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Paul y Lloyd Waner… los hermanos veneno

AQUELLOS TIEMPOS.-

Escribe: Miguel Ángel Genis Guzmán.-

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Lloyd Waner, Babe Ruth, Paul Waner and Lou Gehrig.

No son los únicos hermanos que han brillado en el beisbol de las Grandes Ligas y no vamos a meternos a reseñar las hazañas de todos los que llevando la misma sangre han escrito y siguen escribiendo grandes historias en este deporte, tal vez lo hagamos en próxima ocasión.

Pero si queremos dejar asentado que los Waner, Paul y Lloyd, son los únicos hermanos que ocupan un lugar de honor en el Salón de la Fama de Cooperstown y ambos por sus muy reconocidos méritos. Allí están sus conmemorativas placas, juntas, como cuando patrullaban los jardines de los Piratas de Pittsburgh en la gloriosa década de los treinta.

Paul nació el 16 de abril de 1903 en Harrah, Oklahoma y tres años después, el 16 de marzo de 1906, nació en el mismo lugar su hermano Lloyd a quienes los fanáticos de aquellos tiempos apodaron “los hermanos veneno”, porque enfrentarse a ellos era realmente correr el riesgo de sufrir un percance inesperado.

El primero en llegar a las grandes ligas fue Paul, el veneno mayor, quien brilló intensamente en el jardín derecho de los Piratas de Pittsburgh. Más tarde llegó a la Gran Carpa el veneno menor, jardinero central y j8untos llevaron a los Piratas a la serie mundial en 1927.

Ese año fue el mejor de la carrera de Paul que ganó el título de bateo con 380 puntos, lo que le valió que los cronistas del Rey de los Deportes lo nombraran el Jugador más valioso del beisbol.

El veneno mayor fue una estrella indiscutible de los “bucaneros de 1927 a 1940 Consistente y mañoso bateador que solía colocar sus batazos por donde nadie podía atraparlos. Tres veces obtuvo el campeonato de bateo de la Liga Nacional y en 14 ocasiones conectó arriba de 300 puntos de porcentaje. En ocho de ellas se destapó con 200 imparables o más.

Logró conectar 3 mil 152 hits durante su exitosa carrera, pasando a formar parte del selecto grupo de los grandiosos peloteros que alcanzan la cifra mágica de los 3000 imparables.

Cuando se retiró de los diamantes, dejó un porcentaje de por vida de 333, es decir, un imparable por cada tres veces que se paraba en el plato.

Conectó además 605 dobletes, 191 triples y 113 cuadrangulares, lo que da una idea de que además de consistencia, tenía poder y velocidad; de lo contrario no se podría haberse retirado dejando tan impresionantes números.

Lloyd Waner, el veneno menor, no obstante aparentar un físico poco impresionante, igual que su hermano Paul, pues apenas medían un metro con 71 centímetros y no pesaban más de 70 kilogramos, llegó a ser uno de los jugadores más completos de su tiempo.

Era un peligroso bateador de imparables, excelente jardinero central, magnífico corredor y poseía un potente y certero brazo. Jugó menos años que su hermano, pero fueron suficientes años para hacer juntos la mancuerna famosa de los hermanos veneno de la década de los treinta, quizá la más competidora y brillante época de toda la historia del beisbol.

El veneno menor dejó una marca en su temporada de novato, que todavía está vigente en las ligas mayores, al conectar 223 imparables para un porcentaje de 355 puntos. En 10 de sus primeras 132 temporadas bateó arriba de 300 y dejó porcentaje de 316 de por vida al retirarse.

Era un estupendo bateador de hits sencillos y es recordado por los viejos historiadores del Rey de los Deportes, como el jugador más rápido en recorrer la distancia de hom a la primera base en toda la historia de la Liga Nacional de beisbol.

Los hermanos veneno fueron a la serie mundial cubriendo los jardines de los Piratas de Pittsburgh en 1927. Ese año cayeron en cuatro juegos frente al que se consideraba el más grande equipo que ha existido, los poderosos Yanquis de Nueva York.

Paul, que había conquistado ese año el campeonato de bateo de la Liga Nacional, conectó tres imparables en el primer juego del clásico y logró porcentaje de 333 en los cuatro juegos. Lloyd bateó seis hits en 15 turnos para porcentaje de 400, pero eso no fue suficiente para ganar un solo juego a los poderosos “Bombarderos” del Bronx.

Fue el año en que Babe Ruth, a los 32 años de edad, conectó sus 60 bambinazos y Lou Gehrig, apenas en su tercera temporada en las mayores, otros 47 y produjo 175 carreras con lo que estableció una nueva e impresionante marca que parece imbatible.

Además los Yanquis tenían en sus filas ese año a grandiosos peloteros como Bob Meusel, Tony Lazzeri, Earle Combs, Waite Hoy y Herb Pennock, entre otros, casi todos ellos huéspedes del Salón de la Fama.

Paul ingresó al recinto sagrado de los inmortales del beisbol en 1952 y murió el 29 de agosto de 1965 en Sarasota, Florida. Lloyd dejó su nombre inscrito en la galería de Cooperstown en 1967 y murió el 22 de julio de 1982 en Oklahoma City. Cuando el último de los hermanos Waner hizo entrada al Salón de la Fama, un cronista escribió: “Se ha llenado de veneno el recinto sagrado, pero también se llena de orgullo al tener nuevamente juntos a dos excelentes competidores”.

 

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