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VEINTE MILLONES DE DÓLARES

BAILE Y COCHINO.-

Por Horacio Cárdenas.-

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Los políticos siempre serán políticos, se creen que cada vez que les ponen un micrófono enfrente, es para que suelten de su ronco pecho única y exclusivamente buenas noticias. No importa el área en la que se desempeñen en la inescrutable estructura burocrática, ni tampoco en nivel en que se localicen en las nóminas, no hay uno que no busque subir, para lo que hay que congraciarse primero que nada con sus jefes y luego con la gente a la que le extirpan el dinero vía impuestos, para luego depositárselos en forma de sus abultados salarios y otras prebendas de las que mejor no hablar. De allí lo dicho, que se sientan obligados a allí donde estén o allá donde vayan, lanzar los mensajes más optimistas que puedan inventar, sustentándolos aunque sea con los proverbiales alfileres.

Pero si esto es una constante en la política nacional, en ningún lado se da con más fuerza que cuando los señorones funcionarios nos bendicen con su presencia en provincias, ¿y qué provincia puede pensar uno más lejos, si no en lo geográfico sí en lo económico y en su relativa importancia geopolítica y electorera que Coahuila?, bueno pues hasta por acá vino a apersonarse Ernesto Ríos Patrón, quien la gira como director del inefable Instituto Mexicano del Petróleo, pomadosa dependencia gubernamental, que si se acercara a una milésima fracción de lo que ha sido su misión y función desde su creación, no estuviera el país en este vergonzoso grado de dependencia energética, no visto desde que nuestros ancestros hacían fuego golpeando un par de piedras.

Bueno, pues aprovechando su presencia en Saltillo hace algunos días para participar en el Foro internacional de Talento y Energía organizado por el Clúster minero petrolero, o en su versión actualizada, el clúster de Energía Coahuila, Ernesto Ríos vino a dar lo que para él es la buena nueva, la inversión de nada más y nada menos que veinte millones de dólares en el tan llevado y tan traído gran proyecto de la explotación del gas shale en territorio coahuilense, mismos que se vienen a sumar, en la contabilidad solamente porque en el terreno no hay prácticamente nada, a otros 230 millones que se supone que se han invertido en este asunto del que tanto y tanto han hablado los políticos, y que hoy por hoy sigue sin ser suficiente siquiera para encender el boiler cualquier día de verano en Piedras Negras, por citar solo uno de los municipios más calientes de la entidad, donde el agua arde sin acercarla siquiera al fuego.

Ni que decir, la huerfanada coahuilense recibió con aplausos la dádiva, la limosna, o no, hablando en plata, la promesa de que el IMP invertirá esa aparentemente enorme suma de dinero en avanzar un proyecto del que se esperaba demasiado y se ha tardado demasiado al cubo, para el 2015 debían estar funcionando miles de pozos y creciendo exponencialmente la explotación, y en su discurso el cuate este mandó “la producción estable y constante de los yacimientos no convencionales” para el año 2030… Sí, por lo del dinero el señor se sentó entre atronadores aplausos… a ver si el siguiente año alguien se acuerda de la promesa, cuando la hayan ya cumplido, cosa que nos permitimos dudar, y del shale manando por tuberías para convertirse en millones de dólares, a ver quién está todavía aquí para verlo.

Nomás por curiosidad morbosa, la única que hay, nos pusimos a averiguar cuánto cuesta, más o menos, abrir un pozo para extraer gas y aceite shale, encontrando como referencia que en el yacimiento Bakken, por una perforación vertical de 10 mil pies y lateral de 8 mil, contando ya con la propiedad de la tierra, el costo es de entre 4 y 6 millones de dólares, más una cantidad igual para el equipamiento de fragmentación, extracción y bombeo artificial, además de más o menos medio millón para instalaciones de superficie, incluyendo tanques, tratadoras, tubería, y demás. Considerando una empresa que funciona con toda la eficiencia, experiencia y tecnología necesarias, y a precios por volumen de cien pozos por año, el costo unitario iría de 8 a 12 millones de dólares. Cifra elevada, ni quien lo dude, pero no hay porque preocuparse, pues para nuestra fortuna, los hipotéticos yacimientos coahuilenses se parecen más a los de Eagle Ford en Texas, que a los de Bakken en Dakota del Norte y Montana, con lo que el costo estimado es de entre 6 y 8 millones de dólares.

¿Para cuántos pozos alcanzarían los veinte millones que trae en la bolsa el Instituto Mexicano del Petróleo?, sumando la ineficiencia, dependencia tecnológica, inexperiencia y descontando la corrupción que dice el presidente Peña Nieto que vemos en todo, entre dos y tres pozos. No está mal para empezar a ver la calidad de la melcocha.

Pero no coma ansias, porque el director del IMP no dijo que fueran a perforar para explotar, lo suyo lo suyo es la investigación o algo así, así que la lana se irá a “recolectar un poco más de información”… pero no en pozos nuevos, sino en los que ya perforaron, y para que no anden reclamando, ya dijo que el grueso del billete se irá para el trabajo de los científicos en la sede del IMP, no instalada en Jiménez, Hidalgo, Nava, o cualquier municipio coahuilense, sin en el extinto Distrito Federal, y al pago de empresas que ayudan al desarrollo de la actividad, sea eso lo que sea. Total que para picos, palas, perforadoras verticales y horizontales, no va a haber ni un dólar, todo se va a destinar a lo de siempre, hacer como que se hace, y de esto tampoco crea que tanto.

Bueno, cuando menos el sexenio se está acabando, el siguiente gobierno de las primeras cosas que hará será cambiar de lema, porque nada suena más hueco que eso de “Coahuila un estado con energía”, y si lo duda, allí está el gran proyecto del gas shale, que a cómo vamos, por el interés que le significa al gobierno federal y a las empresas, seguirá como proyecto por décadas o siglos.

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