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Cuentas claras, amistades…

BAILE Y COCHINO…  

Por Horacio Cárdenas Zardoni.-  

Hace algunos años vimos la película El Luchador, una producción norteamericana de 2008 que llevaba como personaje principal, ya que difícilmente se le podría dar el calificativo de estrella, a Mickey Rourke, en uno de sus mejores papeles, precisamente el de un luchador profesional, dentro del deporte espectáculo, como se vive en los Estados Unidos, solo tangencialmente similar a como se lleva en México.  

La película es por demás reveladora, se muestran muchas de las situaciones que atraviesan aquellos que más por pasión y autocastigo que por lo que obtienen como beneficio económico, de aplauso o satisfacción personal. Lo que más nos llama la atención, y creo que a muchas personas que la vieron y que disfrutan de la lucha libre, es que, pese a la fiereza con la que se gritan, maltratan y golpean en el ring, fuera de él, los luchadores son un gremio a cual más de solidario, incluso llegando a tener amistades firmes, en buena medida sustentado en el hecho de que la vida de uno puede depender y de hecho depende del cuidado que ponga el  contendiente en sus golpes y sus llaves, todo con una apariencia de que se odian, y porque se odian, son capaces de procurarse severos daños.  

En algún momento de la película sale cómo se colocan navajas para herirse y que salga mucha sangre, pero también cómo se curan mutuamente, como viajan juntos para luchar en ciudades distintas a la suya, entre otros detalles de convivencia muy ilustrativos. Nos acordamos de la película, que por demás, le recomendamos ver, porque de más de una manera la política mexicana es más o menos así, pura simulación, que esconde intereses comunes, y formas de ser muy similares.  

Es cierto, a veces vemos escenas como los pleitos desde tribuna de Lilly Téllez y Gerardo Fernández Noroña. Hemos visto como se dan de cachetadas, manotazos, puñetazos, como se dan jalones y empujones, algunos de los cuales no parecen pura actuación, sino violencia, y no violencia política, sino de la de a de veras. Hemos visto cómo diputados han tenido que pedir disculpas públicas por sus expresiones, luego de haber sido reconvenidos por su partido o por su dirigencia, o hasta por los tribunales. Lo hacen como niño regañado, sin realmente sentir nada ni arrepentirse en absoluto, pero son políticos, por extensión actores como los de la lucha libre, y no les cuesta mayor trabajo.  

Afortunadamente hay reporteros de la fuente legislativa, que andando entre las curules han tomado fotografías de supuestos enemigos irreconciliables bromeando, departiendo abrazados, en actitudes que hacen sospechar a sus seguidores que todo lo que dicen no es más que teatro, pues la verdad dolorosa es que los políticos son más parecidos entre ellos que lo que puedan tener de semejanza con los que votan por ellos.  

No es casual entonces que en cualquier momento un político se cambie de partido, que negocie su voto, que se sume a una iniciativa contra la que siempre se había manifestado en contra, y otras actitudes que acá desde la barrera nos parecen deleznables, pero que a ellos les son muy productivas, pues les permiten brincar de un puesto a otro, manteniendo muna secreta y seguramente cuestionable cadena de favores.  

Ahora que están los partidos políticos de oposición en pleno proceso para la selección de quien será su candidato a la presidencia de la república, por más que de momento no se le pueda denominar así por prohibición expresa de la ley electoral vigente, se nos ocurre preguntar ¿cuánto de lo que estamos viendo es verdad y cuánto mentira, cuántas de las sonrisas, abrazos, apapachos que se prodigan no son más que hipocresía, y al revés, cuantos de los exabruptos no son más que puro teatro para demostrar que aparentar que se odian, cuando en el fondo es lo contrario, o no tanto que se quieran o estimen, pero sí que saben que dependen los unos de los otros.  

Luego del conteo de las firmas que cada uno de los aspirantes tuvo que recabar para poder pasar a la siguiente etapa del proceso, hubo algunos que se lo tomaron peor que otros. Está el caso de Miguel Mancera, quien era una de las dos cartas del Partido de la Revolución Democrática para estar dentro del juego de la selección de candidato. El otro era Silvano Aureoles Cornejo, quien hace un par de años en entrevista, dijo que él se veía como el siguiente presidente de México, que para él no había otra opción de vida que esa. Nos pareció exagerado, vistas las posibilidades reales que tenía en ese momento o en este. Muy contentos fueron a la Comisión Evaluadora, y ¿qué creen?, que los echan para atrás, los dejaron fuera sin más explicación, aparentemente, para dejar solamente cuatro, que ya a estas alturas son solo tres.   

¿Qué hicieron Mancera y Albores mal?, debió ser algo gordo, ¿yo que se, insacular muertos, embarazar no urnas sino aplicaciones, hacer carrusel?, nada que no se haya visto antes, aunque quizá alguna marrullería de nuevo cuño, que sin embargo no se les escapó a los evaluadores. Ni que decir que salieron echando chispas y soltando amenazas, Mancera sí las cumplió y para pronto impugnó el proceso que lo había dejado fuera de la competencia. Albores andará tramando algo, tampoco es para que se quede así nomás, nunca ha sido el estilo de los políticos, que se rigen por el principio de no se enoje, vénguese.    

El caso es que al menos lo que se aprecia desde acá, todo el circo de la elección de candidato del Frente Amplio, pese a todo lo que se había dicho de negociaciones para lograr coincidencias e integrar una sola opción política es pura falsedad. Sí, nos juntamos y nos apoyamos, siempre y cuando sea yo el que salga ganador, porque si sale otro… ni loco que me sumo, voy a pelear mi derecho, porque yo desde chiquito, siempre he querido ser presidente.  

Imagínese que gana Xóchitl, o que gana Beatriz, ¿qué hará con todos sus contrincantes de hace poco? En el Frente no son como en la 4T, que el presidente ya repartió el pastel, no solo elige sucesor, sino los coordinadores de las dos cámaras legislativas y hasta los cargos en el gabinete, ahora sí que puros resentidos y enemigos, pero controlados, acá no, acá son enemigos de a de veras. ¿Alguien penará que es sensato mantener a esos alacranes en una canasta debajo de la silla?  

Pero volvemos a lo mismo, no nos extrañaría que fuera solo una estrategia para vender caro su amor de aventurera, y en eso son expertos todos, desde el primero hasta el último que la están jugando. Acá en Coahuila también se dio una coalición, las expectativas están desatadas de qué le va a tocar a los partidos coaligados ¿algo grande, algo justo, algo generoso, algo en función de los votos que aportaron?, ya veremos si quedan conformes con lo que les ofrecen, que ciertamente es mucho más que lo que hubieran conseguido yendo solos.  

De lo que pase en México saldrá la enseñanza de lo que pase con el gabinete de Manolo, y lo que venga después para la elección federal y de alcaldes. No olvidemos que la política, como la lucha libre, es puro show.

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