Escribe: Alfredo Reyes Ramos.-
La semana pasada se dijo en este espacio que la peor corrupción que hay en este país es la corrupción de la derecha panista, porque sirve de justificación a la de todos los demás partidos, ya que por su trayectoria de más de 60 años de lucha en la oposición se suponía que eran los mejores, los políticos más decentes, los que por su acendrada religiosidad católica eran incapaces de robar, y ya vemos que se trata de la opción política más decepcionante, peor aún es el hecho de que las mujeres panistas, consideradas a mediados del siglo pasado como las “vestales” del fuego panista, sean hoy motivo de vergüenza, como la diputada Lucero Sánchez, amante del “Chapo” Guzmán, y Margarita Arellanes, la que mejor representa al PAN de la actualidad; el mismo que revela las fisuras morales de una belleza cosmética, que perdió su virginidad al subirse a la cama de la corrupción.
Y aquí cabe una anécdota de don Manuel Gómez Morín –citada por Krauze en sus “Caudillos culturales”- de cuando creó el Banco Nacional de Crédito Agrícola, institución que por prudencia y decencia no quiso dirigir y que antes de Huitzilac, fue una de sus primeras decepciones, porque los obregonistas empezaron a saquearlo, y cuando un hijo de Elías S. de Lima, primer gerente del Banco, inquirió a don Manuel por dicha institución, Gómez Morín le respondió con una analogía hiriente: “Un hombre bueno de un pueblo bueno casó con una virtuosa chica del lugar. Tiempo después alguien le preguntó, ¿y tu esposa, aquella muchacha tan joven?… Aquella chica virtuosa… emputeció”.
Tenga usted la seguridad de que si Gómez Morín viviera aplicaría esa misma analogía al PAN de la actualidad, el partido político que él fundó junto a otras personalidades de calidad moral incuestionable, los de la “brega de eternidad”, los que no llegaron con su partido al poder y que, muchos de ellos, nunca vieron cómo es que el PAN “emputeció”, como dijera Gómez Morín.
Y conste que hubo muchos grandes personajes en esa vieja guardia de Acción Nacional, algunos legendarios, enormes en moralidad, convicciones, erudición y dignidad, como don Efraín González Morfín, que fue realmente admirable, impulsor de la iglesia de los pobres, del sindicalismo autónomo, promotor del acceso a la propiedad de los bienes de producción para campesinos, obreros y empleados en general, lo cual era una grave provocación en los tiempos de la Guerra Fría, motivo por el cual, sus enemigos dentro del PAN, los del conservadurismo fascista y demagógico, que tildaron a don Efraín de “jesuítico marxista”, pero que en realidad era un hombre de avanzada, un gran intelectual impulsor del “solidarismo”, como Aldo Moro y su “compromesso storico”, aquel mártir de la Democracia Cristiana en Italia.
Y si nos atrevemos a comparar a don Efraín con Aldo Moro ¿Quiénes podrían ser hoy parte de la fracción conservadora fascista y demagógica en Acción Nacional? Porque en su tiempo fueron gente como Conchello, Ruffo y Pablo Emilio Madero, allegados a las cúpulas patronales, hoy son gente como Adalberto Madero, Margarita Arellanes, Guillermo Padrés y Rosendo Villarreal, cínicos, centaveros, frívolos y cosméticos, sin una pizca de solidez doctrinal y carentes de calidad moral e intelectual.
Ingrese usted los nombres de Rosendo Villarreal y el de sus allegados Domitilo, Aguirre, Salcido, Lozano, Huesca, etc., en la internet, verá como salta el fraude, la corrupción, el peculado, el espionaje y la degradación. Y aún así se atreve Rosendo Villarreal a exigir rendición de cuentas y transparencia en el Congreso local; el cinismo en su máxima expresión.
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