¿Las “inversiones chuecas” del gobernador Moreira serán
investigadas por el recién aprobado sistema anticorrupción?
Hombre. Que alegría, que tranquilidad, que sensación de satisfacción y convicción de que ahora sí, este país va a dejar de ser la cloaca del planeta, considerado por propios y extraños el país más corrupto del mundo. Y para todos aquellos que nos salgan con la ingenua de que no somos el primero, sino el segundo, hay que refrescarles el antiquísimo chiste, que no es para nada chistoso, de que somos el segundo porque dimos mordida para no salir como los más atascados en el cochinero de la corrupción.
Pues sí, señoras y señores, gracias a la visión del cosorte de la pájara, y la obediencia sin límites de los legisladores, el sistema nacional anticorrupción será una realidad, será LEY así con letrotas mayúsculas, pasando a formar parte del panteón de las leyes, reglamentos, ordenamientos y demás jurisprudencia que en este país, restregamos el más corrupto del mundo, es letra muerta y apestosa de que nadie tiene la decencia de sepultarla.
Pero como dicen que decía Jesús Reyes Heroles, ideólogo del gatopardismo a la mexicana, hay que cambiar para que las cosas sigan igual, el mentado sistema nacional anticorrupción nace sin dientes como tantos otros de sus antecesores, incapaz de atentar ni con el pétalo de una denuncia contra el fuero de la clase política, y todavía para quitarle más ganas de servir de algo, entrará en vigor por allá del año 2018, si el país no se ha ido por el caño antes.
De aquí a entonces y podemos apostarle que de entonces para siempre, la nación que José López Portillo prometió defender como un can para que ningún otro corrupto lo volviera a saquear, seguirá siendo pasto de la corrupción que como lo dice el mismo Enrique Peña Nieto, es una cosa cultural, poco menos que imposible de extirpar de la idiosincrasia del mexicano, suponiendo que este en lo individual y como pueblo, quisiera dejar de ser lo que es por toda la eternidad.
Algún simpático de esos que hoy nadie les hace caso, funcionario de la Auditoría Superior de la Federación, salió con la gracejada de que sí, la ley que pone en funcionamiento el sistema comienza en el año 2018, pero los funcionarios públicos pueden comenzar a portarse bien desde ahorita… habrase visto semejante simpleza, suponiendo por un instante que la cosa esa vaya a funcionar como dicen, ¿alguien se creerá que los gobernantes con gusto por la rapiña de los presupuestos gubernamentales van a adecentarse de un día para otro, desaprovechando los que serán, quizá, los últimos tres Años de Hidalgo, que además como regalo de Santos Reyes, vienen empacados como submarinos marinela, y no de a uno?
Así como la vemos nosotros desde detrás de la máquina de teclear, lo que se viene de aquí al 2018 será el peor saqueo que haya conocido este país desde que los españoles se llevaron el oro de las Indias, desde que Oscar Pimentel les franquició Aguas de Saltillo y PEMEX metió dinero bueno al malo en Repsol, porque quienes están ahorita donde “hay manera” la van a aprovechar como nunca nadie antes que ellos. Ya los que vengan a ver que encuentran, y no encontrando nada que valga la pena, no tendrán de otra más que portarse bien.
Aterrizando con la barrabasada de la anticorrupción en Coahuila, uno de los estados más corruptos de este corrupto país, ¿Qué le parece de muestra un botón, que por lo visible, vale la pena hablar de él?, allí tiene usted la así llamada Unidad Deportiva, esa que está apelotonada, por no decir que forma parte del “complejo” del parque Francisco Madero, el estadio olímpico y la escuela normal de educación física, ese que solía ser uno de los paseos favoritos de los saltilleros, de los saltilleros pobres o de los deportistas, de las parejitas y de las familias, porque ya sabemos que los ricos agarran para Monterrey, para Laredo, o para sus ranchos y propiedades campestres, ha encontrado su peor enemigo en el actual gobernador Rubén Moreira y su camarilla de vivales.
Pareciera que a la unidad deportiva a la que nadie le daba una garrita de gato prácticamente nunca, ahora la quieren matar con sus grandes obras de rehabilitación, más o menos al estilo de lo que se hizo con el Edificio Coahuila, donde quien sabe si Rubén se tropezó alguna vez, o se quedó atorado en la escalera, porque no descansó hasta verlo arrasado al costo que fuera, así a la unidad deportiva la quiere en calidad de tierra de nadie con un apestoso estanque en medio.
Bueno, en honor a la verdad la cosa viene desde antes, porque fue el gobernador interino Jorge torres López, ese que anda hoy a salto de mata y como ciudadano de cuarta por carecer de visa para huir a los Estados Unidos, el que prometió destinar setenta millones de pesos para rehabilitar la unidad deportiva, eso y otros veintiocho para hacer un estacionamiento de pisos para los aficionados al béisbol. Luego se vino la debacle financiera y no se gastó un peso partido por el centro suave en el tal paseo o el estacionamiento, dejándolo todo a la buena de Dios. Ya en este sexenio, y fracasado el proyecto de cobrar la entrada a los corredores, citadas parejitas, familias y escolapios idos de pinta, Rubén Moreira prometió inyectarle nada más y nada menos que ciento diez millones de pesos, dinero que no era del quebrado estado, sino de la federación para obra deportiva que usted recordará fue la única que se hizo los dos primeros años del rubenato.
Pues bien, allí está la unidad deportiva hecha un verdadero asco entre pretensiones y falta de lana para seguir las obras. ¿De quién fue la idea de quitar la reja que servía perfecto, para hacer en su lugar un muro tan alto como solo se ven en las casas de los aterrorizados gobernantes?, como si alguien quisiera matar a los jugadores de frontón, y así quisieran cuidarlos, o para que no les de el sol a los tenistas, el caso es que con la barda esa podrían hacerse cuatro o cinco casas, ah, pues acá la ponen para que los frontenistas jueguen por la noche, y por fuera, cuando esté cerrada la cancha, o para que los graffiteros se den gusto rayoneando en un lienzo monumental. Dinero tirado a la basura cuando no hay dinero para lo elemental, que era poner la vía del trenecito en orden, plantar algunos árboles más, pintar lo que está rayado, y párele de contar. Con la barda tamaño Moreira la única ventaja es que la bola no se va a ir del otro lado.
El paseo vespertino o dominical no necesitaba de mayores inversiones, de nada pues, el saltillero pobre, iba por el aire, por el sol y por los juegos, ahora que se han tirado millones, y que resulta peligrosa por el escombro que hay por todos lados, exige otros tantos millones para dejarla como estaba, o menos peor.
La pregunta aquí es ¿entra el pésimo manejo de los dineros aplicados a la unidad deportiva en el sistema anticorrupción, o sobre esto como con tantas otras cosas chuecas en Coahuila nadie pagará las culpas?
Y entonces como diria la voz popular obras no son amores,mas bien se trata de que algun contratista y algun funcionsrio ganan con esta obra y los paseantes que se jodan.