
BAILE Y COCHINO…
Por Horacio Cárdenas Zardoni.-
El tiempo pasa y no avisa, no nos damos tiempo que lo que esperábamos llegó sin que siquiera nos diéramos cuenta de lo que estaba pasando, y ya cuando acordamos, para utilizar la expresión tan coloquial de Saltillo, estamos metidos hasta las rodillas en un lodazal que no supimos bien a bien cuando comenzamos a pisar.
Nos lo habían advertido los analistas que están siempre pendientes de esas cosas, la gente que está pegada a los calendarios, y en fin, gente que ha vivido varios procesos electorales, que desafortunadamente tienden a repetir los vicios y marrullerías, con lo que dudan ellos y nos hacen dudar a nosotros de que efectivamente haya un avance en la cuestión política y derivada de ella, nuestra convivencia como ciudadanos con ideologías y formas de pensar diferentes.
Haciendo un ejercicio de memoria, nos habían advertido hace como un año, que conforme se fueran acercando las fechas del calendario político, se vería un notorio calentamiento del ambiente político, pero no solamente entre los partidos políticos con posibilidades de lograr un triunfo en las urnas, sino particularmente un aceleramiento de los ataques entre los distintos aspirantes a suceder a Miguel Ángel Riquelme Solís en la gubernatura del estado de Coahuila, haciendo a un lado la ideología, algo que le resulta muy fácil a los políticos a la mexicana, que de entrada pecan demasiado de saberse la cartilla partidista al derecho y al revés, ni recitarla de memoria, para esta clase de grillos, la ideología es intercambiable, que al fin de cuentas el mismo discurso lo pueden aplicar a alguien de derecha o de izquierda, de centro o para los que chapulinean entre un extremo y otro.
Todos lo escuchamos, lo entendimos y aceptamos como una tendencia más que esperable, pero como dijimos al principio, cada quien dedicados a nuestras cosas particulares, y salvo los que están metidos en el ajo a favor de este, del otro o de aquel, lo que se vino nos tomó por sorpresa.
¿Cuándo fue que comenzaron los ataques a Armando Guadiana Tijerina?, bueno, este personaje los venía arrastrando desde que jugó la primera vez hace cinco años para gobernador, en contra precisamente de Riquelme Solís, luego arreciaron cuando su campaña para senador, y ya instalado como el legislador más polémico, el más incómodo y al que todo se le resbalaba, se dedicaron sus enemigos a juntar parque que pudieran utilizar en su contra.
¿Qué Guadiana tenía mucha cola que le pisaran?, pues como político no gran cosa, sí había brincado del PRI a Morena cuando ésta lo buscó para capitalizar la tirria que le habían tenido los gobernadores Moreira, pleito del que todo el mundo terminó por darse cuenta y agarrar partido.
Como empresario… ah ese es otro cuento, con tantos enemigos como se va uno haciendo a lo largo de los negocios, era mucho lo que se podía ir acumulando a lo largo de cinco años, eso si tomamos solamente como punto de partida la elección de gobernador y la de senador. Que si negocios no muy claros aquí, que si evasión fiscal allá, que si tráfico de influencias, que si acaparamiento de tierras, que si el dinero en paraísos fiscales, entre un montón de lindezas adicionales.
Todavía esta semana recién pasada salió a retozar un supuesto asunto de despojo de los derechos de agua en el sitio conocido de todos como El Chiflón, del que todo el mundo parece tener algún recuerdo emotivo, lo que complica todavía más una apreciación imparcial del asunto. No es probable que esto evolucione hasta perjudicar sus aspiraciones. Guadiana se ha caracterizado por salir al paso de los ataques, lo cual resulta agradable, por más que no todos terminen convencidos de lo que pretendía decir, pero por echarse para delante minimiza los asuntos a ojos de sus potenciales electores.
El caso de Javier Guerrero es también interesante, al originario de San Pedro de las Colonias también le llovió en su milpita ejidal, durante la primera parte del sexenio federal hizo fuerte campaña por la gubernatura, todo para que en un momento determinado, decidiera en apariencia olvidarse de sus aspiraciones.
Esto coincidió con su cambio de posición en la estructura orgánica del Instituto Mexicano del Seguro Social. Muchos tomamos el hecho de que dejara la secretaría general para ocupar una difusa área de evaluación, como una degradación y hasta un aviso, pero otros y él mismo dijeron que no, que era un movimiento lateral, vaya usted a saber, y de entonces para acá, su trabajo se concentró en cualquier lugar, lejano a Coahuila. Para el actual proceso de selección del coordinador de los comités de defensa de la cuarta transformación en Coahuila, Guerrero de plano no figuró en absoluto.
A Luis Fernando Salazar igual, le han sacado a relucir todo lo que su moderadamente largo historial en política se le puede achacar. De él se puede decir que no es tan malo como los otros, aunque tampoco descuella como mucho mejor que ellos, cumple con la chapulineada, también con su amor desmedido por el poder y por el dinero, pero pocos son quienes lo ven como el enemigo a vencer, y el enemigo a emporcar.
No es el caso de Ricardo Mejía Berdeja, quien este sí, llegó con la espada desenvainada para cortar los fardos de porquería con los que desembarcó en Coahuila para hacer una campaña que ha sido bastante más que agresiva, pero no en su acepción de proactiva y entusiasta, sino de ataque frontal contra todo aquel que pueda significar un riesgo a que se haga de la candidatura y luego de la gubernatura del estado.
Todo muy predecible en su caso, pero a él se le puede acusar de no haber medido convenientemente sus pasivos respecto de sus activos, y los primeros pesan como plomo en sus pretensiones de gobernar un estado que dejó para ir a buscarse su destino en otros sitios, en otros partidos, y echando mano de cuanta trapacería pudiera aprender, inventar, comprar o robar.
Total, que aunque no nos dimos cuenta cómo o cuando, nos hallamos metidos en el fango al que nos han traído los políticos de Morena, lo más seguro es que las cosas empeoren mucho todavía antes de mejorar, y como dice la Ley de Murphy: ¿Quién dijo que las cosas mejorarían?, siendo así, vamos a acabar todos atascados en el cieno, todo gracias a la ambición que mata cualquier decencia política y humana.
Daña más el cieno de la impunidad y la inmundicia en la que viven Miles de coahuilenses, la política es y será el único campo de batalla para debatir ideas… Podrá estar o no de acuerdo.