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Cuantas de esas

Al gobernador se le habría mostrado la evidencia contra Gerardo Garza, se le habría pedido primeramente su silencio, segundo su colaboración para extraerlo quirúrgicamente de la estructura de gobierno

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BAILE Y COCHINO.-

Escribe: Horacio Cárdenas.-

De lejos se tiene una idea bastante difusa, muy poco clara de lo que en la realidad implica la tarea de gobernar. Muy por encimita, parecería a ojos del gran público que los gobernantes y funcionarios, se la viven de evento en evento, que se la pasan en la pura grilla y las relaciones públicas, pisando sus elegantes oficinas solo de vez en cuando, que se la pasan en desayunos políticos, en comilonas, brindis, cenas y celebraciones de todo tipo, y esto tiene una justificación: los gobernantes acuden a esos eventos sociales, que es donde se les ve más o menos relajados, sonrientes, demostrando fehacientemente que la política, cuando menos la que se hace en México, sí equivale a comer sapos y culebras sin hacer gestos.
Pero rara vez tiene alguien fuera del círculo cercano de colaboradores, de ver al funcionario haciendo trabajo de gabinete, firmando cheques, revisando discursos, y en general todas las cosas que imprimen un sello personal a su administración, cosas que no puede delegar aun en su gente de la mayor confianza, pues en la soledad de arrastrar el lápiz o usarlo para tachonar, que se decide el presente y futuro del político.
En parte es la misma estrategia de comunicación social de los gobiernos la que ha propiciado esa percepción del gobernante como alguien que se toma las cosas a la ligera, las fotografías que distribuyen las oficinas de prensa siempre muestran a su jefe sonriente, tranquilo, con dominio de la situación, los boletines que las acompañan rara vez… no, nunca hablan de problemas, sino de logros o proyectos en proceso, jamás de lo que se desechó, de lo que se quedó tirado, de lo que topó con pared, y en general de cualquier cosa que pudiera sembrar el más mínimo asomo de duda en la población de que el gobernante no tiene el absoluto control de lo que constituye su ámbito de competencia, y su capacidad de influir en otros más allá de este.
Desde principios del sexenio de Rubén Moreira, la estrategia de comunicación social se ha centrado en mostrar al gobernador en compañía de los más altos funcionarios de la administración pública federal, embajadores, empresarios extranjeros, lo que de entrada manda el mensaje de que cuando menos, el presidente de la República, los secretarios de los despachos, todos ellos, le conceden calidad de interlocutor, y ya de allí, los boletines abundan sobre reconocimientos, sobre compromisos de apoyo, sobre convenios firmados, sobre una serie de cosas que en unas pocas líneas, quieren y a veces logran dejar en claro en la mente del ciudadano que el gobernador cada vez que va a México, es recibido y bien recibido por las más altas autoridades del país, ya con eso, nos sentimos menos abandonados.
Pero ¿de veras las visitas de cortesía de un ejecutivo estatal a los funcionarios federales son solamente eso, un intercambio amistoso de simplezas?, nos sospechamos que no. Porque si alguien prácticamente no tiene un solo minuto para desperdiciar a lo largo del día, es, digamos, el secretario de gobernación, el de la Defensa Nacional, el de Marina, el de Hacienda, la Procuradora General de la República, ni el de Educación ni nadie de quien dependan tantos problemas, programas, proyectos, soluciones… eso de que “nomás pasaba por aquí y le dejo una bolsita de pan de pulque que yo se que le gusta”… eso es a nivel de sótano, no de altos burócratas con las presiones al tope.
Queremos creer, nos parece lógico, que cuando se anuncia la llegada de un gobernador, haya sido convocado o se haya dejado caer por allí, el primero, segundo u octavo secretario pondrá sobre el escritorio del titular de la cartera, una carpeta con los asuntos más importantes de su respectivo ámbito de competencia, el de Hacienda hablará de recortes, de fechas de entrega de participaciones, de ampliaciones,; el de Defensa hablará de pistas clandestinas, de movimientos sospechosos, de datos de inteligencia; la procuradora hablará de lo suyo, investigaciones en curso, colaboración que se espera del ejecutivo, su personal y sus dependencias, así como una que otra advertencia de que ciertos asuntillos deben dejarse correr, no se deben tocar ni estorbar, ni nada, so pena de… y luego ya se toman la foto, ambos sonrientes, para irse acto seguido uno preocupado a más no poder, y el otro con la convicción de que contará con el apoyo solicitado, ordenado o como quiera llamarlo.
Vamos a formular una versión novelada, ya que no estuvimos allí y nadie que estuvo soltará prenda de lo visto u oído, incluso negarán todo conocimiento de la cuestión.
El gobernador de Coahuila se apersonó en el despacho de la Procuradora General de la República, o quizá del Secretario de Marina, o de alguien más, en donde les habrían comunicado que un funcionario, un alto funcionario de la administración estaba siendo investigado por su participación en actividades del crimen organizado y en la presunta comisión de uno o varios delitos del fuero federal. Al gobernador se le habría mostrado la evidencia, se le habría pedido primeramente su silencio, segundo su colaboración para extraerlo quirúrgicamente de la estructura de gobierno, esto para que nadie pudiera salir con la versión de que desde el gobierno se permitía, se protegía o se ignoraba esta situación, y finalmente, que cuando se actuara, se prestara la debida colaboración.
Regresa Rubén Moreira de su viaje, y tras estudiar varias alternativas, lanza un programa de austeridad del gobierno estatal, se arma bien la cuestión, se formulan objetivos de ahorro, y a la hora de implementarlo… la única dependencia que desaparece es la Secretaría de Gestión Urbana, Agua y Ordenamiento Territorial, de la cual era titular Gerardo Garza Melo.
En los corrillos y corredores se plantea que siendo cuñado de quien es cuñado y habiendo servido bien durante años, no lo dejarían en la banca, pero los meses se suceden unos a otros, y sigue fuera de la administración.
De repente Saltillo se despierta con la novedad de que la Secretaría de Marina catea las propiedades de Garza Melo, como parte de una investigación de gran envergadura por delitos federales y delincuencia organizada.
Lo máximo que se llega a mencionar es que se trata de un “exfuncionario”, sin que casi nadie pueda citar la dependencia de que era titular ni cuando dejó de serlo. La operación quirúrgica, minuciosamente planeada desde el centro y ejecutada en la parte local, fue un éxito. Sí, no lograron detenerlo a la primera, pero se evitó el daño al gobierno estatal, y eso ya vale lo suyo. Una muestra clara, aunque suene a discurso oficial, de la colaboración entre los órdenes de gobierno, y de que sí hay trabajo, mucho, pero no se nota.
La pregunta que nos surge es ¿y cuantos de esos asuntos le encargan al gobernador cada vez que acude a una de esas vistas de cortesía a México?, nos imaginamos que no pocos, algunos fáciles, otros espinosos, uno que otro de alta prioridad y otros que daría lo que fuera por que no le cayeran en las manos… como este de Gerardo Garza Melo, que agradecidos deberían estar en el palacio rosa de que no les hizo un boquete en el caso que los tuviera a estas alturas por debajo de la línea de flotación.
Ahora sí que de esas visitas saltilleras por la capital del país, cada vez las hacen con menos ganas, ¿Quién sabe porque?

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