*** La matanza de Allende y la destrucción terrorista en Cuatrociénegas, deben castigarse y no permitirse, ¡NUNCA MÁS!.-
*** …en Coahuila los asuntos entre particulares se pueden arreglar con armas largas y destruyendo patrimonio particular, de gobierno y de la iglesia
Lo acontecido y los porqués, en el infamemente desaparecido Ejido Gabino Vázquez, en el “Pueblo Mágico” de Cuatrociénegas de Carranza (o Mágico Pueblo, donde puede suceder todo, en aras de su subsuelo mágico). No lo sabremos nunca. Pero ¿de qué admirarnos?, es la constante en la “nueva forma de gobernar”.
Lo único cierto y conocido es que había un Ejido, poblado por doscientas cincuenta ejidatarios, con derechos, y fue destruido por un grupo de gente armada, y desalmada, que fue enviada a cumplir una misión guerrillera. Y las preguntas obligadas ¿por qué destruir la iglesia, llenar de piedras el pozo de agua, derruir la escuela, y pasar por encima de las casas y de la dignidad humana de cuantos vivían ahí; “si era un litigio de tierras”?
“Fue un asunto entre particulares”, declaró el abogado que aun gobierna este estado sin derecho.
No he escuchado al gobernador o a alguna autoridad judicial o de procuración de justicia, o de gobierno, que aclare si en Coahuila los asuntos entre particulares se pueden arreglar con armas largas y destruyendo patrimonio particular, de gobierno y de la iglesia. Si los recursos naturales, como el agua pura de un pozo, pueden ser dañados en aras de asuntos entre particulares.
Estamos fritos en Coahuila con una sociedad que se cobra sus “derechos presumidos”, con armas y destruyendo. Y con una autoridad que es testigo, tan fiel, que argumenta que son hechos naturales. Pero resulta que no toda la prensa es pagada, que no toda la prensa está reprimida o amenazada. En medios nacionales y en programas televisivos reconocidos por su denuncia social, aparecen las imágenes alarmantes de los hechos indignantes. Estos videos se repitieron en las redes sociales. Luego, el gobierno estatal, tarde y tibio, finge actuar.
Trata de culpar al Secretario de Gestión Urbana y Territorial del Estado, quien, de inmediato y si avalar sacrificios políticos, se deslinda con una carta contundente que corre como reguero en la redes sociales. Amén de la quemada al funcionario, no resuelve el “teatro de las culpas”, nada. Entonces, en un segundo acto de la obra, se culpa a un Regidor de Cuatrociénegas. Se le obliga a dimitir (pedir licencia, los cargos de elección popular no se renuncian), y se le señala como el “monstruo manipulador”, que con su poder omnipresente de Regidor de un pueblo de 15 mil habitantes, de los cuales, la mitad anda en los ranchos o en el otro lado), fue el artífice del atentado terrorista.
Ya hay antecedentes recientes de terrorismo. Pero el de Allende Coahuila, hace cinco años, no fue perpetuado por esbirros policiacos y de empresarios asociados con el poder estatal (como ahora) sino nada más y nada menos que por “brazos largos del crimen, amadrinados por policía estatal”. Ya se ordenó al Secretario Técnico incluir en la agenda del año próximo: Un monumento al caído en Cuatrociénegas (con ofrendas y ojos enjugando lágrimas de cocodrilo político, que no de dinosaurio) y la inauguración de una Planta Automotriz, que de empleo (a doscientos técnicos, si los hallan) al afligido y “jodido pueblo, de Carranza”.
Pero ¿y el pueblo de Ciénegas, ha dado motivos para ser tratado de tonto, por el gobierno? ¿Quién? y ¿cuándo?, anuncia la reconstrucción inmediata del Ejido ¿Cuándo, las sanciones ejemplares a los empresarios y sus socios y los pagados actores materiales, con el propósito de no alentar los cobros de cuentas “de asuntos entre particulares”, ejecutados con armas y madrinas? ¿Cuándo se informa quienes se saborearon las más de 90 mil hectáreas, ricas en mineral y energéticos subterráneos, y las tomaron por la fuerza?
Hechos despreciables y sociedades desde el gobierno para apoderarse de la riqueza nacional y del patrimonio de los desprotegidos, abalando violaciones a la ley y a los derechos humanos y a toda forma pacífica de arreglar controversias, y sobre todo, cualquier asomo de terrorismo en la vida de Coahuila, no deben solaparse. Somos pacíficos en esta tierra y exigimos respeto. ¿Qué no nos asusta ver por la ventana digital las evidencias del odio y la sangre inocente derramada: por disputas políticas, de tierra, subsuelo y religión; más allá del océano? Pensemos en LA FAMILIA (padres, hermanos, hijos y nietos), no solo en los negocios.
La matanza de Allende y la destrucción terrorista en Cuatrociénegas, deben castigarse y no permitirse, ¡NUNCA MÁS!
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