fbpx

La mamá de todas las renegociaciones

Rubén Moreira y Lito Ramos
están hipotecando el presente y
el futuro de Coahuila, a fáciles intereses, por plazos eternos.-

Fernando de las Fuentes Hernández e Ismael Ramos hacen gracias después de convertir la deuda en «deuda pública».
Fernando de las Fuentes Hernández e Ismael Ramos hacen gracias después de convertir la deuda en «deuda pública».

La semana pasada salió el más gordo de todos los peces del sector financiero oficial de este país, Agustín Carstens, quien este sí y más que literalmente se despacha con el cucharón grande como gobernados del Banco de México, a corregir por enésima ocasión la estimación de crecimiento económico para la nación mexicana para el presente año.
Aquella que comenzó con un no precisamente optimista crecimiento de la economía nacional, ahora sí capitalizando arrolladoramente las famosas reformas estructurales del gobierno de Enrique Peña Nieto nos pondría en los cuernos de la luna.
Pero se fueron con tiento en sus cálculos, porque el que con leche se quema hasta a las tinajas de jocoque le sopla, se prometió un crecimiento elevado para el año 2014 y ya con las reformas en calidad de proyectos concretados o a punto de, nomás no se logró lo previsto. Pero no solo eso, la historia de los sucesivos ajustes al crecimiento económico del año 2014, se está repitiendo el año 2015. En enero dijeron que se crecería a un envidiable 4 y hasta 5%, ya para febrero se hablaba de una cifra entre el 2.5 y el 3.5%, y bueno, la de la semana pasada incluyó una confesión de que pese a los blindajes contra todo lo habido y por haber, y el optimismo pagado de Luis Videgaray, el crecimiento ya anda rondando el 2.8% como máximo, y como mínimo…
Agustín Carstens, economista de hueso colorado, si lograra alguien encontrárselos en ese mundo de carne, cumple a cabalidad con la definición de lo que es obligado entender por un profesional de la economía: el experto que se pasa la mitad del tiempo planeando lo que va a pasar, y la otra mitad tratando, que no logrando, explicar por qué no ocurrió lo que predijo.
Ni una vez el oráculo del crecimiento económico le ha salido bien al otrora funcionario del Fondo Monetario Internacional, y bueno, para el caso, a ninguno de quienes han pasado los últimos 340 sexenios por la secretaría de hacienda y crédito público y el Banco de México, nomás no le atinan.
Aunque bueno, en descargo de la ciencia económica que dicen quienes nada saben de su aplicación práctica que es una ciencia exacta, las predicciones siempre se quedan por abajo, nunca por arriba, salvo quizá para introducir lo único que nos faltaba: el factor de incertidumbre que echa por tierra las mejores teorías. Ah, pero una cosa es ser economista, con licencia, maestría y doctorado para equivocarse soberanamente al hablar del comportamiento futuro de la economía, eso sí, con una autoridad pontificia, y otra cosa es ser un habilitado por el dedo de un politiquillo local, para tratar de entenderse de lo que ha quedado más que claro es el galimatías más enredado de toda la historia de la humanidad: como dos más dos, en manos de un financiero, nunca dan cuatro.
Allí tiene usted la figura de Ismael Ramos Salas, alguien que definitivamente no es economista, sino egresado de esa difusa técnica que es la ingeniería de sistemas, a quien tampoco por más que hace, le cuadran los números, esos números que el dedo de Rubén Moreira, a la sazón desgobernador del estado de Coahuila, lo puso supuestamente a ordenar.
Memorables son las palabras del carnal Humberto, quien alguna vez que se dejó interrogar y medio contestó sobre el asunto del megafraude, bueno como le dice la gente decente, la megadeuda, su único error del sexenio fue el no haber designado como secretario de finanzas precisamente a Lito Ramos.
Pues sí, pero lo tenía primero como secretario de la función pública, donde se supone que estaba encargado de cuidar que nadie se chispara los centavos, los pesos y los dólares, como finalmente ocurrió, y luego como encargado del servicio de administración tributaria de Coahuila, donde se quejó amargamente de que antes cobraba como secretario y entonces como subsecretario, y donde tampoco hizo mayor cosa, salvo convencer al brother de Humberto, de que él y no otro, era el mero bueno para Finanzas, sitio donde ha permanecido todo el sexenio, pese a la cantidad monumental de errores ha cometido y barrabasadas que sigue declarando.
Sin ir más lejos, la semana pasada el ilustre de Lito soltó que el gobierno del estado, por su expertísimo conducto, está evaluando las mejores condiciones para la renegociación de la megadeuda, esa que por más circo que hacen, nomás no logra bajar de los 36 mil millones de pesos, y al contrario, gracias a decisiones como solicitar créditos para pagar a los proveedores a los que se les debe y luego no pagarles desviando el dinero quien sabe para qué, no hace más que crecer.
En este mismo espacio, horario y mismo democrático canal, dijimos no hace muchos meses que renegocia solo aquel que no está en condiciones, posibilidades o que de plano no tiene ganas de pagar. Sea que deba lo de las tortas en el puesto del Cumbias y el Darwin, la tarjeta de crédito al banco o la deuda pública de un municipio, estado o la federación, quien tiene lana, paga… digo, a nadie le gusta ver como se engordan los compromisos financieros, que en el caso del gobierno de la República, representa ya más de la mitad del producto interno bruto, lo que por sí mismo marca haber pasado irremediablemente el punto de no retorno, y el que no tiene… renegocia, que lo que importa es librar el sexenio, y el que venga, que arreé.
Durante los primeros meses de la administración de Rubén Moreira, y con la complicidad del congreso local presidido por el Diablito De las Fuentes, se autorizó convertir la deuda existente en deuda pública, y su inmediata renegociación. Tres años después, no se ha avanzado nada en el pago de los compromisos, así que se hace indispensable, para ellos, renegociarla, so pena de caer en la tan temida suspensión de pagos, y que el nulo prestigio que en la actualidad tiene la administración, se escriba ahora en números negativos.
¿A quien pretende engañar Lito Ramos?, ¿digo, se cree él que alguien le cree que es cierto eso de que un banco va a recortar los intereses de un crédito?, lo hacen claro a cambio de incrementar el número de años que habrá que estar pagándole cantidades supuestamente menores, que son en realidad mayores. Lito, con que veas la publicidad de FAMSA o de cualquier agiotista que vende a crédito: de contado cuesta mil, a seis meses sin intereses cuesta mil doscientos y a 24 o 36 meses, lo acaba pagando al doble o todavía más, y por supuesto, quienes le están poniendo el papel enfrente se deshacen en sonrisas… hasta que firma, una vez firmado, la sonrisa desaparece y lo que de aquí en adelante manda es solo la ley, ley de un solo artículo: o pagas o pagas.
Solo Lito en este mundo cree que Banorte, Interacciones, y demás bancos a los que se les debe, son diferentes del cambacero o del vendedor a plazos, sí, nada más que aquí lo que se está hipotecando es el presente y el futuro de Coahuila, a fáciles intereses, por plazos eternos.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Powered by WordPress.com.

Up ↑

Descubre más desde El Demócrata

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo