BAILE Y COCHINO…
Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

Ni carreteras, ni agua saludable, ni rescate de mineros, ni nada. El de López Obrador fue para Coahuila un sexenio perdido.
La percepción de los coahuilenses, desde hace muchísimos años, es que somos de los estados más abandonados del país, si no es, que el que más. Sobre esto es difícil establecer comparaciones, y menos si no viajamos mucho, la única realidad que conocemos es la nuestra propia, más o menos lo que escuchamos de cómo les pueda ir a otros, sin tener ocasión de corroborarlo directamente.
Mucho tiempo lo atribuimos a que Coahuila era junto con el Estado de México, los dos últimos en los que se elegía gobernador, antes de la elección federal. se decía que en Coahuila teníamos un año papá y cinco años padrastro, eran los tiempos en los que todos los políticos eran del PRI, pero luego la cosa en vez de mejor empeoró, porque durante los tres sexenios en los que ha gobernado un partido distinto del PRI, que aquí sigue vivito y ganando, la frialdad de antes se llegó a convertir en pleito casado, esto lo recordamos con Vicente Fox Quesada y con Felipe Calderón, donde eran broncas derechas, y también con Andrés Manuel López Obrador, en que si no es pleito, tampoco hay afinidad, y es que la dejadez no es cualidad de los políticos coahuilenses, al menos no de cara a una federación opuesta.
En esto estamos completamente solos, pues el estado de México… es el estado de México, el más importante del país en cuanto a número de habitantes y de electores, el que mayor peso económico tiene, y por si esto no fuera suficiente, envuelve por tres de sus cuatro costados a la Ciudad de México, así que pésimamente haría un gobernante de pelearse con el mandatario de un estado que envuelve a los poderes de la Unión. Coahuila allá lejos, allá aventado, con sus tres millones de habitantes, con su millón y morralla de electores, que para colmo vota en contra… pues ni qué prometerles ni qué cumplirles.
Comparados con otros estados fronterizos llevamos la de perder. Nuevo León es un estado mucho más industrializado, Tamaulipas cuenta con los principales puntos fronterizos y puertos marítimos, Chihuahua tiene su propio desarrollo y una gran frontera lo mismo que Baja California, con el paso fronterizo más movido del planeta, Sonora no se queda atrás.
Coahuila allí va, dando tumbos, y lo que logra, que no es poco, se debe principalmente al esfuerzo propio, más lo que se pueda captar de inversión de empresas que ven las ventajas que tiene el estado, esas mismas que allá en el centro interesan poco.
En el momento en el que nos hallamos, en el quinto año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, es importante examinar la relación que hay entre la instancia estatal y la federal, y qué es lo que esta le está quedando a deber a aquella.
Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que la relación de proyectos, programas y obras de la federación en el estado de Coahuila, daban para un listado largo, de varias páginas. Ahora que nos quisimos poner a hacer un recuento de lo que se ha hecho, más bien de lo que se dijo que se iba a hacer, y de lo que se ha concluido, entregado y está funcionando, se nos antoja lastimosamente poco, casi podríamos decir que se ha tratado de un sexenio perdido para Coahuila, este de Andrés Manuel López Obrador.
Había muchas cosas que los coahuilenses le quisieron plantear y de hecho se plantearon al presidente. Está por ejemplo la tan anhelada conclusión de la carretera de cuatro carriles entre Saltillo y Zacatecas, que independientemente de que una las dos capitales estatales, es una carretera federal de primer orden, pues une la frontera norte con la costa del Pacífico. Bueno, pues resulta que solo de los límites de Zacatecas hacia Saltillo, es que se mantiene la carretera con dos carriles, en el resto hasta la costa y la frontera, es de cuatro. Se trata de un anhelo viejo, porque presidentes han ido y venido y no se ha avanzado casi nada, ni siquiera para el tramo de la capital a Derramadero, donde se ubican las armadoras automotrices y sus empresas subsidiarias. Nomás no ha habido forma de convencerlos, este es un cuello de botella que obstaculiza el despegue de la zona, sobre todo bajo el concepto del nearshoring. Sí, estamos cerca pero mal comunicados.
Una promesa que sí hizo el presidente fue la que se terminó nombrando Agua Saludable para La Laguna, proyecto en el que lo que se está haciendo es reorganizar la distribución del líquido existente, no se está abriendo ninguna nueva fuente de abastecimiento porque simplemente no las hay, o son inviables. Este es el principal proyecto federal en Coahuila, uno que significa abrirse al futuro posible, o la cancelación del mismo para la región lagunera, y así como que se pueda decir que está en tiempo, avanzando y que se logrará en las condiciones en las que lo prometieron, pues no.
Según el último corte, de hace como un mes, se llevaba un avance físico de poco más del 25%, que se nos hace poco en comparación con todo lo que falta. La fecha de entrega es diciembre de este mismo año, y aunque se prolongara hasta el final del sexenio, no nos cuadran los tiempos con el esfuerzo que se está realizando. Hubieran empezado fuerte, ya estarían terminando o concluido y funcionando, pero no es el caso, no es el estilo de este sexenio, donde las cosas se dilatan hasta donde se puede.
Otra de las promesas fue la del rescate de los cuerpos de los mineros de Pasta de Conchos. Asunto más bien político electoral que de cualquier otro corte. El beneficio aquí sería para las familias de los mineros muertos, pero la inversión descomunal realizada, o dizque realizada, no corresponde con los avances. Igual, la proporción de lo que se lleva respecto de lo que falta, hace pensar que no, no se va a completar ni en este año ni en el siguiente. Según nuestras cuentas se llevan gastados cerca de mil quinientos millones de pesos y se llegará a dos mil… ¿en buscar unos cuerpos que quizá no lograrán reconocer si los encuentran, cosa que también es de dudarse?
En Pasta de Conchos se están gastando, según, una cifra que es la quinta parte de lo de Agua para La Laguna, y uno se pregunta ¿cómo organizan sus prioridades en el gobierno de la 4T?, porque no se corresponde la importancia de una promesa y una inversión con la otra.
Está lo de la solución de Altos Hornos de México, todavía la semana pasada el presidente estuvo neceando con lo mismo, que apoyará a la empresa solo si se deshacen de Alonso Ancira, y él como no quiere soltarla, pues allí está empantanado el asunto, del que sospechamos son más sus ganas de no hacer nada, que las de mover un dedo. Si hoy quedara solucionado el conflicto, dudamos que bastara 2023 y 2024 para volver a producir acero en la misma cantidad que cuando comenzó el sexenio.
¿Y qué más?… ¿qué más?, no hubo tren suburbano en Saltillo, no hubo un tren Saltillo Monterrey, no hubo la carretera a Ojinaga, no ha habido más puentes internacionales, no se ha rectificado la carretera 57, realmente es muy poco lo que en estos años le ha dado la federación a Coahuila, promesas hubo, pero de analizar, y si analizó decidió que nomás nada. Así vamos.
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