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La inmovilidad intergeneracional

En México, el color de la piel tiene incidencia en las oportunidades de sus habitantes.-

LA QUIMERA DE PEP.-

Escribe: José Luis Cuevas.-

piel

Hace 73 años vio la luz un concepto que, de acuerdo a la más reciente información publicada por INEGI, sigue vigente en México. El científico Alejandro Lipschutz bautizó a América Latina como <<el reino de la pigmentocracia>> es decir, un terruño en el que el color de la piel es un factor que tiene incidencia las condiciones de vida y oportunidades de sus habitantes… o el color de los ojos, o del cabello o de lo que sea. El diferente siempre es menos.

El ego social, así se me ocurre decirle, nos ha hecho creer que estamos en la bonanza total, o por lo menos en camino de ella. Las versiones oficiales nos divulgan su perspectiva de que todas las épocas pasadas han sido peores. Ahora no hay hambre, no hay guerras, no hay muertos, no hay partido oficial, no hay dedazo, no hay pobreza, no hay enfermedades. Y es que antes en los hospitales no había medicinas, y no había crecimiento económico, y no había, y no había y no había… ¿o sí? Quizá hemos cambiado poco, o quizá hemos avanzado de manera horizontal.

Los resultados publicados por INEGI en un estudio que se llama Módulo de Movilidad Social Intergeneracional muestran la manera en que se ha evolucionado en términos de condiciones. Una de las partes polémicas, de las que han destacado en todos los medios, es la que asocia el nivel de escolaridad con un color de piel asumido por el propio individuo que responde la encuesta; esta muestra un rezago en las personas que se consideran con un tono de piel distinto de la más blanca. Es decir que el nivel educativo tiene una relación matemática positiva con el color de la piel; a mayor nivel educativo, el individuo será más güerito, de manera general.

Evidentemente son tendencias, sí. Pero muy peligrosas y hasta estructurales. Ahí radica la peligrosidad de este asunto. Así como se dice que hay quienes son buenos en el fondo aunque no lo parezcan, hay cosas, cuestiones y conductas que parecen malas y en el fondo son peores.

Es la historia de la humanidad, que al igual que la competencia en el libre mercado, tiene una lucha que se libra en la arena de la búsqueda de la diferenciación. Si eran hebreos, u oriundos de Mesopotamia, o persas y griegos. O sí provenían de Egipto, de Macedonia, de Roma, de Castilla o de Mongolia. Incluso si eran judíos, o musulmanes, o nazarenos; o si practicaban en el budismo. Las causas dividían pero la humanidad prevalecía… a pesar de todo. Parecía oculta pero estaba detrás de todos.

Y también es la historia de México, de Nueva España y de Mesoamérica. Unos mayas, otros mexicas; o peninsulares y mestizos. Pero también fueron insurgentes y realistas; y luego cristeros, pero antes carrancistas y maderistas, o de Porfirio, pero estaban los que seguían a Calles. En fin, hay ejemplos.

Lo que nos retrata la investigación de INEGI es una imagen lamentable, sí. Pero debe ser más que eso, es un área de oportunidad hacia donde orientar, también, los esfuerzos de la igualdad y la equidad.

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