AQUELLOS TIEMPOS.-
Por Miguel Ángel Genis Guzmán.-
Durante nueve años. Ernie Banks deleito a los fanáticos de la Liga Nacional y especialmente a los de la industriosa ciudad de Chicago, sede de Los Cachorros, con sus tremendos bambinazos que se perdían en las gradas de los jardineros y emocionaban a los aficionados que sabían que durante la década del cincuenta, no había en todo el beisbol de las Ligas Mayores un parador en corto mejor que el favorito de la “Ciudad de los Vientos”.
No obstante haber conectado 512 cuadrangulares para su equipo durante su brillante carrera. Banks se quedó con el deseo de jugar en una serie mundial, aunque a sus seguidores les consuela saber que otros magníficos peloteros, huéspedes del Salón de la Fama y súper bateadores tampoco pudieron llegar al “Clásico de Octubre”.
Tan solo mencionaremos a dos de ellos para darnos una idea de las injusticias de este deporte: el fenomenal George Sisler, primera base de los Cafés de San Luis, quien brilló intensamente en la década de los veinte y de quien Ty Cobb, tal vez el más espectacular t efectivo bateador de todas las épocas dijo alguna vez, “es un jugador casi perfecto, todo lo hace bien, batear, fildear correr las bases, tirar y jugar con inteligencia”.
Otro talentoso considerado como un mago con el bat y que tampoco llegó a jugar una serie mundial fue el panameño Rod Carew, segunda base, primero de los Gemelos de Minnesota y más tarde de los Angelinos de los Angeles quien logró siete títulos de bateo, superado solo por Ty Cobb y Hognus Wagner y empatado en este renglón con Rogers Hornsby y Stan Musial, todos ellos inmortales del Salón de la Fama. Ambos se quedaron con el deseo de llegar a una serie mundial.
Para apreciar la grandeza de Enrie Banks, tal vez sea necesario destacar que en el Recinto Sagrado de Cooperstown, aparecen 16 paracortos, que han ingresado a lo largo de toda la historia del beisbol, y entre los restantes 15, únicamente logran sumar 1,043 jonrones, es decir, menos del doble de los que tiene el favorito de Chicago que como hemos dicho se destapó con 512 palos de vuelta entera.
El segundo sitio en cuadrangulares entre los short stops lo ocupa el magnífico Joe Cronin, de Los Senadores de Washington, quien apenas conectó 170 y en el tercer lugar aparece el mago del guante, Travis Jackson, de los Gigantes de Nueva York en la década de los 20 y de los 30 con 135 mientras que Pee Wee Reese, dinámico y bujía de los Dodgers de Brooklyn alcanzó 126, los demás ni siquiera llegan a cien jonrones cada uno.
La verdad es que en todos los equipos, el paracorto es considerado más que nada como un jugador defensivo y rápido, pero Banks rompió con todas las reglas y fue un tremendo cañonero que todavía añoran los fanáticos del Wrigley Fiel de Chicago.
Banks, pelotero de piel sepia, bateó 40 o más cuadrangulares en la temporada en cinco ocasiones. En 1955 conectó cinco palos de vuelta entera con las almohadillas congestionadas; los lanzadores temblaban tan solo con la presencia de este magnífico cañonero en el círculo de bateo.
Su mejor temporada fue sin duda la de 1958, cuando despachó a las tribunas 47 palos de vuelta entera y fue designado por los cronistas como el Jugador Más Valioso, galardón que volvió a ganar en 1959 a pesar de que los Cachorros no pudieron llegar al clásico de otoño.
La primera vez, porque se les atravesaron los Bravos de Milwaukee con su tremendo orden de bateadores que incluía al rey del jonrón Hank Aarón, al tremendo Andy Pafco, el musculoso Eddie Mathews y al explosivo Joe Adcock entre otros.
En la segunda ocasión, los fabulosos Dodgers de Brooklyn se alzaron con el banderín con un equipo de jugadores consistentes comandado por el portentoso Duke Snider, el brillante jardinero del brazo como rifle Car Furillo, el manotas Gil Hodges, el magnífico paracorto Maury Wills y el talentoso Jim Gilliam, por tan solo mencionar a unos cuantos.
Ernie empujó al plato más de 300 carreras de las que el mismo anotó, lo que viene a ser caso raro para un short stop, que se supone debe embasarse para que sus compañeros, con más poder con el tolete lo envíen a la registradora. El timbró 1,305 anotaciones y empujó 1,636, algo que ni el grandioso Hognus Wagner pudo hacer.
Banks nació el 31 de enero de 1931 en la ciudad de Dallas Texas y fue electo al Salón de la Fama en 1977, seguramente que de haber jugado para un equipo más consistente, habría escrito páginas muy interesantes en los clásicos de otoño, pero los Cachorros de Chicago, pasaban una de sus peores épocas en la década de los 50´s, que fue cuando este excelente pelotero vivió sus mejores años en los diamantes.
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