Ciudad de México, 07 marzo 2020.- La Secretaría de Salud Federal confirmó anoche la existencia de cuatro casos de sarampión en la Ciudad de México. Se trata de una niña de ocho años, un menor de 10 años y dos adultos de 37 y 39 años de edad.
La Dirección General de Epidemiología precisó que ninguno de los cuatro pacientes estaba vacunado, y las fechas de inicio de la enfermedad oscilan entre el 22 y el 26 de febrero para los cuatro infectados.
Ayer por la mañana Olivia López Arellano, secretaria de Salud de la CdMx, informó sobre el caso de la niña de ocho años, el cual fue detectado en una clínica del IMSS en Álvaro Obregón.
A pesar de que la funcionaria asegura que con el cambio de gobierno hubo grandes mejoras en la cobertura vacunal, la realidad es otra. Si bien ella asegura que del 2010 al 2018 permaneció una crisis de vacunación, los datos reportados por la Secretaría de Salud son completamente contrarios: México tuvo uno de los mejores sistemas de vacunación en el mundo entre los años de 1990 y 2018.
Este brote de sarampión prende los focos rojos de lo que es la Salud Pública en el país. Aunado a la posible epidemia del Coronavirus, el desabasto de medicinas y la moderna ideología antivacunas se unen a lo que podría ser un desastre pandémico, pues el sarampión se caracteriza por ser una enfermedad infecciosa que se disemina fácilmente de persona a persona y es gravemente peligrosa en niños menores de 6 años.
Además, cabe destacar que en el país, a causa del grave desabasto de medicamentos ocasionada por las políticas de la 4T, las Vacunas Triple Viral se ausentan hoy las clínicas de carácter social de todo el país.
Para antes del 2018, no existían brotes en ninguno de los lugares ahora marcados como posibles focos de infección.
Aquí te presentamos las características y especificacones de la enfermedad, segín la Organización Mundial de la Salud.
Poblaciones en riesgo
Los niños pequeños no vacunados son quienes corren mayor riesgo de sufrir el sarampión y sus complicaciones, entre ellas la muerte. Las mujeres embarazadas sin vacunar también constituyen un importante grupo de riesgo. Sin embargo, puede infectarse cualquier persona que no esté inmunizada (es decir, que no haya sido vacunada y no haya sufrido la enfermedad).
El sarampión sigue siendo frecuente en muchos países en desarrollo, sobre todo en algunas zonas de África, Asia. La abrumadora mayoría (más del 95%) de las muertes se registran en países con bajos ingresos per cápita e infraestructura sanitaria deficiente.
Los brotes de sarampión pueden ser especialmente mortales en países que estén sufriendo desastres naturales o conflictos, o recuperándose de ellos. Los daños a la infraestructura sanitaria y a los servicios de salud interrumpen la inmunización sistemática, y el hacinamiento en los campamentos de refugiados y desplazados internos aumenta mucho el riesgo de infección.
Datos y cifras
- Aunque existe una vacuna segura y económica, en 2017 la enfermedad causó 110 000 defunciones en todo el mundo, la mayoría entre niños menores de cinco años.
- Entre 2000 y 2017, la vacunación contra el sarampión disminuyó la cifra de defunciones en un 80% en todo el mundo.
- En 2017, alrededor del 85% de los infantes recibieron una dosis de vacuna contra el sarampión antes de su primer cumpleaños, a través del sistema común de salud – con respecto al 72% en el año 2000.
- Se estima que entre 2000 y 2017, la vacuna contra el sarampión evitó unos 21,1 millones de muertes, lo que la convierte en una de las mejores inversiones en salud pública.
El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y grave causada por un virus. Antes de que la vacuna se introdujera en 1963 y se generalizara su uso, cada 2-3 años se registraban importantes epidemias de sarampión que llegaban a causar cerca de dos millones de muertes al año.
Se calcula que en 2017 murieron 110 000 personas por esta causa, la mayoría de ellas menores de 5 años y a pesar de existir vacunas seguras y eficaces.
