Moreira quiere gobernar ¡seis años más!
Alcalde de Torreón realiza reuniones a lo largo y ancho del estado, todas con cargo al erario público.-

Miguel Riquelme Solís, el alcalde de Torreón, inició ya su campaña de proselitismo para tratar de conquistar la candidatura del PRI al gobierno de Coahuila.
En hechos desaseados, burdos y hasta con dejos de burla hacia la sociedad, el edil lagunero, delfín del gobernador Rubén Moreira, realiza reuniones a lo largo y ancho del estado, todas con cargo al erario público.
Son recursos que le son entregados a través de la Secretaría de Finanzas y sirven para “afianzar” la vieja red de apoyo que creo en su momento el entonces candidato al gobierno del estado, Humberto Moreira Valdés -de la que ya hablaremos en mejor ocasión– y que a la fecha, como se comprobó en las pasadas elecciones intermedias, siguen funcionando. Es una red que se aceita con dinero, mucho dinero y no importa quien sea el candidato.
Puede ser Juan Pueblo, el profesor Gutierritos, Alan, el plomero o hasta la la flor más hermosa del ejido. El candidato, ni la cara ni el nombre, tienen importancia si se cuenta con los recursos suficientes para operar esta red.
Y eso lo sabe Riquelme Solís a quien “su padrino” David Aguillón avisó que “le querían comer el mandado” y lo urgió a que asomara la cabeza, a dar la cara, a empezar a trabajar con una danza de millones y millones de pesos como la que se dio para convertir en diputados federales a siete personajes del PRI que nadie quiere ni en su casa y son cartuchos quemados.
El control de estas “redes” paralelas a los cuadros básicos del PRI, las tiene David Aguillón Rosales, ya ex líder del PRI, uno de los principales operadores políticos de Humberto Moreira, a quien por cierto traicionó en cuanto pudo hacerlo, después puso en charola de plata esa organización de sectores populares para que Rubén Moreira Valdez dispusiera de ella y se convirtiera en gobernador. Y ahora hace lo mismo al entregar su botín político a Miguel Riquelme.
En la democracia a la mexicana tuvieron que ceder algunas posiciones para hacer creer que los resultados electorales fueron ciertos y que se respetó el voto ciudadano, esto además de que el Partido Acción Nacional se avivó y pudo crear sus propias células políticas para ganar los municipios de Saltillo y Monclova.
Ahora, Miguel Riquelme empieza a “hacer amarres”, mientras desde su nueva residencia en la ciudad de México, Aguillón Rosales ¿por instrucciones de Rubén Moreira? ha entregado sus activos políticos en aras de que sea el alcalde de Torreón, uno de los personajes más allegados al gobernador y de los más corruptos que se tenga memoria, nada más considerando la gran estafa que se está haciendo a los laguneros con la renovación del alumbrado público. Claro ejemplo es que, mientras en Saltillo una obra así costará alrededor de 220 millones de pesos, en Torreón, los ciudadanos tendrán que pagar ¿a quién? ¡Tres mil millones de pesos!
Resulta obvio pensar que parte de esos recursos están sirviendo ya para alimentar a ese pulpo electoral que mantienen vivo los gobernadores David Aguillón y Rubén Moreira y que a lo largo de los dos años siguientes sumarán cantidades estratosféricas gastadas en operadores políticos, encargados de hacer llegar al poder quien tenga el dinero para invertirlo en ellos.
Es lógico pensar que Miguel Angel Riquelme, por otro lado, no se mueve solo, que lo manipulan desde Palacio de Gobierno, porque en Coahuila, la hoja del árbol no se mueve sin la voluntad de Dios y que es desde ahí donde se está gestando todo el movimiento con el que se pretende pasar por encima del Presidente Enrique Peña, del CEN del PRI de Camacho, y de los grupos políticos que existen en Coahuila y cuya cabeza más visible es la de Enrique Martínez y Martínez.
En Coahuila, la sociedad en general no ve con buenos ojos está decisión del gobernador, como tampoco lo hizo cuando dieron a conocer los nombres de los candidatos a diputados federales. Rubén Moreira es amo y señor de vidas y haciendas, hace lo que le viene en gana, pone a quien le viene en gana y trata de seguir haciéndolo, al fin que para eso tiene el poder del dinero público y la “gran estructura” creada por su propio hermano.
