(Cuento de GLENDA PRADO CABRERA).-

Caminé, por un tiempo que me pareció infinito, por incontables galerías llenas de cuadros y estatuas con nombres de autores que nada me decían, los rostros pétreos y los paisajes estáticos me observaban en las penumbras del atardecer colándose entre los ventanales del techo. Ignoraba hacía cuanto buscaba inútilmente una salida de aquella galería a la que entré intentando cobijarme de la lluvia; después de un tiempo de caminar entre los pasillos casi sin ver nada, descubrí que me encontraba perdida, y sola, o por lo menos eso creía.
-¿Señorita, le puedo ayudar en algo?-, — el tono del vigilante me sobresaltó, medio oculto entre un pilar y una copia barata del David de Botichelli– ¿Necesita información de alguna obra?, -repitio saliendo de las sombras.
-No, gracias, solo busco una salida-.
-Todos buscamos una salida –dijo sonriendo.
-Que gracioso señor, pero llevo no sé cuánto aquí y la verdad ya me desesperé, mejor si no ayuda no estorbe-, lo dejé mirándome fijamente mientras mis tacones llenaban de ecos el recinto.
Solo quería alejarme de aquella persona y salir cuanto antes al aire libre, me sentía encerrada en una especie de gigantesco mausoleo.
Es inútil, camino y camino dando vueltas, sin llegar a ningún lado, cómo es posible no pueda volver sobre mis pasos porque cada vez que lo hago encuentro un muro o una encrucijada.
-Yo también la he buscado, tanto que finalmente llegué a descubrir que era mejor aceptar el hecho y formar parte de ella. –Sus palabras atrás de mi hombro me dejan helada, no puedo responder, el sigue hablando– Cruzamos esferas de sueños infinitos, y nos encontramos con que hace tanto pasamos el umbral que ya no recordamos la forma de regresar al principio.
Un atisbo de claridad pasa por mi mente, lo lanzo a un lado y corro como loca gritando desesperada galería tras galería, todas iguales, todas oscuras y sombrías, llenas de cuadros con mi imagen repetida una y otra y otra vez, hasta que me derrumbo a la entrada de un portal.
-Venga conmigo, no tenga temor, a todos les pasa la primera vez, ya se acostumbrara, –y me conduce mansa, totalmente vencida hacia un muro casi vacío, donde me espera un lienzo en blanco.
-¡Mi amor, mi amor despierta por Dios, ayúdenme a darle masaje en el pecho, un doctor, un doctor!, ¡despierta! –escucho el eco angustioso cada vez más lejano en algún rincón perdido de la galería; hasta que poco a poco se va apagando, y entre miles y miles de retratos, el mío ya sonríe nítidamente con la frescura del óleo y el temple recién pintados.
para que ponen a la novia del gato moreirista sergio gaytan (alias maistro pilocho) a escribir sus payasadas? el Democrata debe buscar mas pluralidad informativa
Al menos verifíquenle la ortografía, caray. El texto es malo.