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No engañen más a los parrenses, el pasado quedó atrás

ESPEJO CÓNCAVO.-

Por: Roberto Morales.-

ALCALDES8
De izquierda a derecha, Ignacio Segura, último alcalde de Parras que hizo obras, Evaristo Madero, Jorge Dávila y Ramiro Pérez A.

Parras ha visto deteriorarse, día a día, sus calles, sus avenidas, sus paseos, sus servicios, en pocas palabras su imagen de turística ciudad.

Han pasado cuatro alcaldes y tres administraciones, todas de diferentes partidos y, el resultado ha sido el mismo: la corrupción es un imperativo en esas administraciones.

La debacle empezó con Evaristo Madero, un empresario analfabeta al que en mal momento, el entonces gobernador Enrique Martínez vio con buenos ojos y lo designó como el candidato del PRI al ayuntamiento de Parras. Con el apoyo gubernamental, no hubo piedra en el camino que impidiera la llegada de este personaje que, de la noche a la mañana, construyó todo un emporio de transporte de carga.

Luego le sucedió en el cargo, Jorge “Coco” Dávila, hijo del propietario de la única tienda “grande” de Parras; apadrinado por el propio Evaristo Madero llegó a la presidencia municipal para no hacer nada, salvo algunas pinceladas de obra con las que remozaron el centro de la ciudad y su entrada principal, aun cuando tuvo para disponer a su antojo de los recursos provenientes del programa de “Pueblos Mágicos”, esos que dicen utilizó para formar una nogalera  gigantesca a la entrada de la ciudad.

Luego, bajo otras siglas partidistas, regresó Evaristo Madero. Y junto con él llegaron las “vacas  gordas” que sirvieron para incrementar fortunas de sus más allegados colaboradores. De la nómina municipal salieron los salarios de incondicionales y trabajadores. La abultada nómina incluía a tres que cuatro sirvientas, un jardinero y choferes de sus camiones de carga.

Las calles empezaron a sufrir los estragos del olvido sin embargo, el agua no escaseaba porque hasta un pozo de su propiedad suministraba el vital líquido a la población, claro, con cargos al Sistema de Agua porque en este asunto no hay nada gratis; también a tiempo se recolectaba la basura en camiones que en forma por demás sospechosa, resultaron de su propiedad.

La población cansada del olvido en que mantenían al “pueblo mágico”; desesperados por no encontrar un empleo digno en Parras y tener que trasladarse todos los días a Saltillo y Ramos Arizpe donde hay excedentes de fuentes de empleo, decidieron votar por un cambio y vieron en Ramiro Pérez A., una especie de tabla de salvación, una bandera de libertad, una esperanza para conseguir lo que llevaban, y llevan años anhelando.

Pero, el candidato de MORENA, abrazado por todo Parras perdió el piso al ganar las elecciones. Nadie sabe si trata de recuperar el dinero que invirtió en tres campañas para alcanzar el poder, lo cierto es que en nueve meses ¡mando al pueblo al carajo!, como diría el Presidente López Obrador.

Todo lo que criticó y enarboló como bandera de lucha, muy pronto se convirtió en una desagradable verdad de la que hoy se lamentan los parrenses.

Basta recorrer las principales calles del pueblo, ya no las de las colonias, para dar cuenta del desastre en que han caído. Hoyos de dimensiones extraordinarias consumen el pavimento, “la superficie de la luna podría estar lisa”, dirían algunos astrónomos; las esquinas se convirtieron en muladares donde la basura adorna los postes donde reposan, las moscas pululan en el aire, se meten a las casas y, por las noches, los caminos son boca de lobo, la oscuridad se traga todo.

Es la tragedia misma de un pueblo, llevado al caos total por la mano de Pérez Arciniega.

Hay quien puede defender a este alcalde y decir que nueve meses de su gobierno son pocos que pronto demostrará que los ciudadanos no se engañaron al sufragar a su favor.

Pero son nueve meses en que el deterioro crece y en su defensa, sus amigos y parentela, juran que lo dejaron sin dinero, dejaron quebrado al municipio.

Pero la gente debe saber que Pérez, su parentela, sus 16 amigos abogados de Monterrey, incrustados todo en la nómina municipal, están saqueando a Parras.

O nada más que explique dónde están los tres millones de pesos mensuales que le asigna el gobierno federal para infraestructura, porque ese dinero no se ha visto por ninguna parte.

Que informe porque de pronto aparece un adeudo de más de 20 millones de pesos a la Comisión Federal de Electricidad si su antecesor, vendiendo a la mala un espacio del mercado, cubrió el adeudo que se tenía en ese entonces. Que explique porque ese enorme adeudo si las calles están sin alumbrado público, si no llega el agua potable a los domicilios porque las bombas permanecen apagadas para que la gente se moleste y un día decida aprobar lo que viene en puerta: la venta del sistema de agua a los empresarios españoles que controlan este servicio en Saltillo.

Son muchas las interrogantes, que nada tienen que ver con el pasado inmediato ni con diez años atrás. El saqueo está ocurriendo hoy, ahora, en estos momentos, y la crisis de servicios primarios es palpable.

Y no hablemos de los abusos policiacos, porque nunca acabaríamos.

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