Así que ahora su capricho es llevar a Miguel Riquelme hasta donde sea, aunque, como las traiciones están de moda en este sexenio, no dude que a la hora de la verdad le digan que mejor apoye a otro personaje menos “quemado” antes que les salga por ahí un candidato bronco como el de Nuevo León y les arrebate todas las canicas con el correspondiente riesgo de ser investigados y llevados a la cárcel por corruptos, pillos, saqueadores y demás delitos que se les acumulen en lo que resta de este gobierno, el más gris y mediocre de todos los que se han dado en el Coahuila moderno. ¡Y yo que creía que el de Eliseo Mendoza Berrueto ocuparía ese lugar por toda la eternidad!
Pero, haiga sido como haiga sido, a Riquelme le dieron el visto bueno para olvidarse de gobernar Torreón y empezar a hacer los “amarres” necesarios para ganar una posible elección interna en su partido y, posteriormente, con el “voto ciudadano” llegar a suceder a Rubén Moreira.
Viendo este panorama, tal parece que solo entrarán a una contienda real quienes tengan además de aspiraciones, unos buenos costales repletos de dinero para “renegociar” más que la deuda, la incondicionalidad de las redes y agrupaciones que han servido, entre otras cosas, repito, para llevar al mismo Rubén al poder.
¿Será por eso que el gobernador odia a este pueblo y le provoca tanto daño? Deje usted las grandes empresas que se ha agenciado, como la distribución del carbón y las fábricas que controla en otras latitudes del mundo. Lo de las tenencias, los cobros indebidos, los robos descarados, tal parece que tienen la finalidad de demostrarles a los ciudadanos que puede hacer lo que le venga en gana porque para eso compró su puesto de mandamás.
Ahora solo resta saber si habrá alguien que detenga toda esta maraña de corrupción y pillaje que vive el estado, que detenga la continuidad de un Rubén Moreira voraz, sin escrúpulos, que a toda costa intenta seguir mangoneando y saqueando a Coahuila.
¿Dónde estará ese personaje que detenga las ambiciones de Ruben y Miguel Angel Riquelme?
Elementos hay muy buenos, excelentes podría decirse, pero no todos tienen los recursos financieros para enfrentarse a ese monstruo moreirista armado con el dinero de todos. Pero no todo está perdido. En política también hay gente seria y honesta como Javier Guerrero, Enrique Martínez e Hilda Flores Escalera.
Miguel Riquelme Solís, el alcalde de Torreón, inició ya su campaña de proselitismo para tratar de conquistar la candidatura del PRI al gobierno de Coahuila.
En hechos desaseados, burdos y hasta con dejos de burla hacia la sociedad, el edil lagunero, delfín del gobernador Rubén Moreira, realiza reuniones a lo largo y ancho del estado, todas con cargo al erario público.
Son recursos que le son entregados a través de la Secretaría de Finanzas y sirven para “afianzar” la vieja red de apoyo que creo en su momento el entonces candidato al gobierno del estado, Humberto Moreira Valdés -de la que ya hablaremos en mejor ocasión– y que a la fecha, como se comprobó en las pasadas elecciones intermedias, siguen funcionando. Es una red que se aceita con dinero, mucho dinero y no importa quien sea el candidato.
Puede ser Juan Pueblo, el profesor Gutierritos, Alan, el plomero o hasta la la flor más hermosa del ejido. El candidato, ni la cara ni el nombre, tienen importancia si se cuenta con los recursos suficientes para operar esta red.
Y eso lo sabe Riquelme Solís a quien “su padrino” David Aguillón avisó que “le querían comer el mandado” y lo urgió a que asomara la cabeza, a dar la cara, a empezar a trabajar con una danza de millones y millones de pesos como la que se dio para convertir en diputados federales a siete personajes del PRI que nadie quiere ni en su casa y son cartuchos quemados.
El control de estas “redes” paralelas a los cuadros básicos del PRI, las tiene David Aguillón Rosales, ya ex líder del PRI, uno de los principales operadores políticos de Humberto Moreira, a quien por cierto traicionó en cuanto pudo hacerlo, después puso en charola de plata esa organización de sectores populares para que Rubén Moreira Valdez dispusiera de ella y se convirtiera en gobernador. Y ahora hace lo mismo al entregar su botín político a Miguel Riquelme.
En la democracia a la mexicana tuvieron que ceder algunas posiciones para hacer creer que los resultados electorales fueron ciertos y que se respetó el voto ciudadano, esto además de que el Partido Acción Nacional se avivó y pudo crear sus propias células políticas para ganar los municipios de Saltillo y Monclova.
