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Los GROM’S de la discordia

Lo que algunos pesimistas vaticinaron por allá en lo tiempos en los que Jericó Abramo Masso andaba con sus grupos de comando deleitándose como el escuincle que jamás dejó de ser, con juguete nuevo, se ha convertido en la proverbial papa caliente, en el también coloquial en un dolor de cabeza para todos los involucrados en la continuada existencia del ahora denominado Grupo de Reacción Operativa Metropolitana, en un problema del cual todavía no hemos visto la última complicación. Lo malo del caso es que en esta ocasión ni la alcaldía de Saltillo, manejada como fábrica de peltres por Isidro López Villarreal, ni las diversas instancias del gobierno del estado de Coahuila, están tratando con una cuestión a la cual le puedan dar una típica solución política de las que están acostumbrados, lo que traen entre manos es nitroglicerina que puede hacerlos volar a ellos, en lo político, y a buena parte de la ciudad de Saltillo, por los aires.
Lo cierto es que los GROMs se ven cada vez menos por las calles y avenidas de la capital de Coahuila, nada que ver con la presencia que mantenían mañana, tarde y moda durante el trienio pasado, que en vez de los ciento y feria de hombres (o mujeres, es difícil decir porque jamás se les veía sin la capucha, el casco y demás parafernalia) parecía que había varios miles con docenas de vehículos a su disposición. Ahora se ven menos por distintas razones, ninguna de ellas precisamente halagüeña: primero porque son menos, con el recorte de fondos que les aterrizó de entrada Isidro López, no alcanzaba para mantenerlos a todos, segundo porque al ser ya no del puritito Saltillo sino metropolitano, la zona en la que puede y tiene que intervenir es mucho más extensa, sobre todo si contamos las áreas rurales de Ramos Arizpe y Arteaga, además de la propia de Saltillo, la presencia real o sentida de los GROMs se ha diluido a una fracción de lo que era durante la administración pasada, que parecía que se los encontraba uno en cada esquina apuntándole con sus fusiles y recordándonos que vivíamos en un estado de sitio en toda regla. La última razón también es importante, la falta de recursos para pagar sueldos también impactó en la falta de recursos para pagar gasolina, y con los recorridos que ahora hay que hacer, pues prender el motor de esas camionetotas que dan un litro por kilómetro, o un kilómetro por litro, pues está presupuestalmente del cocol.
Cuando nacieron los GROMs, o bueno, lo que luego se convirtió en GROMs, porque recordemos que inicialmente había dos, tres y más grupos con nombres de esos muy machos con los que los policías o sus administradores se sienten más valientes, había dinero para aventar para arriba. Muy al estilo de Felipe Calderón, para corroborar que los extremos se tocan, Jericó Abramo dispuso de una fuerte proporción del presupuesto de la capital para destinarlo a contener el problema de inseguridad que en esos momentos era apabullante, pero como no le alcanzaba con lo que había ni con lo que llegaba del SUBSEMUN, corrió alrededor de doscientos burócratas municipales, y con ese dinero ahorrado, ahora sí, a jugar a policías y delincuentes teniendo como mesa de juegos las calles y avenidas de Saltillo, y como víctimas colaterales, a los habitantes de la aterrorizada capital.
Pero, cosas de la democracia, Jericó no podía ser alcalde por toda la eternidad, había que sucederlo y la linda gente de Saltillo quiso que no fuera del PRI sino del PAN su sucesor. Algo le sabrían al Diablito de las Fuentes, o prefirieron al malo por conocer, el caso es que llegó Isidro, quien como buen millonario, esas cosas de la seguridad le causan urticaria, non que con Fernando de las Fuentes nos hubiera ido mejor, de hecho en eso coincidieron, en decir que lo de la seguridad pública pasaría al Estado, y ellos a lo suyo: baches, agua, alumbrado y cosas así de divertidas.
Pero una cosa es pasar la función, y otra muy diferente pasar el dinero, y es allí donde a Isidro López le dolió harto tener que seguir aportando una respetable cantidad de su presupuesto para que otros se mecieran con él, aunque fuera el gobierno estatal, el que por esas otras cosas de la republicana manera de gobernarnos, tienen más plata para tecolotes los municipios que las entidades federativas, y si bien de entrada había dicho que sí a todo, cada día que pasa le pesa más eso que no puede ver de otra manera que como una intervención de un gobierno, para colmo de otro partido fuchi, en lo que de otra manera sería una cofradía a todo dar.
La última asonada de Isidro López sobre los GROMs no fue poca cosa, es casi comparable con el recortón de recursos que les había dado en meses anteriores, con lo que de plano se dejaban de pagar a un 30% de los policías que componen esa corporación. Si yo pago, ha de haber pensado Isidro, pues debo ser yo el que mande, o en su defecto, poder poner a alguien para que me obedezca. Y sí, de lo que se trató fue de intentar destituir al comandante de los GROMs para luego nombrar a alguien afín… ya no sabemos si policiacamente afín o políticamente afín, o nada más familiarmente afín, y nos quedamos sin saberlo porque le dieron tremenda enfriada a un personaje que no está acostumbrado a esa clase de tratamiento. En efecto, correspondió a Armando Luna Canales, secretario de gobierno, decirle que no, entre las atribuciones del presidente municipal de Saltillo, en el marco del convenio de colaboración, cooperación, doblado de manitas, y lo que sea que incluya el enredo de los GROMs, no está el destituir ni nombrar comandante, y de allí para abajo, tampoco ha de estar el poder ordenar que cuiden esta o aquella casa, con preferencia a esta o aquella colonia, barrio o ejido, ¿o que no los policías de élite están para cuidar a los ciudadanos de élite?
Repetimos, lo del Grupo de Reacción Operativa Metropolitana nació mal. Cierto que se apalancó en que los alcaldes de estos tiempos no quieren ser como los de antes, señores de pistola al cinto que imponían la ley porque eran la ley. Cierto que el gobierno estatal jugó bien sus cartas para hacerse de una fuerza, y sobre todo de los recursos para mantenerla, que no tenía como integrar ni conformar, pero sea por que se trata de cuestiones de mucho dinero, sea que es por celos partidistas, sea porque a pesar de los tiempos que corren, sigue habiendo distancia entre las clases sociales que nos gobiernan, el caso es que lo de los GROMs se ha convertido en un punto de enfrentamiento entre el poder estatal y el municipal.
Pero como tecleábamos líneas arriba, no es un vecino de un ejido o una familia de barriada la que se están llevando entre las patas, es gente armada y demasiado bien armada que pone en riesgo su vida cada día y cada hora para cuidar la integridad física de los ciudadanos, lo que menos quieren y merecen es que los quieran manejar como botín político o peor, como botín presupuestal.
Repetimos, de este asunto no hemos visto el último capítulo, le podemos adelantar que el golpeteo va a subir de tono y que tarde o temprano va a reventar, esperemos solamente que no nos toque ser de las víctimas colaterales a la hora mala en que esto pase.?

La última asonada de Isidro López sobre  los GROMs no fue poca cosa, es casi comparable con el recortón de recursos que  les había dado en meses anteriores
La última asonada de Isidro López sobre
los GROMs no fue poca cosa, es casi comparable con el recortón de recursos que
les había dado en meses anteriores

Baile y Cochino          

 Escribe: Horacio Cárdenas


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