¿Qué andaban haciendo los GATEs contra los narcos?, esas
son funciones de la federación y sus instancias operativas, lease Marina, Ejército, Policía Federal, los GATEs cuando mucho deberían estar cuidando el tránsito del sitio del operativo…
A lo mejor nadie se acuerda de un señor de Piedras Negras que fue secretario de la contraloría en el sexenio de Rogelio Montemayor Seguy, ahora sí que como dicen los chistes de los niños, Juan Antonio Cedillo Ríos era un señor tan despistado, pero tan despistado, que jamás entendió la diferencia entre ser un secretario de estado y ser un secretario de gobierno.
El chiste es viejo y malo, pero la anécdota es cierta, el cuate este que se hizo famoso más por los torneos que jugó en el club campestre de Saltillo mientras tenía que estar atendiendo cuestiones oficiales, hasta el último día de eso que llamó su gestión, no entendió que la estructura de gobierno en México reconoce tres niveles, el federal, el estatal y el municipal, para él, un secretario de estado es el que trabaja para el estado… en su caso y gracias a su amistad con Rogelio, el de Coahuila, ya con ese dato ni para que entrar en explicaciones de lo que es el Estado como concepto jurídico, y de que los secretarios de estado en México chambean para el Estado mexicano.
Ignorante o no, Cedillo permaneció todo el sexenio en el puesto, y si no nos falla lo que sea que falle, fue a dar también a Petróleos Mexicanos al área corporativa, donde permaneció incluso más que su mismísimo patrón, así suelen ser las cosas. Lo importante de la anécdota es que desafortunadamente ese parece ser el estándar entre los funcionarios públicos coahuilenses, que por más cursos que les dan, si es que les dan, por más enfriadas que les ponen, nomás no les cabe en el cráneo que hay cosas que les tocan… y hay cosas que están fuera de su jurisdicción y responsabilidad, y que andarse queriendo meter en ellas a lo único a lo que lleva es a ponerse ellos y a toda la administración pública estatal en vergüenza.
El caso más reciente lo constituye el de Víctor Zamora, elevado desde lo más hondo del cieno burocrático a la titularidad de la secretaría de gobierno por ser cuate, mozo de estoques, peón o una mezcla de todo lo anterior del clan Moreira, del profe que nos cuidaba cuando era gobernador, y del actual que dice que se encarga de la seguridad, pero solo de la suya.
Todo el asunto de la supuesta, real, fabricada o inventada narcolista o narconómina, no es otra cosa que un petate del muerto con el que el secretario de gobierno ha pretendido acallar las críticas no hacia su persona, que para eso habría que nadie le tira a segundones, sino a la cabeza, a su patrón el gobernador Rubén Moreira Valdez, quien ha resultado tener una piel en exceso delicada, al grado de que el diablo que tiene sobre el hombro izquierdo le va ganando al querubín que tiene sobre el derecho, el primero para que aplaste la crítica como solo ellos saben hacerlo, y el segundo para que no vaya a cometer un error de cálculo, exhibiéndolo de que lo del respeto a los derechos humanos, particularmente aquel de la libertad de expresión, es un puro cuento chino, o mejor dicho coreano.
La versión de la existencia de una narcolista o narconómina de periodistas que estarían al servicio de las bandas del crimen organizado carece totalmente de sentido, tan sencillo como que si cualquier periodiquero estuviera escribiendo o transmitiendo en los medios electrónicos de comunicación información sobre hechos inexactos, por no decir abiertamente falsos, la autoridad podría desmentirlos de un solo golpe, o dejémoslo en plumazo, no vaya a ser que caigan en tentación. No solo estarían en su derecho, ya no como autoridad sino como cualquier ciudadano o instancia, sino que informando la verdad de los hechos, con los suficientes elementos de prueba, con eso estaría acabado el asunto, pero no es el caso.
La manzana de la discordia en este tortuoso asunto es el célebremente triste Grupo de Armas y Tácticas Especiales, grupo policiaco tirándole a paramilitar, del gobierno del Estado de Coahuila, porque si en algún momento fungió como parte de la policía ministerial, contemplada en la Constitución General de la República como auxiliar del ministerio público, dejó de depender de la procuraduría de justicia para pasar a la secretaría de gobierno, donde realiza funciones muy cuestionables, con poco o nada que ver con las acciones de la otra policía que contempla la letra muerta constitucional, la preventiva.
Viviendo en el limbo legal, los GATES se han dedicado a actividades que reiteramos, parecen paramilitares, cosechando algunos “triunfos” y muchas quejas, que por supuesto y en cumplimiento de la palabra empeñada por el ciudadano gobernador, son aceptadas las que se presentan ante la comisión de derechos humanos, lo cual no implica que sirva eso para una pura y dos con sal.
Viene a resultar que equis día del mes de febrero, haciendo quien sabe qué cosas fuera de su competencia, los GATEs pepenaron una supuesta relación de pagos a periodistas por parte de narcotraticantes… ¿Qué andaban haciendo los GATEs contra los narcos?, esas son funciones de la federación y sus instancias operativas, lease Marina, Ejército, Policía Federal, los GATEs cuando mucho deberían estar cuidando el tránsito del sitio del operativo, pero ellos son los que “produjeron” la lista, misma que no entregaron de inmediato, junto con toda la evidencia, detenidos, bienes asegurados, declaraciones y demás, al ministerio público federal.
No, la narconónima se la dieron a quien sabe quién, y este a quién sabe quién hasta llegar a las manos del secretario Zamora. ¿Cómo es que ni los marinos, ni los soldados, ni los federicos, ni el MP, ni nadie vio la narconómina?, ¿no implica nada quedarse con ella guardada calentándola, algo relacionado con el ocultamiento de evidencias?
Pero más que eso ¿Qué necesidad hay de que el secretario Zamora le entregue la lista a la SEIDO, acaso no es eso pasar por encima de otras instancias más a la mano?, estas cosas solo se explican por la falta de experiencia política y sobre todo administrativa, no es que estemos diciendo que Victor Zamora no sabe hacer el trabajo de secretario de gobierno… borre eso, sí lo estamos diciendo, no sabe lo que le toca al estado, no sabe lo que corresponder a la federación, no sabe más que portarse como el proverbial chivo en cristalería, en el peor momento político para Coahuila, pero como dice Juan Pueblo, no tiene la culpa el indio, sino quien lo suelta sin mecate donde más daño puede hacer… y lo hace.
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