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Riquelme hace frente a la migración

Por: J. Alfredo Reyes

No es discriminación. Mucho menos xenofobia. Tampoco es menosprecio a los derechos humanos. Es cuestión de sobrevivencia. De la protección y conservación de nuestras oportunidades. Es cosa de que tengamos más medios para salir adelante sin que tengamos que competir con la vorágine de migrantes que hoy, como nunca, han saturado las peticiones de asilo político provenientes de las naciones más pobres del mundo y ahora hasta de Ucrania, cuyos ciudadanos tienen preferencia para ingresar a los Estados Unidos por sobre todos los desplazados, incluyendo a los mexicanos.

Y es que las solicitudes de asilo en México se han disparado a niveles muy preocupantes debido a que no somos un país desarrollado, sino un país con millones de pobres, con graves problemas de seguridad pública, desempleo, salud y bienestar como para estar dando asilo a más pobres y desplazados convirtiéndonos en el tercer país con más solicitudes de asilo en el mundo, después de Estados Unidos y Alemania, sin que tengamos el potencial económico de esos países desarrollados.

Hubo una época en que los mexicanos migraban hacia los Estado Unidos sin mucha dificultad y sin la competencia actual de otras nacionalidades que buscan acceder al llamado “sueño americano”.

Los estados que antiguamente fueron parte de México se repoblaron de mexicanos dando origen a la cultura chicana y sin conflictos con otras razas sino con los anglosajones y los afroamericanos. Todo cambió con la llegada masiva de salvadoreños a California dando inicio a la “Mara salvatrucha”, acérrimos enemigos de mexicanos y chicanos.

La amenaza de una creciente migración será pronto calificada de invasión a México debido a la nula protección de nuestras fronteras del sur y a la masiva deportación de ilegales “en caliente” por parte del gobierno norteamericano que satura las ciudades fronterizas mexicanas con los deportados “en caliente”.

Hoy la Unión Europea está cerrada a la migración y la enfrenta de manera draconiana con alambradas, gases lacrimógenos y deportaciones “en caliente”. Y muchos africanos tienen cierto derecho a estar en Europa pues fueron colonias europeas. Nosotros regresamos a lo que era nuestro: Texas, Nuevo México, Arizona, California, Utah, Colorado y Wyoming. Aunque otra es la realidad y nos expulsan “en caliente”.

Solo el populismo ramplón de Andrés Manuel López Obrador permite la entrada masiva de migrantes de todas las nacionalidades que, de manera violenta, agrediendo a policías, destruyendo oficinas públicas y cerrando carreteras exigen derechos y asilo.

Por eso es plausible la actitud viril del gobernador Miguel Ángel Riquelme enfrentando la migración a Coahuila. Defiende a nuestro estado y sus fronteras de las consecuencias nocivas derivadas de la actuación del gobernador texano Greg Abbott en caso de permitir lo que AMLO permite en el sur; el asedio migrante de turbas y caravanas.

La amenaza es global y silenciosa. La explosión demográfica es la catástrofe de este siglo. Millones de seres humanos que carecen de todo y que golpean la puerta de los que algo tienen. Este ya no es un tema para un simple Alto Comisionado de la ONU para Refugiados. Tampoco de una Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados. La crisis es global. La cuarta parte de la población del mundo se dispone a migrar, a pedir asilo y refugio. El planeta no da para más.

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