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Una cena de Año Nuevo parecida a la Revocación de Mandato

ESPEJO CÓNCAVO

Por: Roberto Morales.-

En el correo encontré la carta de un lector que llamó mi atención porque, sin querer, me transportó a situaciones que ocurren con la política nacional. La misiva, firmada por un tal Juan Pueblo, obvio decir que no es el nombre de alguien que se conozca en todo México, decía así:

“Buen día, mi estimado amigo. He seguido a pie juntillas las políticas que dicta Sr. Presidente. Subrayo el , porque yo voté por él y siempre he aplaudido sus acciones. Solo que ahora, en espera del Año Nuevo como que las cosas no funcionaron como pensaba. Hace unos días di instrucciones a mi mujer, Joaquinita, para que el Día 31, prepare una deliciosa y abundante cena, digna de nuestra familia. Le dije, mira Joaquinita, para la cena de Año Nuevo, tienes que lucirte. Preparas un pavo al horno, sin que se te queme como el del año pasado; que quede jugoso, que en su carne apenas entre el cuchillo y salgan las rebanadas listas para servirse bañada en su salsa gravy y rodeada por una buena guarnición de frutos dulces, puré de camote o una pasta con especias, como lo dictan los expertos chefs de Google. Para tus parientes, que siempre desprecian el pavo, prepárales una buena pierna de cerdo, bien doradita, bañada en adobo, ya sabes que esa te queda de rechupete; la pierna la acompañas con sus papitas, pan de ajo, espárragos, Spaghetti Alfredo o arroz con chícharos y zanahorias. Y para sellar la buena mesa, no olvides los romeritos en mole, con sus respectivos nopalitos y las tortas de camarones, que dan un sabor especial. De los vinos me encargo yo de traerlos a casa. Primero celebraremos con una sidra espumosa (últimamente me gusta más la rosa que la blanca, como que trae más burbujas). Para el pavo un vinito blanco y para la carne un tinto de esos que fabrican en Parras. Ya después le daremos paso a los tequilas, las cervezas y los whiskitos y así, hasta que el cuerpo aguante. También le di la lista de invitados que habrían de sentarse a mi mesa. Estarían presentes mi suegra y mi suegro, mis cuñados , el José Ramón, el Pío y el Martín. Además de ellos debía invitar a los compadres Adán, Tatiana, María Luisa, Rocío, Jorge, Alejandra, Román y Delfina. Claro, sin olvidar al Manuel, al Marcelo, a la Claudia, a la Luisa María y a la Rosa Isela. Ya ni me acuerdo a cuantos más le dije que invitara, lo que si le ordené que dejara fuera a los que no quiero ver ni pintados, como a Ricardito, el Lito, el Enrique, el Loncho y al Emilio, ni mucho menos a El Lencho o al Ciro. Total, todo quedó perfectamente programado para que saliera a pedir de boca.

El 31 salí a mediodía del trabajo en la casona nacional, fue a licorería del Fósforo, que está por la esquina de Mina y de ahí me dirigí a casa, haciendo un poco de tiempo para que todo estuviera listo a mi llegada.

Algunos aparadores llamaron mi atención, no lucían en ellos las luces que año con año los iluminan, se veían tristes, pensé que era por eso de la pandemia que nos robó el sueño. Por fin, llegue al hogar cálido y dulce. Ya estaban ahí haciendo actos de presencia algunos de los amigos que siempre son los primeros en aparecerse en cualquier fiesta o reunión. Fui a la cocina donde creí que estaba Joaquinita y, ¡oh, sorpresa! La estufa estaba apagada, sin un solo sartén sobre las hornillas y el horno estaba más frío que un muerto de principios de año. ¿Pues qué pasó Joaquinita? ¿Dónde está la cena? Ella, con una mirada triste me respondió: – No me dejaste dinero para la cena… ¿Con qué comprar todo lo que hacía falta? Sin dinero no hay productos ni ingredientes y sin productos no hay cena. – Tarde reconocí mi error y mandé comprar unas docenas de tacos de ahí de con el borrado, a fin de cuentas es casi lo mismo una pierna adobada que unos tacos o unos tamales de chipilín.

Además, todos dirían palabras lisonjeras para garantizar la calidad de la cena. Con poco dinero se pueden hacer las cosas, aunque se coma gato por liebre. Así fue como transcurrió mi cena familiar. Agradezco su atención.

01 Enero del 2022.”

En verdad, me encantó el ingenio de Juan Pueblo, sea quien sea, quien con ésta parábola de una cena de Año Nuevo da a entender lo que ocurrirá con la “Revocación de Mandato” que proponen el Presidente Andrés López y su partido Morena. No cabe duda que en esta vida, todo cuesta.

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