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EL RESULTADO DE TODOS LOS MIEDOS SE LLAMA TERROR

balacerasEran vísperas en que el ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa, entre apuros, entraba por la puerta trasera del Palacio Legislativo y a empujones se acomodaba la banda Presidencial.

El lunes 8 de Noviembre de año 2006, las 8:45 de la noche  en la colonia Los Arenales de la fronteriza Tijuana B. C., un estruendo cimbró parte de las casuchas de adobe y estremeció a las  de cartón y lámina de zinc. Fue apenas el principio de una de tantas cruentas batallas que liberan las pandillas del lugar.

A esta explosión de granada o de bazuca le siguieron cientos o miles de balas, en un intercambio de disparos que duró casi media hora y cuyo resultado fue de 9 muertos, considerados delincuentes y tres civiles, entre ellos un jovencito menor de edad de tan sólo 13 años (estudiante); los heridos fueron 7 y dos de ellos días después murieron.

Esta misma historia, en los siguientes años, ha sucedido en toda la república y la crónica sin excepción se repite, la cuenta se perdió, el asombro también, las cifras y gráficas rebasaron la eficacia de los cuerpos policiacos.

Fue novedad hasta los 2,000 ejecutados entre bandas y malos contra buenos; en 2007 los muertos por acciones violentas subió y el ejército entra al quite en algunas ciudades consideradas puntos rojos, en el 2008 hasta 2010 la cuenta se perdió y sólo entre desaparecidos y medios identificados, algunos medios de información dieron cifras muy elevadas e equiparadas a cualquier guerra.

Para el año 2010 la paranoia, el terror y la psicosis tomaron al país en sus manos y la continuidad y la letanía se escuchó en millones de labios  y tanta sangre, tanto odio, tantas muertes, tanta ineficiencia aunada a la corrupción de las autoridades a todos los niveles merece una explicación, inexplicable en este país y aunque los mexicanos estamos inmersos en la cultura del rumor, sin ser enérgicos y sin perder el patriotismo los  discursos por parte de la cúpula del poder piden a la sociedad que ayude, que denuncie y parece que entre ambas sentencias  no sólo es difícil, sino hasta peligroso  escoger.

El presidente Calderón, en la soledad de su despacho y en la quietud de los pasillos presidenciales, sólo hizo cambios, cambios de nombres con los mismos discursos huecos a la nación, de los que sólo los todólogos y concienzudos analistas políticos sacan provecho metiendo el bisturí que más les conviene, sobre los aciertos  o fallas del discurso.

La violencia, con el Presidente Peña Nieto, sigue imparable, implacable  y se encuentra alojada entre el miedo cerval y el terror ambiental que circunda a todos los círculos y cuadros sociales, las extorsiones, secuestros y los asesinatos que para no meterse en problemas las autoridades les llaman ajuste de cuentas, aunque el crimen en este país sabemos, es como el sol de mediodía “sólo basta salir a la banqueta y toparse con él”.

Los olvidos colectivos  tal vez se deban  la crisis de valores y pérdida de rasgos humanos o a la crisis económica, fenómenos estos que contagian la mente, la naturaleza del hombre abandonado que recurre al miedo y hasta la sumisión como único camino, frustrado y desprovisto hasta de su instinto natural de conservación, en donde el miedo como lo dice el genio escritor Kafka “tiene la angustiosa absurdidad de ser una sombra muy pesada que siempre hay que cargar consigo misma”.

Algo que va más allá del miedo a las balas, los asaltos, secuestros, extorsiones por parte de los criminales, es un temor que se ha convertido en la actual sociedad en tumor viral a todo lo catastrófico, a perder el trabajo, a no estudiar, a las deudas, a las enfermedades, a la vejez, a la soledad, a ser un mediocre y pasar desapercibido en la sociedad; temor a la miseria, a ser siempre el perdedor y otros cientos de miedos de los que miles de personas hasta seudo/religiosos se aprovechan con cursos, conferencias y otros métodos para elevar el llamado  autoestima, para quitar complejos y desaparecer temores.

Y como utopía estos cursos y personas que los desarrollan quitan el miedo, metiendo de por medio otro temor, cosa que con el modernismo y la tecnología galopante ya amontonados son tal vez el precio que se paga, sobre todo cuando va la salud mental de por medio, con el temor, terror y miedo como la nueva enfermedad que le llaman los todólogos  “el estrés”.

Sugerencias y comentarios: kinotre@hotmail.com      

 

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