Ahora, Miguel Riquelme empieza a “hacer amarres”, mientras desde su nueva residencia en la ciudad de México, Aguillón Rosales ¿por instrucciones de Rubén Moreira? ha entregado sus activos políticos en aras de que sea el alcalde de Torreón, uno de los personajes más allegados al gobernador y de los más corruptos que se tenga memoria, nada más considerando la gran estafa que se está haciendo a los laguneros con la renovación del alumbrado público. Claro ejemplo es que, mientras en Saltillo una obra así costará alrededor de 220 millones de pesos, en Torreón, los ciudadanos tendrán que pagar ¿a quién? ¡Tres mil millones de pesos!
Resulta obvio pensar que parte de esos recursos están sirviendo ya para alimentar a ese pulpo electoral que mantienen vivo los gobernadores David Aguillón y Rubén Moreira y que a lo largo de los dos años siguientes sumarán cantidades estratosféricas gastadas en operadores políticos, encargados de hacer llegar al poder quien tenga el dinero para invertirlo en ellos.
Es lógico pensar que Miguel Angel Riquelme, por otro lado, no se mueve solo, que lo manipulan desde Palacio de Gobierno, porque en Coahuila, la hoja del árbol no se mueve sin la voluntad de Dios y que es desde ahí donde se está gestando todo el movimiento con el que se pretende pasar por encima del Presidente Enrique Peña, del CEN del PRI de Camacho, y de los grupos políticos que existen en Coahuila y cuya cabeza más visible es la de Enrique Martínez y Martínez.
En Coahuila, la sociedad en general no ve con buenos ojos está decisión del gobernador, como tampoco lo hizo cuando dieron a conocer los nombres de los candidatos a diputados federales. Rubén Moreira es amo y señor de vidas y haciendas, hace lo que le viene en gana, pone a quien le viene en gana y trata de seguir haciéndolo, al fin que para eso tiene el poder del dinero público y la “gran estructura” creada por su propio hermano.
Así que ahora su capricho es llevar a Miguel Riquelme hasta donde sea, aunque, como las traiciones están de moda en este sexenio, no dude que a la hora de la verdad le digan que mejor apoye a otro personaje menos “quemado” antes que les salga por ahí un candidato bronco como el de Nuevo León y les arrebate todas las canicas con el correspondiente riesgo de ser investigados y llevados a la cárcel por corruptos, pillos, saqueadores y demás delitos que se les acumulen en lo que resta de este gobierno, el más gris y mediocre de todos los que se han dado en el Coahuila moderno. ¡Y yo que creía que el de Eliseo Mendoza Berrueto ocuparía ese lugar por toda la eternidad!
Pero, haiga sido como haiga sido, a Riquelme le dieron el visto bueno para olvidarse de gobernar Torreón y empezar a hacer los “amarres” necesarios para ganar una posible elección interna en su partido y, posteriormente, con el “voto ciudadano” llegar a suceder a Rubén Moreira.
Viendo este panorama, tal parece que solo entrarán a una contienda real quienes tengan además de aspiraciones, unos buenos costales repletos de dinero para “renegociar” más que la deuda, la incondicionalidad de las redes y agrupaciones que han servido, entre otras cosas, repito, para llevar al mismo Rubén al poder.
¿Será por eso que el gobernador odia a este pueblo y le provoca tanto daño? Deje usted las grandes empresas que se ha agenciado, como la distribución del carbón y las fábricas que controla en otras latitudes del mundo. Lo de las tenencias, los cobros indebidos, los robos descarados, tal parece que tienen la finalidad de demostrarles a los ciudadanos que puede hacer lo que le venga en gana porque para eso compró su puesto de mandamás.
Ahora solo resta saber si habrá alguien que detenga toda esta maraña de corrupción y pillaje que vive el estado, que detenga la continuidad de un Rubén Moreira voraz, sin escrúpulos, que a toda costa intenta seguir mangoneando y saqueando a Coahuila.
¿Dónde estará ese personaje que detenga las ambiciones de Ruben y Miguel Angel Riquelme?
Elementos hay muy buenos, excelentes podría decirse, pero no todos tienen los recursos financieros para enfrentarse a ese monstruo moreirista armado con el dinero de todos. Pero no todo está perdido. En política también hay gente seria y honesta como Javier Guerrero, Enrique Martínez e Hilda Flores Escalera.
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