fbpx

Salarios en México son más bajos que hasta los de Ucrania

salario-mensualLOS SALARIOS BAJOS.
Estudiosos de los niveles salariales en el mundo, informaron a principios de agosto del 2015 por los medios generalizados que México se caracteriza por sus bajos salarios, solo por encima de Ucrania.
Esa noticia por supuesto que la conocían con anterioridad las personas con más alta capacidad económica del mundo y como resultado de ello hace décadas que invaden con sus inversiones a este atribulado país.
Resultado natural de la globalización, con la que los países desarrollados, de donde nacen las principales empresas trasnacionales, que buscan en la inmensa geografía mundial, las mejores condiciones, para invertir, para colocar sus inversiones,
En el lenguaje común ello significa que investigan ampliamente aquellos sitios donde sus costosa de producción serían los más convenientes, especialmente la cuestión fiscal, los impuestos- la mano de obra, además de otros aspectos importantes, comunicaciones, vialidad, instrucción y educación.
Así como perfectos meramente mercantiles, les importan y estudian las perspectivas de venta, aprovisionamiento, además de los dichos en el párrafo precedente.
Se comenta por estas fechas, que los pagos a la mano de obra china, tradicionalmente eficiente, hábil y barata, ha dejado de ser atractiva para los inversores y por ello ha comenzado a abandonar el país asiático, para refugiarse en México.
Circunstancia que llena de felicidad a los políticos mexicanos y sus voceros, porque ello hará que se recupere el proceso de desenvolvimiento económico, de hecho suspendido desde hace lo menos 4 décadas.
Pero también los estudiosos de le economía nacional se llenan de gusto ante la avalancha que se producirá de divisas e inversiones por el encarecimie3nto del costo de trabajo en China.
Aunque algunos pocos muestran su preocupación de que continúe la corriente de capitales a México, factor principal del aumento de la producción (PIB) si fuera rigurosamente correcto denominarlo como desarrollo, el moderado crecimiento de las últimas décadas, atribuible fundamentalmente a esa inversión extranjera.
La cual no ha constituido de manera importante nuevas inversiones y fuentes adicionales de trabajo, sino que ha sustituido a las existentes, comparado, llevado a la quiebra a las nacionales o adquirido bajo amenaza de guerra mercantil con las cotizaciones más reducidas.
De tal manera que con la modernización añeja a la inversión extranjera se ha producido en México una sustancial desocupación y un notable incremento en las actividades informales.
Actividades informales caracterizadas por su reducida capacidad de generar ingresos, a los trabajadores, a la seguridad social del país, al sistema pensionario y al gobierno que se encarga de cubrir los servicios públicos.
Por supuesto que la globalización produce desempleo, pero la presión de los salarios a la baja es consecuencia también de la elevada cifra de trabajadores en la informalidad.
Y ese atractivo de los bajos salarios para el capitalista internacional, transnacional, es el instrumento que utilizan los antes señalados políticos y comunicadores a su servicio para atrer empresas.
Empresas que en los Estados Unidos, por ejemplo, pagan 10 veces más (por lo menos) en su país, a trabajadores de igual rendimiento, calificación.
Motivo por el cual cuentan ellos con un mercado sólido, poderoso es decir suste3ntado en clientela abundante y con capacidad económica suficiente.
Exactamente el revés de lo que se observa en los países en que los salarios son tan notoriamente reducidos.
Países que, por si fuera poco, con sus bajos salarios, producen mercancías para la exportación de lo que obtienen remuneraciones sumamente bajas… insuficientes para cubrir sus necesidades.
Porque esas nacionalidades de bajos salarios, compiten entre ellas, con ayuda de los transnacionales, con otras entidades en circunstancias parecidas. Hacen competir a los pobres entre ellos y consiguen las mejores cotizaciones.
Sin que en momento alguno se hayan detenido a considerar que les resultaría más ventajoso tratar con países ricos, que con pobres, a los cuales empobrecen continuamente. Les pagan bajos salarios y poco por sus exportaciones, singularmente de materias primas y de bajo procesamiento, al mismo tiempo que les venden losa productos terminados, muchos de ellos superfluos o no indispensables, cada vez más caros.
