BAILE Y COCHINO…
Por Horacio Cárdenas.-

Las giras presidenciales no han cambiado mucho al paso de la alternancia. Nos imaginamos que cuando en emperador Acamapichtli hacía una gira por el Mayapan, por la Gran Chichimeca, por el Totonacapan, también armaba sus discursos de manera tal de congraciarse con sus gobernados… por no decirle sus vasallos o sus súbditos.
Las giras de los gobernantes siempre han sido para congraciarse con la gente, hablamos de políticos de cierto nivel para arriba, no de aquellos que están encargados de la talacha de gobernar, cobrar impuestos para el imperio, supervisar que se cumplan las órdenes del tlatoani, que nadie le lleve la contraria de pensamiento, palabra, obra u omisión, lo que sea, pero lo que es cuando el mandatario se apersona en sus posesiones, todo suele ser sonrisas, abrazos, besos… y hasta mordidas cuando alguien se ve tan sabrosito que se lo quieren comer… a las crónicas nos remitimos.
Pero las sonrisas para que se conviertan en felicidad, en euforia que se manifieste en aplausos rabiosos, requieren de un aliciente, ¿y qué mejor aliciente que las promesas?, así, desde aquella primera transformación, que algunos, los pueblos sojuzgados, los esclavos, los sacrificados en los templos a los dioses dirían que no era precisamente benigna por más que fueran “pueblos originarios” de pura cepa, luego con la segunda, que disculpará usted que no dominemos bien todavía esta reescritura de la historia patria, pero que creemos que se refiere a las leyes de Reforma, la tercera con la Revolución Mexicana, y finalmente la Cuarta, con el advenimiento de la República Amorosa, sin descartar los gobiernos de la alternancia, que entre unos y otros la pasión dominante ha sido el odio aderezado de desprecio, todos los políticos en turno han hecho uso y abuso de las promesas.
Aquella anécdota del político del viejo PRI, que en una gira proselitista, en un pueblo cualquiera de la geografía nacional, en su acalorado discurso prometió construir un puente, no faltando algún ciudadano ya con ideas medio revoltosillas que preguntara ¿y para qué queremos puente, si no tenemos río?, a lo que el colmilludo grillo que no iba a azorrillarse por que le señalaran un error tan nimio, respondió, les construiremos un puente, porque antes de eso les vamos a construir un río… y ahora sí, no hubo quien le contestara nada, tan sorprendidos se quedaron todos, momento en que entraron al quite los paleros, y cuentan que aquello se mecía de tantos aplausos y tan fuertes. Que sepamos la promesa nunca se cumplió, el pueblo aquel sigue sin puente y sin río, pero el político logró la votación para el puesto que deseaba.
Ahora, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador iba a estar por Coahuila, convenía poner atención a las promesas que haría, porque por más que sea un político que se dice completamente nuevo, diferente de los que había en el pasado y que hacen todo lo posible por ver fracasar la Cuarta Transformación para volver a encumbrarse en el poder, la verdad es que comparte el vicio de echar promesas a diestra y siniestra, mismas que luego se olvida de cumplir. Nomás por no olvidarlo, prometió visitar Coahuila y después se le olvidó.
No le busquemos más, todas las vueltas que ha dado la Comisión Federal de Electricidad para la reactivación de la compra de carbón a las empresas productoras de la Región Carbonífera, tenían que ver con esta gira presidencial. Conste que ni un kilo de carbón ha salido de las minas para ir a alimentar las plantas geotérmicas de Nava… pero allí están el censo, los correos electrónicos, las reuniones con el superdelegado y con el subsecretario de minería, para que nadie pueda decirle en su cara al presidente: eso no es cierto, no se ha hecho nada para volver a comprar carbón, no, sí se ha hecho, nada que funcione, pero mucho para mantener la esperanza de que se reactivará, por más que entre tanto la Región siga en terapia intensiva y si insumos para socorrerla.
Si no fuera por esos meses de hacer como que hace la CFE, simplemente sería imposible una gira de Andrés Manuel por Coahuila, porque allá donde fuera, se dejarían caer los mineros y los empresarios, que no son gente que se conforme con darle manazos o golpear con pancartas a las camionetas blindadas de la escolta presidencial, mínimo se llevaba unas pedradas, por más que el carbón mineral sea bastante blando, sí tizna, no solo carros sino también la honra de quien se siente la virgen envuelta en huevo.
Llamamos la atención sobre el tema de las promesas, porque recién estuvo el presidente en Baja California, y en uno de sus tantos discursos prometió a la población la construcción de una planta generadora de energía, para que con ella se acabaran los apagones. Luego luego paramos la antena porque esa mismita promesa la fue a hacer a Quintana Roo y a Yucatán hace algunos meses, la de que la Comisión Federal de Electricidad comenzaría a la brevedad a edificar una central de generación, afortunadamente acá ya no vino a tirar ese rollo.
Lo interesante de la promesa de multiplicar las plantas generadoras importa porque…si algo ha habido en los últimos años en México son proyectos para incrementar la capacidad eléctrica. Sin ir más lejos, allá en Baja California, se encuentra un proyecto energético del que lo único que pudo decir el presidente cuando pasó por allí, fue que afeaba el paisaje de la Rumorosa, ah y por supuesto, que era un proyecto neoliberal plagado de corrupción, que además habría que revisar.
Lo mismo ocurrió en el sureste, en Chiapas existe uno de los parques eólicos más importantes no solo de México sino del continente, uno con capacidad de ampliarse sustancialmente para satisfacer creces la demanda de energía de la zona además, con energías limpias, que no contaminen el medio ambiente.
En ambos contextos ¿qué ocurrencia de prometer regresar al pasado con esquemas tecnológicos anticuados, ineficientes, contaminantes?, la única explicación o justificación es la necedad de retomar el monopolio en la generación de energía eléctrica, a cargo de la Comisión Federal de Electricidad, sin pararse a pensar en que esta carece de capacidad, no tiene recursos, y tiene demasiados problemas administrativos y vicios sindicales, como para seguir engordando la sanguijuela, pero además, no hay ningún viso, mucho menos presupuesto o proyecto ejecutivo para comenzar con las dichosas plantas.
Con todo lo que el gobierno federal ha golpeado a los proyectos energéticos alternativos, algunos de ellos instalados en Coahuila, además de tener operando las plantas geotérmicas a una quinta parte de su capacidad instalada, que con solo ampliarla a su nivel, con eso se garantizaría electricidad suficiente para las necesidades tanto de la Península de Baja California como de la de Yucatán, hay que estar atentos con las promesas presidenciales, el pueblo de Coahuila ya no está para compromisos falsos y vacíos, y tiene mucho que reclamar de las pasadas promesas que quedaron en puro aire caliente.
Que horror de sintaxis en serio no pude ni leer la mitad por la horrible redacción de esta persona.