¿Dónde quedó el dinero que se pidió prestado para pagar a proveedores del gobierno de Coahuila?

Dice la sabiduría popular que según el sapo es la pedrada, y qué triste que los empleados de gobierno, esos que se llenan los cachetes de aire para gritar que ellos de ninguna manera gobiernan para una minoría, sino que se deben por igual a todo el pueblo, independientemente de su situación económica o social, sean los primeros en establecer diferencias, manifiestas algunas en acciones que no solo constituyen la prueba de la mentira, sino que incluso podrían caer en la órbita de la discriminación, de la violación a los derechos humanos, cuando no alguna responsabilidad hasta penal.
Porfirio Díaz lo ponía en términos muy llanos, tan elegante él, no se andaba por las ramas: a los amigos, gracia y justicia, a los enemigos solo justicia, y de esa forma pudo gobernar durante treinta años, siendo la envidia y la admiración de todos quienes se han sentado en la silla del poder público en México, no solo en la presidencia, sino en la gubernaturas, alcaldías y hasta los jefes de piso y de limpia, ah pero si por algo se caracteriza la actual generación es por su ignorancia de las formas y más, de los procedimientos, de lo que sirve y funciona pues, para ellos solo existen los amigos a los que se otor-ga gracia y justicia a manos llenas, despertando lo que El Tal Rossas decía que más que amigos eran parien-tes y cómplices, o las tres cosas juntas.
Esta clase de gobernantes se guía más por aquella máxima salinista de “ni los veo ni los oigo”, y sí, para los tecnócratas que gustan de entenderse de las cosas de gobierno desde la comodidad de sus cómodas oficinas gubernamentales, a los enemigos se les aplica la justica solamente cuando de plano les colman la coronilla, si no, con ignorarlos basta, y mire que sí, mientras que había en otro tiempo que podríamos llamar de transición entre la vieja guardia y la nueva generación, políticos que tenían la coraza muy delicada, por todo se molestaban y se enojaban, dando paso a la represión, pero eso era antes, lo de hoy es ignorarlos, el clásico dejar hacer, dejar pasar. Ni gracia ni justicia, ni ver ni oír, pero tampoco es para que le busquen tres pies al gato.
Había que ver hace pocos meses como se portaban los altos jerarcas de eso que de vacile llaman el gabinete económico del estado, cuando trataban con funcionarios bancarios de medio pelo el truculento asunto ese de la renegociación de la megadeuda que tiene la administración pública, o por mejor decir el pueblo de Coahuila, porque este y no otro es el pagano de las raterías de aquella: nada más les faltaba ponerse de tapete para que les dieran las “mejores condiciones” de renegociación, que en castellano vulgar no es otra cosa que poquitos puntos porcentuales menos de interés mensual a cambio de poquitos años más que hay que pagar, nada ¿Quién nota esos chanchuyos, y menos cuando se mandan a un futuro incierto como todos los futuros?, ¿Quién sabe quién sea gobernador, quien sabe qué partido gobierne la miseria de los coahuilenses de dentro de treinta o cuarenta años, y quién sabe de lo que están ahorita, estén todavía para esas fechas?, así que el palo dado ahorita estará haciendo chipote dentro de tanto tiempo que a nadie le importa, y si mientras tanto se hacen de una buena feria para gastar, hacen méritos para seguir medrando del gobierno, pues es una carambola de cuatro bandas. Esa es la parte de los amigos, ahora la parte de los enemigos…
Resulta que hace como un año, y como dicen los administradores, las amenazas las convierten en oportunidades, y allí tiene que una protesta de parte de los contratistas de gobierno a los que se les debían facturas desde el sexenio pasado, le sirvió a la actual administración para hacerle manita de marrano al congreso local para que le autorizara la contratación de unos cuantos milloncitos, mil y feria de milloncitos, para enfrentar esos pagos de los que eran ellos absolutamente inocentes, sí porque ha de saber que ellos, que son los mismos de antes, ellos sí cumplen sus compromisos financieros conforme a la ley y programa, pero los anteriores eran unos “ojais” que compraban sin intención de pagar jamás.
Para eso es para lo que pidieron la lana al Congreso y este borreguilmente obediente, se los autorizó, en teoría, todas las facturas reclamadas ya deberían estar saldadas, no renegociadas con las consabidas quitas y los más consabidos moches, sino derechas, ¿pero qué cree?, que no están pagadas, y tan no es así, que encima la Secretaría de Finanzas ejerce su poder de presión hacia la Procuraduría General de Justicia, y les echa encima a los angelitos de la guardia que son los policías ministeriales, para que los atosiguen con el cuento de que se trata de facturas por obras no realizadas, por servicios no prestados y bienes no entregados…
De plano que bajo la dirección de Lito Ramos no hay cosa en la administración pública coahuileña que no se enrede más allá de la capacidad de cualquiera de desenmarañarla, aunque viéndolo bien por eso y no por otra cosa es que lo tienen allí de tapadera, desde acá a nivel de pueblo las cosas son bien simples: se entrega una factura y se señala que ampara tal obra, tal chamba o tal cosa, y si la obra, la chamba o la mercancía no está, el mismo fulano burócrata le dice al proveedor que se vaya a freír chayotes… a menos claro, que de la factura vaya una corta… comisión para decir que se recibió aquello que se había contratado.
Si las cosas son como se las platicamos, la culpa la tiene tanto el que asesina la res como el que recibe la factura y estampa su firma dándole el visto bueno, sobre la pista de quienes deberían estar los sabuesos de Homero son estos malos servidores públicos ¿se les podría decir criminales?, no hasta que un juez determine su culpabilidad, cosa que no va a ocurrir nunca, así que concentrémonos en los proveedores.
¿Qué gana el gobierno con encerrar a uno de los suyos?, nada, allí tiene al consentido de los sexenios moreiristas, Javier Villarreal, armaron la pantomima de detenerlo y liberarlo luego de pagar la fianza, ¿de veras creía alguien que regresaría cada lunes a firmar?, esto es con los apestosos peces gordos, pero pasa lo mismo con las mojarras que en vez de robar millones roban solo algunos cientos de miles, mejor dejarlos en paz y lanzarse con toda su furia sobre los proveedores, que, tanto si son culpables como inocentes, ¿a ver a quien le quedan ganas de seguirse poniendo gallito para que le paguen una factura que ya se hizo vieja?, esto es terrorismo en su versión más burocráticamente pura, y además arroja como ventaja que el dinero que se pidió y otorgó para pagar a proveedores no hay que pagárselos, ¿ha visto mejor forma de hacer negocios que la del gobierno de Coahuila?
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