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La televisión, peor que antes

Escribe: Fidencio Treviño Maldonado.-

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“Mal comienza la semana, para el que van ahorcar el lunes…” y si este refrán con el que empieza una novela rusa, no se entendido, pues hay otro que dice algo sobre el mismo tema “Ningún condenado duerme en la carreta que lo conduce al cadalso”. Esto llega a colación por la sarta de mentiras que envolvieron al país la ralea de empresarios de la industria de la televisión nacional y que confabulados con la SCT (Secretaria de Comunicaciones y Transportes) le vendieron al pueblo la idea de que la televisión era una prioridad para la nación, la modernidad y otras tantas miasmas, sobre la lenta muerte de la televisión antigua. Llega el apagón analógico y millones de personas tienen que comprar o una tele moderna o un aparatito receptor de señales de nombre decodificador, inclusive regresar a las antenas antiguas, mientras los comerciantes y voceros de las televisores se comprometen a reactivar con más calidad sus programas: /Una forma de ver televisión distinta/ Cambiamos para mejorar/ y la tonadita cada día se convertía en una fastidiosa retórica de que al cambiar al sistema analógico la imagen y sus recepción serán de alta definición, el pueblo tendría un entretenimiento sano, etc.

Sin embargo como dijo alguna vez el empresario Emilio Azcárraga, dueño del consorcio televisa “la televisión es para los jodidos” y al igual que el aire para respirar, la caja luminosa que no puede faltar en la cocina, la sala, comedor, dormitorio, restaurantes, oficinas, consultorios y hasta en el patio de los más de 25 millones de hogares en la república, viendo lo mismo, repeticiones y programas refritos o clonados, novelas de color de rosa, inclusive de otros países y rematando con un lenguaje o traducción malísima, les valió la Academia de la Lengua Española o Castellana y de paso, quitándole el trabajo a muchos mexicanos, en su mayoría estos refritos extranjeros con muchas escenas violentas, por aquello de prohibir los narcorridos, aludiendo a la apología de la violencia, de la que se quejan muchas organizaciones.

Noticias tamizadas con espacios aburridos del discurso lleno de egolatría de los gobernadores que puedan pagar su espacio, por decir y autoalabar sus obras. ¿Dónde están los canales que el gobierno prometió gratis, para esa gente  jodida a la que hizo alusión Azcarraga?, ¿quién adquirió las concesiones que ofertó la SCT a los ciudadanos a un precio módico de 2,000 millones de pesos cada una?

Mienten y seguirán mintiendo a la población y a la audiencia tanto las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones, como los dueños de la televisoras, la soberbia les colmó la cabeza y los bolsillos se llenaron de oro y el cambio de los nuevos programas en la tele que tanto se anunciaron no llegaron, ni tan siquiera tienen una pizca de cultura, los deportes aún son sostenidos por las diferentes marcas de bebidas alcohólicas de moderación y la repetición de películas y programas muy pasados en las diferentes empresas de tele por paga son el colmo, incluyendo canales de relleno que nadie se atreve a ver o aguantar un minuto.

La televisión en el país  no es necesaria mucho menos interesante ya no se diga educativa o formativa, salvo uno o dos canales como lo son el de la UNAM y el POLI que en algunos programas se atreven a dar espacios de cultura, de voz libre a jóvenes y gente madura y lanzan convocatorias para los diferentes frentes culturales universales, nacionales y regionales.

Lo que se ve no se juzga y en la actualidad no existe quien revise, sancione o inclusive cancele una televisora o radiofusora por cometer algún desaguisado a las buenas costumbres, que aunque parezca imposible aún existen estas buenas conciencias,  o castigar a quien cometas pifias, diga groserías entre palabras altisonantes y soeces.

Y aunque existen personas, como él que esto escribe que considera a cientos de programas de la caja luminosa como perniciosos y que sin ponerme una escafandra u halo de pureza veo en ocasiones películas del mimo Cantinflas, del Ídolo de México , de Pedro Armendáriz, Emilio “el Indio” Fernández, de Buñuel, del Piporro, esto tal vez por mi bajo nivel cultural, pero el pueblo no merece ser engañado tan vilmente en el México enigmático de ayer, de hoy, del porvenir, del siempre y del nunca, reflexiones que en este país resultan inútiles, con dudas entrampadas en el arte del olvido, porque así somos en este país, una vez pasado el enojo (coraje)  llega el olvido o quizá sea la conformidad, la indolencia y tomando nuestra idiosincrasia como marco referencial los jefes y sus bufones, han jugado desde siempre, más que con la sociedad; con la ignorancia, y que con su poderoso imán la televisión ha sido el conducto más influyente para mantener al pueblo en esa telaraña del nuevo oscurantismo universal.

Sugerencias y comentarios: kinotre@hotmail.com

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