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Al pan, pan y a la megadeuda, megafraude II

*** Lanza gobernador enésima distracción para divertirse: ¡mitad del monstruoso adeudo no deben pagarlo los coahuilenses porque, según Armando Plata, se consiguió con documentos falsos!.-

Enésima jugada de distracción de Rubén Moreira en relación al megafraude. En la gráfica premia  y reconoce los servicios de Armando Plata, el titular de la Auditoría Superior del Estado.
Enésima jugada de distracción de Rubén Moreira en relación al megafraude. En la gráfica premia y reconoce los servicios de Armando Plata, el titular de la Auditoría Superior del Estado.

Hace algo menos de cuatro años, coincidiendo con el inicio de la administración de Rubén Moreira Valdés como gobernador del estado de Coahuila, publicamos en este mismo democrático espacio una columnita que en su momento causó cierta molestia entre los panegiristas del nuevo mandatario y de la honradez del equipo de continuidad, lo que les ardió más fue el título, mismo que las circunstancias de este mes de diciembre del 2015 nos obligan a reutilizar, toda vez que es tan vigente hoy como cuando se imprimió la primera vez: a las cosas hay que llamarlas por su nombre, sin maquillajes que no les van, sin intentar tapar lo imposible de ocultar, que lo que ya se manejaba burocrática y popularmente como una megadeuda de la administración pública estatal, era en realidad un fraude mayúsculo, un megafraude pues.
En una de las demostraciones más aplastantes de que en México la democracia es un puro membrete, el sistema político coahuileño presionó para legitimar lo que constituye uno de los crímenes más flagrantes, más graves y de mayores implicaciones perpetrados contra un pueblo, concretamente todos quienes habitaban entonces, habitan hoy y vengan por nacimiento o por llegar a territorio coahuilense. Ocurrido un saqueo de las arcas públicas como jamás se había visto en la entidad ni en tiempos de guerra ni en tiempos de paz, lo que de por sí era un delito plenamente identificable en el código, recibió carta de legitimidad gracias al contubernio de los poderes ejecutivo interino a cargo de Jorge Torres López, la legislatura anterior, y el ejecutivo entrante.
Aunque no, en realidad no fue algo tan bajo como robarse el dinero de cualquier dependencia de gobierno o de la tesorería, eso sería de lo más burdo, y quienes operaron el fraude eran delincuentes a la alta escuela, ellos se clavaron el dinero antes que ingresara, lo que denota un estilo muy superior al de criminales que no ven más allá de su escritorio o su ventanilla, de allí que el tamaño del boquete haya sido descomunal, para ponerlo en pesos cerrados, los mismos treinta y seis mil millones de pesos que siguen siendo, porque si por algo se ha caracterizado la administración actual, aparte de servir de tapadera de la precedente, es de su incapacidad, su desinterés o como quiera llamarle, de reducir el monto de la deuda en términos reales.
Durante los pasados cuatro años el discurso oficial en torno a la deuda varió poco, bueno, hubo gente que sí dijo que el dinero se había aplicado en obra pública y que allí estaba para comprobarlo, cosa que no era cierta porque ni todos los puentes, esos mismos que quedaron pagados a medias, no sumaba ni el diez por ciento del monto de la deuda, o que todo había sido legal, e incluso las declaraciones del entonces secretario de gobierno y hoy diputado Armando Luna Canales, quien ante la ubicación de algunos milloncitos de dolarcitos que le decomisaron a Jorge Torres en Texas, haciendo de tripas corazón dijo que no eran del gobierno del estado.
La barrera de información era consistente, se perdió una lana, una lanota que nadie supo donde quedó, pero el gobierno la adoptaba como propia para no afectar a los culpables, en otras palabras, que lo que se clavaron uno, cinco o veinte personas… lo pagarían dos millones y medio de coahuilenses y sus descendientes y sus descendientes, ah pero todo era legal gracias a los diputados anteriores, ahora las cosas cambian.
No sabemos si se trató de un desliz, de un lapsus, de que habló sin permiso o por el contrario, se trata de otra, la enésima jugada de distracción en que se divierte Rubén Moreira de inventar para enredar a los coahuilenses en sus cuentos, el caso es que de repente salió de debajo de su piedra Armando Plata Sandoval para decir, palabras más, palabras menos, que de los 36 mil millones desaparecidos, la mitad, dieciocho, se contrataron con la banca utilizando documentos apócrifos… y sí, recordamos lo de las firmas falsificadas, lo de unos arreglitos entre funcionarios estatales con Javier Villarreal a la cabeza y otros federales de Hacienda, pero eso no son más que datos para decorar la historia, lo verdaderamente significado de la declaración del auditor superior del estado es que… ¿por qué, para qué, cómo es que el gobierno del Estado y el Congreso local promovió el primero y autorizó el segundo asumir como deuda pública algo que están diciendo que es un fraude en el que las arcas estatales aparecen como la víctima?, si nos permite la comparación, es como la mujer violada que acepta que fue su culpa por andar de provocadora…
Repetimos, no sabemos si lo que pasó es que se le fue la lengua a Armando, si le dejó de funcionar el cerebro, si hay una segunda o tercera intención en el mensaje, pero las implicaciones son tremendas, con ese solo elemento, aportado por la voz más autorizada al respecto, podría darse marcha atrás a todo el negocio del megafraude, o cuando menos a la mitad, pues él habla de los ya citados 18 mil millones, de lo que se trataría es de que fueran los bancos las víctimas y no el estado y mucho menos el pueblo el pagano de la ratería de la camarilla de la que la cabeza visible es Javier Villarreal.
Y esto es solo abrir la puerta, porque viene a resultar que por allí podría desconocerse lo que antes se reconoció: los créditos, solicitados con firmas falsas, no ingresado a las cuentas de la Secretaría de Finanzas, no aplicado presupuestalmente en ningún lado, no tienen que ser cubiertos por el gobierno estatal.
En fin, esta segunda versión de aquella columnita sobre el megafraude no es más que seguir arando en el agua, pero los elementos están allí, brotan de la consciencia o la inconsciencia, si no nos agarramos de ese clavo ardiendo ¿de donde?

 

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