El sarampión es causado por un virus de la familia de los paramixovirus y normalmente se suele transmitir a través del contacto directo y del aire. El virus infecta el tracto respiratorio y se extiende al resto del organismo. Se trata de una enfermedad humana que no afecta a los animales.
La intensificación de las actividades de vacunación ha influido de forma decisiva en la reducción de las muertes por sarampión. Se estima que entre 2000 y 2017 la vacuna contra el sarampión evitó 21,1 millones de muertes. A nivel mundial, las defunciones por sarampión han descendido un 80%, pasando de 545 000 en el año 2000 a 110 000 en 2017.
Transmisión
El virus del sarampión es muy contagioso y se propaga por la tos y los estornudos, el contacto personal íntimo o el contacto directo con secreciones nasales o faríngeas infectadas.
El virus presente en el aire o sobre superficies infectadas sigue siendo activo y contagioso durante periodos de hasta 2 horas, y puede ser transmitido por un individuo infectado desde 4 días antes hasta 4 días después de la aparición del exantema.
El sarampión puede producir epidemias que causan muchas muertes, especialmente entre los niños pequeños malnutridos. En países donde el sarampión ha sido prácticamente eliminado, los casos importados de otros países siguen siendo una importante fuente de infección.
Tratamiento
No existe ningún tratamiento antiviral específico contra el virus del sarampión.
Las complicaciones graves del sarampión pueden reducirse con un tratamiento de apoyo que garantice una buena nutrición, una ingesta suficiente de líquidos y el tratamiento de la deshidratación con las soluciones de rehidratación oral recomendadas por la OMS (para reponer los líquidos y otros elementos esenciales que se pierdan con la diarrea o los vómitos). Se deben prescribir antibióticos para tratar la neumonía y las infecciones de los oídos y los ojos.
Todos los niños diagnosticados de sarampión deben recibir dos dosis de suplementos de vitamina A con un intervalo de 24 horas entre ambas. Este tratamiento es eficaz para restaurar los niveles de vitamina A, que durante la enfermedad suelen ser bajos incluso en los niños bien nutridos, y puede ayudar a prevenir las lesiones oculares y la ceguera. Además, se ha demostrado que los suplementos de vitamina A también reducen la mortalidad por sarampión.
Prevención
La vacunación sistemática de los niños contra el sarampión, combinada con campañas de inmunización masiva en países con elevada incidencia y mortalidad son estrategias de salud pública fundamentales para reducir la mortalidad mundial por sarampión. La vacuna contra el sarampión, que se viene utilizando desde hace más de 50 años, es segura, eficaz y barata. Inmunizar a un niño contra el sarampión cuesta aproximadamente menos de US$ 1.
La vacuna contra el sarampión suele juntarse con las vacunas contra la rubéola y/o la parotiditis. Su eficacia es similar tanto si se administra aisladamente como si se combina con estas vacunas. Añadir la vacuna contra la rubéola a la vacuna contra el sarampión no supone más que un pequeño incremento en el costo y permite compartir los gastos de vacunación y administración.
En 2017, aproximadamente un 85% de la población infantil mundial recibió a través de los servicios de salud habituales una dosis de vacuna contra el sarampión antes de cumplir un año de vida. En 2000, ese porcentaje fue del 72%. Para garantizar la inmunidad y prevenir posibles brotes, se recomiendan dos dosis de la vacuna, puesto que aproximadamente un 15% de los niños no adquieren inmunidad con la primera dosis. En 2017, el 67% de los niños recibieron la segunda dosis de la vacuna contra el sarampión.
De la cifra estimada de 20,8 millones de lactantes no vacunados sistemáticamente con al menos una dosis de la vacuna contra el sarampión en 2017, aproximadamente 8,1 millones se encontraban en 3 países: India, Nigeria y Pakistán.
Te urge un diccionario para que sepas entender lo que significa pandemia. No seas bruto.