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Los Cansinos

BAILE Y COCHINO

Por: Horacio Cárdenas.-

Cuenta la historia, cada vez menos reciente, que en la época en que la mayoría de los países latinoamericanos era gobernado por dictadores que llegaron al poder por la vía expedita del golpe de estado, un cierto gobernante de Guatemala, general obvio, así fuera de un ejército pequeño como corresponde a un país no muy grande en extensión y población, se aventó la puntada de declarar en un discurso público que él, no obedecía órdenes más que de dios mismo. Obsta decir que luego de tan elaborado exabrupto, no duró en el cargo de presidente ni 24 horas, fue derrocado por otro general, quien sí entendió que nadie se manda solo, y en el caso de los gobiernos latinoamericanos, se obedece a lo que en Washington tengan la gentileza de mandar decir. Quien sabe si ahora, seguro que han refinado mucho sus métodos, que en el siglo pasado eran excesivamente directos, pero el caso es que la Agencia Central de Inteligencia, el Departamento de Estado, la Casa Blanca, el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal, vamos hasta el Departamento de Agricultura y una veintena de oficinas gubernamentales no tenían ningún reparo en tener sus opiniones muy particulares de cómo debían hacerse las cosas en cada país del continente, mismas que hacían saber en los tonos que garantizaran su acatamiento, desde los más elegantes y diplomáticos hasta los más escandalosos, pues un misil que impacta un avión es bastante escandaloso, o un desembarco de marines, también es bastante vistoso y amedrentador.

Mal que bien los gobiernos de los países latinoamericanos aprendieron que de ciertas cosas, de muchas cosas, de todas las cosas… hay que consultarlas, las decisiones que se tomen por más locales que se crean que son, tienen una repercusión en otras latitudes, y así como son los norteamericanos, que tienen la idea más o menos fundada de que de América Latina reciben puros problemas, pues mejor estar bien con ellos, sin pecar o pecando, que eso es lo de menos, de servilismo, y así nos ahorramos un montón de complicaciones todos.

Los gobiernos priístas y panistas, neoliberales, fifís, conservadores y todo lo que se quiera decir de ellos, tenían las cosas bien claras: estás bien con los Estados Unidos, a lo mejor te va bien, estás mal con los Estados Unidos y seguramente te harán la vida de cuadritos, y no solo al gobernante sino al país entero, para que le apriete las tuercas y así doble las manitas. No le vamos a exagerar, hasta pasarelas de los candidatos a la presidencia de la República había, iban a Washington y Nueva York a que los evaluaran con lupa, y emitieran un juicio que se recibía en palacio nacional con carácter de recomendación no precisamente negociable. Pero cosas de la democracia, que tanto critica y cuestiona Andrés Manuel López Obrador, si por los norteamericanos fuera, él no sería presidente, la consecuencia obvia de esto es que él ni su gobierno conocen, o se hacen los que no conocen, las reglas no escritas de la relación bilateral.

Esto que le decimos se ha manifestado ya en mil roces entre los dos gobiernos, pero el que nos interesa comentar es el de las vacunas contra el COVID-19. Si los tiempos fueran otros, el agregado de salud, el mismo embajador hubiera acudido al Departamento de Salud del gobierno estadounidense para preguntar ¿qué vacunas son las que ustedes dan por buenas?, seguramente le habrían agradecido la deferencia, le habrían entregado una listita con los nombres de las vacunas, el fabricante y hasta el teléfono para que se comunicaran, y hasta con el aliciente del “dile que vas de mi parte, para que te de trato especial y te haga un descuento”. Pero los tiempos no son aquellos sino estos, y la 4T pensó que podía manejar una pandemia a la que primero llamó inexistente, luego exagerada, un invento de las empresas farmacéuticas, con las que por cierto trae pleito casado, sin hacer caso de científicos mexicanos, ni de las organizaciones sanitarias internacionales, mucho menos del gobierno de los Estados Unidos, y cuando vio como ineludible que tenía que comprar vacunas para aplicarlas a la población, pues se fue por la fácil, la que obedeciera más a su estilo de ver y entender las cosas.

Claro que vivimos en un mundo libre, claro que nadie le dice a nadie que se puede hacer y qué no, pero… hay naciones, las más desarrolladas, las capitalistas, llámeles con los epítetos que más le agraden, que se dan el lujo de decir: si no traes las vacunas que yo apruebo… no entras. Y es entonces cuando el gobierno del pueblo y sabio, el ejemplo mundial en manejo de las crisis sanitarias, la envidia de propios y extraños, se da de topes contra los muros porque… las vacunas rusas, las vacunas chinas, las que consiguió baratas, a una fracción del precio que tenían las de laboratorios, digamos, más formales, esas NO VALEN.

Hablando en específico de los trabajadores del sector educativo, privado y público, que se programaron dentro de la estrategia de vacunación del gobierno federal para recibir la vacuna de los laboratorios CanSino Biologics, no es que sean (todos) de los que antes de la pandemia cruzaban la frontera hasta para comprar la mermelada, los pañales de los niños y la comida del gato, pero sí, sobre todo en los estados fronterizos, era un grupo de población con capacidad económica y gusto por “pasar al otro lado”, pues sí, pero resulta que como en la Secretaría de Relaciones Exteriores, que vaya usted a saber porqué gansos es la encargada de la estrategia de vacunación, no checó qué vacunas debían tener aquellos ciudadanos de otros países que desearan ingresar en su territorio, pues tan sencillo como que n pasan y no siendo la CanSino una de ellas, se quedan fuera y punto.

Ah, porque sepa además que, ahora sí que la secretaría de salud, salió a decir que no, si ya se habían puesto la china ni se les ocurriera plantarse la Pfizer o la Aztra Seneca, porque podía pasarles quien sabe qué cosa horripilante. Ah, pero sepa además que si se puso la CanSino como cortesía del gobierno al sector educativo… no hay manera de probarlo, no hay forma de descargar el certificado de vacunación del sistema, lento, siempre saturado y muy ineficiente, y es que, sospechamos, simplemente no cargaron los datos de los CanSinos, la razón, la que prefiera, grilla, torpeza, se les hizo bolas el engrudo, se les cargó la chamba, o cualquier otra. Lo único que tienen para demostrar que les pusieron la CanSino es la roncha, y un papelito de 4 X 4 centímetros donde dice CanSino y la fecha, nada más. Para acabarla, el laboratorio ya soltó que sí, sería buenísimo un refuerzo… que potencia hasta por ocho el super poder de su vacuna, y si no se la pone, se queda con un 70% de incertidumbre, usted sabe.

Allí lo tiene, el encanto de tener un gobierno que no solo no sabe lo que hace, sino que no pregunta y no se deja que le diga, allí los tiene a los CanSinos, tristeando como zombis de este lado de la frontera porque no los dejan pasar al otro lado, donde tienen cierto temorcillo de que les puedan pegar algo…

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