Tesis que por cierto se pudo leer de pensadores norteamericanos, distinguidos académicos, por los mediados del siglo pasado. Pero el neoliberalismo es así, descendiente del viejo liberalismo del siglo 18, pero mucho más voraz, totalemnte deshumanizado y alejado de la ética más elemental.
Y resulta ridícula la discusión sobre el salario mínimo propiciada o no por el partido ultra capitalista, aunque la mayoría de sus simpatizantes carezca de capital.
Porque en estas páginas se leyó que el tal salario mínimo es una pequeña fracción del monto necesario para cubrir las necesidades elementales del trabajador.
Por virtud de lo cual, a pesar de los anuncios de Vacantes de las empresas, no acuden muchos y la rotación de personal es elevada, precisamente porque les quieren pagar lo menos.
La piratería de personal es alta, porque es fácil conseguir solicitantes, pero solamente los que piensan un poquito en el futuro cuidan de conservar a los mejores elementos.
Y aparentemente nadie se preocupa de pagar bien a sus trabajadores, no solamente para conservarlos (que las modificaciones a las leyes laborales se hicieron para que les costara menos a los patrones su mano de obra y pudieran prescindir de ella cuando quisieran y sin mayor costo) sino para que fueran buenos consumidores con recursos, que en algo se parecieran a los laborantes norteamericanos.
Estos conceptos no son propios ni mucho menos novedosos, pero son tan indiscutibles como que hace rato, un buen rato se ocupaba el Profeta Daniel de recomendar a sus paisanos, que no robaran los salarios a sus obreros.
ESPEJISMO GLOBAL.
Visto que las transnacionales pagan bien, comparando con los sueldos locales muy bajos, pero nunca comparados con los que cubren a sus nacionales en países ricos.
Pero las plazas que crean son pocas, unos cuantos miles contra los millones necesarios, ni siquiera soñar en que compensen el número de desplazados ni los cientos de miles que hacen el favor de aceptar en su exclusivo territorio.
Y el patrón de consumo que obliga al país, los jabones que eliminaron a los locales hace tanto tiempo con sus consecuencias; los detergentes de lo que luego de mucho tiempo se supo que no son mejores que los jabones y que contaminan, para luego producir y vender los que cuidan el ambiente, sin demostrarlo; los papeles que eliminaron a los pañuelos, pañales y demás, quitando actividades a los mexicanos sin ofrecerles ocupación importante.
Las pastas de dientes, de vieja tradición importada, que cambiaron las costumbres locales; los refrescos, que artesanalmente o en pequeñas fábricas se obtenían, tuvieron que dejar su espacio a los gigantes que inundan el mundo, multiplicando para su provecho el agua local.
Las dulceras y tanta planta elaboradora de alimentos, presa de la codicia mundial, otra fuente de desempleo.
Los aparatos electrónicos que obligan a tanta gente a gastar lo que no tienen, a gastar de más con sus derivados, que golpean a las empresas nacionales o las obligan a tributar con sus fantasías, programas condicionantes de alto consumo, pésima conducta, cero respeto.
Pero las empresas automotrices, originalmente sujetas a integrar insumos nacionales en ascenso anual, medidas gubernamentales que presionaron para suprimir y lo hicieron, ahora la contribución nacional no llega al 5% del valor del producto.
Pero orgullosamente pasaron los autos a ser el primero o cuando menos el segundo lugar entre el valor de las exportaciones mexicanas y por supuesto de su producto interno bruto. No son sino riqueza de otros y para otros.
Pero los impuestos siguen trabajando y seguirán, en viajes para convencer a inversionistas extranjeros a que vengan a aprovechar los recursos naturales, sean o no renovables, tal como acontece desde la llegada de los extranjeros al país.
Y la legislación favorable al trabajador, que diera el terruño a quien lo trabajara, la tierra, que guardaba para los nacionales las fronteras y costas, se ha cedido, con las vías férreas, los minerales, para que hagan negocio los globalizados mayores o jefes y dejan los salarios que les convenga, que su buena voluntad les indique aunque no les baste a los trabajadores y sus familias; aunque no desarrollen ni dejen desarrollar internamente las fuentes laborales, para las que no tengan peros que poner esos extranjeros y no les despierten la codicia

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Powered by WordPress.com. Tema: Baskerville 2 por Anders Noren.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: