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Sombrero Ajeno

El gobierno de Rubén Moreira se adjudica eventos ajenos, como los que hace la CONADE. ...las cuentas alegres del presupuesto histórico no  son más que demagogia y la proverbial cortina de humo para esconder la parálisis gubernamental,  que amenaza con ser todavía peor en el 2015  de lo que ha sido en los últimos tres años
El gobierno de Rubén Moreira se adjudica eventos ajenos, como los que hace la CONADE.
…las cuentas alegres del presupuesto histórico no
son más que demagogia y la proverbial cortina de humo para esconder la parálisis gubernamental,
que amenaza con ser todavía peor en el 2015
de lo que ha sido en los últimos tres años

La política a la mexicana es como el box, en palabras de algún pugilista famoso de quien por supuesto ya olvidamos la referencia, «El Púas», Rubén Olivares, «Mantequilla» Nápoles o «El Ratón» Macías: todo se lo deben a su manager y a la virgencita de Guadalupe, en ese orden. Así, no hay político mexicano que en su discurso, y no dudamos que hasta en su pensamiento, siempre ponga por todos los cielos a sus superiores jerárquicos como los autores de los beneficios que por su conducto, están entregando al pueblo que en su opinión, también deberían agradecerle a toda la corte burocrático celestial.
Triste es el papel de un regidor, que tiene que referirse a las gentilezas del alcalde, a la bonhomía del gobernador, para no hablar de las infinitas virtudes de su presidente, lo que aunque ridículo puede sonar más o menos inteligible, pero un triste jefe de oficina que tiene que hablar bien de su jefe de departamento, de su subdirector, de su director de área, de su director general, su subsecretario y secretario, para volver a la fuente de todos los milagros, el mismo presidente, aquello sería para morirse de risa, de no ser porque mueve a la vergüenza ajena.
Dicen que decía «El Tlacuache» Garizurieta que todo aquel que pretenda tener éxito en la política debe saber conjugar al dedillo tres verbos: sumar, sumarse y sumirse. Pues bien, durante buena parte de su vida los políticos que vemos, escuchamos y soportamos, se la viven sumándose a lo que hacen, o presumen que hacen otros políticos de su mismo partido, ninguneando su poco o mucho valer y hacer, con tal de que les permitan seguir sumando… dinero en sus cuentas bancarias, bienes, males, y que por supuesto les dejen seguir jugando en el deporte arte ciencia de la política.
De entrada hay que saber y entender, que viviendo en una democracia lambiscona como la que le comentamos, el respetable público nunca está cien por ciento seguro de a quién se le debe tal o cual obra de infraestructura, por el solo hecho de que todos se adjudican apenas una pequeña parte, correspondiendo el gran logro a las más altas esferas de la jerarquía, para que sean ellos los más aplaudidos, por más que no tengan la más mínima idea de qué se hizo, donde se hizo y cuanto importó en numerario, salvo el detallazo de cuanto de esto les tocó en suerte.
En los días pasados en la Cámara de Diputados se aprobó el presupuesto de egresos que regirá a partir del primero de enero del 2015, bueno, eso es un decir, porque en primer lugar, podría pasar lo mismo que ocurrió un par de ocasiones durante el sexenio de Ernesto Zedillo, en que el mismo primero de enero se dieron a conocer los primeros recortes al presupuesto, y en segundo porque por más que esté programado el gasto y las participaciones, el dinero comienza a gotear por allá por el mes de abril.
Pero lo importante del asunto es que se dijo por todos los medios que los 40 mil millones de pesos que le autorizaron los diputados al estado de Coahuila, se deben a la inmensa, casi increíble capacidad de gestión del gobernador Rubén Moreira Valdés, quien en su cotidiano pasearse por las oficinas de los altos funcionarios federales y por los muchos amigos que hizo entre la fauna política en el Congreso de la Unión, logró para la entidad una cantidad muy superior a las expectativas, una que además brinca lo que se comió la inflación, y que permitirá que el Constructor, su amigo el Chapopote, y la casta dorada del “equipo del gobierno del estado” anden por todos lados haciendo las grandes edificaciones que hacen falta, obvio, gracias a las gentilezas de los funcionarios federales y los diputados, pues el gobernador es demasiado humilde para vanagloriarse de eso, para eso tiene quien le haga los boletines y los insertos.
40 mil millones servirían, de entrada, para pagar de un solo plumazo la, esa sí, megadeuda producto del megafraude, de los que nadie acepta la paternidad, aunque todos metieron la manota, y todavía les sobraría, sería muy interesante ver como se las arregla la clase política estatal para vivir un año con apenas la diferencia, unos cuatro mil millones para todo lo que dicen que hacen, eso sí sería congruencia, apretarse el cinturón un año, pero dejar las finanzas saneadas para comenzar el siguiente año con la capacidad de maniobra al cien por ciento. Pero ningún grillo que quiera salir de pobre, o volverse más rico de lo que ya es, aceptará una cosa como esta, ¿la deuda?, que se vaya pagando como pueda arrimándole los intereses leoninos a que da lugar en contubernio, y el presupuesto, a “hacer como que se hace”, y sacarle ventaja política, que al final de cuentas hay que demostrar como funciona la nueva forma de gobernar.
Para no variar, las cuentas alegres del presupuesto histórico no son más que demagogia y la proverbial cortina de humo para esconder la parálisis gubernamental, que amenaza con ser todavía peor en el 2015 de lo que ha sido en los últimos tres años.
El año entrante se presenta como más de lo mismo, saludar con sombrero ajeno y hacer obra que excepción a la regla, sí se le debe a su manager, a la virgencita y a toda la corte celestial vaciados en los fondos sectoriales federales, porque con los históricos miles de millones apenas alcanza para que medio funcione el aparato de gobierno, y lo que sude.
Si alguna vez se ha preguntado ¿porqué el gobierno del estado gasta tanto en infraestructura deportiva?, ah, pues es en razón de que o todo o la mayor parte del dinero no sale de las arcas estatales, sino del presupuesto que la CONADE tiene para los estados, vale decir, los que se pongan buzos a la hora de las peticiones, solo así se explica que en tiempos en los que en Coahuila no hay ni para lápices, se programen obras que por mucho sentido social que se les pretenda dar, por todos han sido consideradas como secundarias a otras de más directo beneficio popular, y de eso presumen, de histórica inversión en lo que cualquier gobierno dejaría de lado por suntuario e incluso por impopular, pero al final del día para el constructor y el pavimentor y el chapopote, cuentan como metros cuadrados que no le vengan a cuestionar. Lástima que no haya una CONADE para asumir todas y cada una de las funciones del gobierno estatal, que este estaría feliz de ceder con tal de que le metan el dinero que aquí simplemente no hay.
Ahora sí que saludar con sombrero ajeno es la nueva forma de gobernar, por el triste hecho de que acá se quedaron sin sombrero, ni para pedir que allí les echen la limosna.

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