorcito de la sociedad de sus respectivos municipios y del conjunto de Coahuila, distan demasiado de serlo.
Sin generalizar de que sean gente de cuidado los que aspiran y llegan al poder en ese nivel y en este estado nuestro, sí están expuestos a cosas que el resto de la comunidad no, ya si se pliegan, se suman o se enfrentan, es cosa de cada quien, y por supuesto tiene sus consecuencias, algunas definitivas y otras para su fortuna, no tanto.
En fin, queda por lo que pueda pasar en los casos de Múzquiz, Sacramento, y otros que estén por allí agazapados, nomás esperando para dar el golpe, perdón el salto.
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