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Roy Campanella… fatal accidente

Roy-CampanellaSolo un infortunado accidente automovilístico fue capaz de cortar la carrera de uno de los más grandiosos receptores de todos los tiempos. En 1958, la noticia de un terrible accidente carretero, en el que apunto estuvo de perder la vida el prodigioso cátcher de los Dodgers de Brooklyn; el inmenso Roy Campanella, conmovió a la afición beisbolera de la Unión Americana y de los países donde se practica el Rey de los Deportes.
Las brigadas de rescate y la ciencia médica, fueron capaces de salvar la vida de excelente mascotero de los “Esquivadores” del condado de Brooklyn, pero no pudieron impedir las terribles fracturas en su columna vertebral, que le paralizaron las piernas y lo retiraron definitivamente de la “Gran Carpa”.
Campanella llegó a los Dodgers en 1948m un año después que se abrieron las puertas de las ligas mayores a los jugadores de piel obscura. Desde su arribo al club, se adueñó de la receptoría y se convirtió en auténtico líder de un equipo que cumplía siete años de venir arrastrando los motes de “Maletas” y “Vagabundos” por el fatal error de cátcher Mickey Owen, quien soltó el tercer strike del que debería ser el out número 27 de los Yanquis en el cuarto juego de la serie mundial de 1941, con lo que los Dodgers empatarían la serie a dos triunfos por bando.
Los “Mulos de Manhattan aprovecharon el error y batieron a los “Esquivadores” en ese juego y en el “Clásico de Otoño”, cuatro juegos a uno.
Roy Campanella está considerado como uno de los receptores más completos que ha llegado al beisbol de las ligas mayores. Cubría su posición con gran maestría y elegancia. Muchos lanzadores dependieron de el para alcanzar el éxito sobre el montículo, era magnífico observador y conocía el punto débil de cada uno de los bateadores contrarios a los que ya se había enfrentado alguna vez. Así, dirigido a losa pitchers de los Dodgers, quienes le tenían un gran respeto y toda la confianza del mundo. Sabían que podían depender del Gran Campy y el nunca los defraudó.
Su habilidad para cubrir la receptoría se complementaba con un potente y certero brazo que ponía fuera a la mayoría de los bateadores que intentaban estafarse el segundo cojín o la tercera base. Además, fue un bateador de potencia y de porcentaje, Lo mismo conectaba uno de sus tremendos cuadrangulares, que lograba un imparable para impulsar carreras al plato o iniciaba una ofensiva que impulsaba a los “Esquivadores” hacia el triunfo.
Campanella brilló intensamente en las ligas negras y en la Liga Mexicana antes de llegar a las Mayores. También mostró su grandeza con los “Royals” de Montreal Canadá, sucursal de los Dodgers, antes de dar el salto al equipo grande. En Montreal tuvo como compañeros de equipo a otros dos jugadores de color de enorme calidad; el enorme lanzador Don Newcombe y al inmortal Jackie Robinson, que en 1947 se convirtió en el primer pelotero de piel obscura en jugar en la Gran Carpa.
Llegó a la Liga Mexicana con el equipo de Monterrey en las postrimerías de la temporada de 1942. Apenas alcanzó a participar en 20 juegos, logrando un porcentaje de 296 puntos. Al siguiente año jugó los noventa juegos del torneo, bateó para 289 de porcentaje y conectó 12 cuadrangulares. Sobre todo, mostró una gran habilidad para manejar a los lanzadores, lo que despertó el comentario del timonel regiomontano, el cubano Lázaro Salazar quien, impresionado por el elegante mascoteo y agresivo bateo del jugador sepia, expresó en cierta ocasión: “Campanella” es material de Ligas Mayores, si en estos tiempos se derribará la barrera que impide a los beisbolistas de piel obscura jugar en el máximo escenario, el Gran Campy, sin duda alguna será uno de los primeros en llegar a las Mayores. No se equivocó el “Príncipe de Belén”, Campanella subió al equipo de los Dodgers al siguiente año de romperse la infame barrera de color.
Un año antes de su trágico accidente, Campanella fue premiado por cuarta ocasión en su brillante carrera, con el “Guante de Oro”, que lo acreditaba como el mejor cátcher de la Liga Nacional. A punto de cumplir los 37 años de edad, el Gran Campy tenía todavía por lo menos cuatro o cinco años de juego por delante y parecía estar predestinado a romper todas las marcas de los grandes receptores.
Durante diez años jugó en la Gran Carpa y en cinco de ellos fue el líder que impulsó a los Dodgers al Clásico de Octubre. Conectó 242 cuadrangulares, es decir un promedio de 24 palos de vuelta entera por temporada y acumuló promedio global de 276 puntos, ambos números excelentes para un receptor que además obtuvo el guante de oro en 1949, 1952, 1953 y 1957.
Los cronistas deportivos lo nombraron el Jugador Más Valioso tres veces: en 1951, 1953 y 1955. En 1953 fue líder de carreras producidas con 142 anotaciones impulsadas y conectó cuatro cuadrangulares en series mundiales; dos de ellos en el clásico de 1955, cuando por fin los Dodgers lograron batir por primera vez en su historia a los poderosos Yanquis de Nueva York.
Campanella nació el 19 de noviembre de 1921 en Philadelphia, Pennsylvania u aunque se ha recuperado grandemente de su accidente, actualmente vive atado a una silla de ruedas. Ingresó al Salón de la Fama de Cooperstown en 1969 y dos años más tarde también recibió la honrosa distinción en el Salón de la Fama del beisbol mexicano, que se encuentra en Monterrey, Nuevo León. Muy pocos peloteros han logrado escribir su nombre en el Recinto Sagrado de los Inmortales del Rey de los Deportes en ambos países; el Gran Campy es uno de ellos. Fue un enérgico competidor en el diamante y ejemplo de caballerosidad en su vida pública.

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