«Que le baje de güevos a sus escritos», le manda decir el Lic. David Aguillón

*** … y que deje en paz a los funcionarios públicos, y que si quiere se arregla por las buenas o usted verá, ¿así que como la ve,  profesor?.-

Hace años principié lo que aun no he terminado de comenzar a escribir, nunca lo he creído ni por mi mente pasa ser un mediano editorialista u articulista y, lo confieso, soy mediocre en los vastos círculos, rincones y cuadraturas que se tiene el ser articulista u editorialista, tampoco cuento como propiedad de ningún periódico a excepción de cada año cuando puedo sacar «EL DIVISADERO» Un triste, escuálido, flaco y desmemoriado periódico sobre los aconteceres de mi rancho, son 8 páginas y su edición es apenas para unas 100 personas.

Total, cuento lo anterior para que sepan un poco de mi corta e inútil labor periodística. (mi profesión, sin título y vocación gratuita es leer…)

En 1998, la señora Olga de Juambelz y Horcasitas me invita a colaborar en su periódico «El Siglo de Torreón» y hasta la fecha lo sigo haciendo, cuando inicia el periódico la Prensa de Monclova (2007) me dan oportunidad de escribir y mandar algunos artículos, hasta ahí más o menos bien, pero de pronto me pararon en seco, también me pasó en El Zócalo de Monclova, en donde a Abdel Robles,  amigo y director editorialista del Zócalo, también lo botaron,  en el Tiempo de Coahuila y en otros en donde colaboré, pasé por Noticias o el Sol de la Laguna, gracias al Gordo Adame, pero pues fueron efímeras mis participaciones, esto  sin paga, y sucedió lo mismo pronto me echaron fuera, de pronto que sucede algo inédito, suponiendo que mis escritos llegaran por alguna revista o diario al recinto de los H. H. Legisladores en Coahuila, es decir al Congreso Local y algunas oficinas públicas de palacio de gobierno en Saltillo  ¿O quién sabe en dónde?

El caso es que de pronto me mandan llamar de la Secretaria de Comunicación Social de Saltillo, (2002 ) de parte de un tal Licenciado David Agullión Rosales. ¡Bueno!, –me dije  tal vez ya me van a editar un libro– (porque a estas alturas no se piensa, sólo se cree) y que raudo de la aldea lagunera me dirigí al palacio de Gobierno  en Saltillo, Capital y,  por horas estuve buscando quien me atendiera, hasta que al fin en una oficina de Comunicación me dijeron que esperara , “al ratito lo atienden”. El ratito se convirtió en un tiempote de dos horas y al fin salieron dos tipos, uno con saco y sin corbata y el otro con corbata, pero en camisa y usaba lentes.

En el vestíbulo me encontraba solo, estaba ya desesperado sin siquiera una secretaria o algún mozo, nadie.

 –¿Es usted el profesor Fidencio Treviño Maldonado? -me preguntó el de camisa con corbata, el más alto y delgado de la pareja.

–Si ese soy yo, ¿Por qué y a qué se debe que me citaron? –pregunté.

 –¿Usted escribe en Sincensura, en el Siglo, en el Diario de Saltillo, Sin Censura  y otras periódicos y revistas?

— Si pero ahorita no recuerdo en cuales. –Seguía creyendo que era una entrevista para algo muy importante y bueno.

La pareja se dijo lo que para mí solo fue un siseo de voces apagadas, el del traje el más rechoncho y morenito de los dos era quien más hablaba sin embargo, yo no podía escuchar su comentario, de pronto y a boca de jarro me dijo uno 

–Mire señor Treviño, dice el Licenciado, David Aguillón que ya le baje de güevos a sus escritos y que deje en paz a los funcionarios públicos, y que si quiere se arregla por las buenas o usted verá, ¿así que como la ve,  profesor ?

“Esto ya valió madres” –me dije y de por sí no había ni almorzado y ya era tiempo de la comida, ni agua había tomado, por lo que la boca la tenía más seca que el cerebro de un político, no dije nada.

–¿Qué dice Profesor Treviño? ¿Qué le decimos al Licenciado David Agullón, usted dice…?

La o las preguntas de la pareja hacia mí, me dejaron apendejado.

 –No pues dígale al licenciado que está bien, sólo que pues la verdad , pensé que la cita era para otra cosa, –Les contesté.

Ni siquiera sabía quién era el mentado Licenciado David Aguillón Rosales, mucho menos preguntar los nombres de esos dos tipos, guaruras, ayudantes.

–Mire profesor, nos dice el Licenciado David Agullòn, que consiga un RFC y no se dará por mal servido cada mes, de otra manera pues usted sabe, así que está avisado y estamos para servirle y en esta misma oficina nos puede encontrar. ¿Cómo la ve profesor?

–No pues bien, ¿ya me puedo retirar?

–Si y ya sabe el consejo o asunto es que ya le baje de güevos a sus escritos. 

Pues bajé y los escalones se me hacían más largos que los de la pirámide de Chichenitza, interminables, hasta la sed y el hambre se me calmaron y,  aunque no quería,  volteaba para atrás hasta que llegué a mi coche en donde me esperaba Roberto Reyes, quien y qué bueno que me acompañó y que desde luego no le platique (hasta  ahora que lo quise publicar).

Esa tarde noche no tomé la carretera Saltillo-Torreón, agarré la Saltillo /Monclova y hasta, por el rumbo de  Mina, Nuevo León,  me aventé un taco. Después tomé la carretera Monclova-Cuatrociénegas y de ahí a Matamoros.

Esto se sigue dando en el país, en los diferentes Estados, y nadie ni un ciudadano común o un periodista duda de que lo de la LIBRE EXPRESIÓN y la llamada Transparencia al menos en México es pura fantasía y sigue el mismo slogan que conmigo usaron esos dos ayudantes del Licenciado Aguillón Rosales o de quien sabe quien, el caso es que los periodistas «MAICEADOS » están al lado de los polÍticos, mientras los que aun seguimos echándole güevos a nuestra pobre manera de la libre expresión escrita, pues estamos expuestos a eso: ser objeto de que cualquier persona, mandada o no, te arrime una chinga o como los más de 100 periodistas desaparecidos o muertos en el país. 

Aclaración: al señor David Aguillón Rosales no lo conozco, ni siquiera lo he saludado, sin embargo en su tiempo (no se ahora) fue un hombre y servidor público, inclusive jefe del partido Tricolor en Coahuila y pues para llegar a ese puesto es que el señor tiene su jerarquía o la tuvo y por lo tanto no está libre del escrutinio de los ciudadanos, es decir es pagado por el pueblo y por lo que debe responder de sus actos al pueblo.  

Así se las gastan o se las siguen gastando nuestras autoridades y funcionarios. Comentarios y sugerencias kinotre@hotmail.com